El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Ya sea a través del amigo, que conscientemente nos aguza, o sea a través del prójimo, que inconscientemente lo hace, necesitamos dar con la horma de nuestro zapato.
Hay pocas cosas más preciosas que una buena conciencia, dado que no teme ser puesta en evidencia, porque nada tiene que esconder, nada que ocultar.
Verdaderamente andar según lo que se nos quiera vender en cada momento es cosa de locos.
La paz de saber que el mal no tiene la hegemonía debe ser en los tiempos actuales, como lo fue en los anteriores, fuente de fortaleza para el cristiano.
Velar a las puertas, es sinónimo de estar alerta, vigilante y preparado, con el ansia de recibir la verdad.
Se hace preciso que los padres cristianos tengan claro qué es lo que van a hacer con sus hijos, para que, hasta donde llega su responsabilidad, puedan tener la conciencia tranquila de que hicieron lo que debían.
Tener autoridad va ligado al honor y el honor tiene que ver con la distinción que alguien merece, a causa de su limpio proceder.
Hay una generación de fatuos que tienen mucho poder y sus demenciales decisiones pueden salirnos muy caras a todos.
Los traidores no escaparán de las consecuencias de su traición. Por contra, es la justicia, el recto proceder, lo que les libra a los que se mantienen firmes en ella.
Las ventajas y beneficios que se obtienen por medio de la mentira, a la corta, hacen que sea un recurso bien extendido en este mundo.
Lo poco, con justicia es mucho, por el valor de la justicia. Lo mucho, sin justicia es nada, por la falta de justicia.
Sí, el abatimiento y el desánimo son compañeros frecuentes de viaje del cristiano porque en el mundo va a tener una determinada clase de aflicción que el que no es cristiano nunca conocerá.
El pecado inevitablemente va a hacer acto de presencia en el discurso, estando la proporción numérica del pecado en relación directa al número de palabras dichas.
La dádiva es fruto de la gracia, resultado de la voluntad de Dios de querer impartir ese trío de magníficos presentes que son la sabiduría, el conocimiento y la inteligencia.
Es Dios quien pone al justo y al impío en su sitio. No son los hombres los que deciden, ni los que tienen la última palabra.
Es sabido que los agricultores usan los canales de irrigación para lograr que el agua vaya por donde ellos quieren y riegue las partes que más les interesan. Esta ilustración sirve para explicar cómo Dios puede mover la voluntad de los reyes.
Si existe algo así como el negacionismo, quiere decir que, por lógica, debe existir algo así como el aseveracionismo, esto es, la aseveración de lo que el negacionismo niega.
Alguien que ha andado por la senda estrecha no está exento de ser asaltado por las dudas y los temores.
¿Cómo puede lo grato servir de prueba? ¿Cómo lo amable va a ser medio de examen?
El mensajero fiel, literalmente ‘de fidelidades’, comunica fielmente el fiel mensaje que se le ha encomendado, cuyo resultado es sanador.
Aquello en lo que nos estamos convirtiendo determinará nuestra capacidad de lidiar con las crisis en Europa.
Cuando se rompe una barrera, es fácil romper una segunda y todavía más fácil romper otra, resultando facilísimo romper la cuarta y todas las que hagan falta.
En esta exaltación del asombroso descubrimiento no deja de latir la vieja pretensión de que hemos superado a Dios.
¿De dónde vendrá, entonces, la misericordia, la compasión, para el que ha transgredido y reconoce su falta? Si de los hombres no viene ¿de dónde procederá?
La cordura, en el sentido más pleno del término, no es un asunto que concierne al cerebro sino que tiene que ver con el asiento interno de la personalidad del ser humano.
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