Catorce años con Unamuno

Catorce años atrás, el 17 de noviembre 2006, Protestante Digital instituyó un Premio literario en honor de Unamuno. En su primera edición le fue entregado a Henar Corbi, por entonces vocal asesora de la Dirección General de Asuntos Religiosos. El acto tuvo lugar en el Hotel Puerta de Toledo, en Madrid.

¿Por qué Unamuno? El gran pensador vasco, Rector en la Universidad de Salamanca, actualizado ahora en la película Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar, está considerado mundialmente como uno de los grandes pensadores del siglo XX. Su interminable preocupación por el tema religioso está presente en los ocho gruesos tomos de sus Obras Completas publicadas en 1966 en Madrid por la Editorial Escelicer.

Sobre el sentimiento religioso de Unamuno y su concepción agónica del Cristianismo se han escrito numerosos volúmenes. Los autores coinciden en señalar la obsesión, casi pesadilla del formidable filósofo vasco por todo lo relacionado con el mundo de la religión. Uno de sus mejores biógrafos, Julián Marías, dice: “La obra entera de Unamuno está inmersa en un ambiente religioso; cualquier tema acaba en él por mostrar sus raíces religiosas o culminar en una última referencia a Dios. Las lecturas de Unamuno, sobre todo las más vivas en él, aquellas que afloran con más frecuencia y más autenticidad en sus escritos, son predominantemente filosóficas y religiosas”.

Aunque nominalmente católico, no fue ajeno al protestantismo, que conoció a través de la literatura y en la vida práctica.

Según afirma María José Albella, es a partir de 1895 cuando Unamuno inicia sus lecturas de autores protestantes. Le interesan especialmente los que él denomina “la izquierda protestante alemana”, encabezada por el filósofo Arturo Schopenhauer, con cuyo pensamiento se identifica Unamuno en su amplia creación literaria. José Luis López Aranguren, filósofo católico, habla de un intento de Unamuno por llevar a cabo en España una reforma religiosa similar a la de Lutero en Alemania. Unamuno no lo niega. Conocía al detalle los acontecimientos históricos que dieron lugar a la Reforma religiosa, social y política del siglo XVI y las consecuencias que de ella derivaron.

En carta a Pedro de Múgica fechada en Salamanca el 2 de diciembre 1903, le dice: “Desde hace algún tiempo, desde que pasé cierta crisis de conciencia, se va formando en mí una profundísima persuasión de que soy un instrumento para contribuir a la renovación espiritual de España”.

Por aquellas mismas fechas responde por carta a Jiménez Ilundacín, quien le había escrito una anterior: “Lo del protestantismo no le parece a usted una solución eficaz y posible para España. Yo creo que es acaso la única que puede salvarnos del irreligiosismo y de la indiferencia y del olvido de la otra vida”.

Otra muestra de su acercamiento al protestantismo fue su relación con pastores protestantes en España. En su libro El Reformador Unamuno y los protestantes españoles, el doctor en Filología Románica Patrocinio Ríos detalla contactos que Unamuno mantuvo con estos pastores protestantes en nuestro país: Pedro Sala y Villaret, Patrocinio Gómez, Carlos Araujo, Adolfo Araujo, Fernando Cabrera, el alemán instalado en España, Federico Fliedner y otros.

En la película de Almenábar, Mientras dure la guerra, el realizador incluye diversos planos en los que aparece una mujer intercediendo a favor de su marido encarcelado. Este era el pastor protestante Atilano Coco Martín. Amigo de Unamuno, el pastor fue detenido y encarcelado en Salamanca el 1 de agosto 1936. Con lágrimas en los ojos la esposa del pastor pidió a Unamuno que gestionara su liberación. Este hizo cuanto pudo para lograrlo, pero no tuvo éxito. Atilano Coco fue fusilado el 9 de noviembre 1936, acusado de pertenecer a la masonería. Cuatro días después Unamuno escribe en estos términos a Quintín de la Torre: “Han asesinado, sin formación de causa, a dos catedráticos amigos míos. También al pastor protestante. A mí no me han asesinado todavía estas bestias al servicio del monstruo”.

Se ha dicho, y Almenábar así lo refleja, que el discurso con el que Unamuno se enfrentó al general Millán Astray en la Universidad de Salamanca el 5 de diciembre 1936 fue improvisado con notas garabateadas por don Miguel en el sobre de una carta que le había entregado la esposa del pastor asesinado. 

En los últimos años han aparecido tres libros que relacionan a Unamuno con el protestantismo: Miguel de Unamuno y el protestantismo liberal alemán, de José María Martínez Barrera. Unamuno y los protestantes alemanes, de Nelson R. Arriger y el ya mencionado El Reformador Unamuno y los protestantes españoles, de Patrocinio Ríos.

En la última página de su libro Ríos concluye con estas palabras: “Unamuno, pese a esa independencia y a esa crítica hacia el protestante español, compartió con él el sacerdocio universal del creyente, aunque sin identificación confesional ni vinculación formal alguna, porque en realidad el pensamiento religioso de Unamuno se sitúa en el estrato de un Cristianismo supradenominacional que no le ligaba formalmente ni con protestantes ni con católicos”.

La próxima versión del Premio Unamuno tendrá lugar el 20 de enero a las dos menos cuarto de la tarde, en una sala del madrileño Café Gijón, de gran tradición literaria. Este año el Premio le será entregado a José Luis Villacañas, catedrático de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. Villacañas ha escrito mucho sobre la Reforma del siglo XVI y del protestantismo que surgió como consecuencia.