El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Tenemos que volver al realismo de la Escritura y hablar el lenguaje de un mundo que no entiende nuestra jerga, sospecha de nuestras motivaciones y desprecia nuestro estilo de vida, escribe José de Segovia en el prólogo.
Se introduce al lector en el ambiente cultural, político, social y religioso del siglo I, en el cual tiene lugar la eclosión del cristianismo, la expansión misionera y la fundación de las iglesias que van tachonando la geografía del Imperio Romano.
El Salterio, en su conjunto, respira alabanza. Esta se hace más patente a partir del Sal. 92 y predomina a medida que se aproxima al final. Los seis últimos salmos se resumen en una sola palabra: «¡Aleluya!».
Futuro legislador y libertador de los israelitas en Egipto, de acuerdo con las narraciones bíblicas, se produce en un ambiente de persecución política, crisis económica y opresión social.
Dependemos de valores a los que la revolución de Jesús (también conocida como “cristianismo”) ha dado forma de manera profunda y distintiva. Estos valores están tan extendidos que los consideramos universales, obvios y naturales.
La estrecha relación entre el tercer evangelio y Hechos es evidente por tres razones: la referencia a un tratado anterior, el personaje al que van dedicados y el tema con que Lucas cierra el primero de sus escritos.
Cuando los cristianos eran encarcelados a causa de su fe, la apología era la defensa de su causa en el proceso judicial. A veces, esta defensa se convertía en una posibilidad para dar testimonio público de su fe.
La mayoría de los occidentales disfrutamos de casas en las que vivir, comida que comer y Netflix, pero parece faltar algo. Ha de haber alguna cosa más en la vida que simplemente no morir. Pero, ¿qué es?
Dios es el único Soberano absoluto del universo por derecho de creación. De ahí la estrecha dependencia de todo lo creado con respecto al Creador.
Juan el Bautista entendió que es menester vivir según lo que Dios ha dispuesto y no lo que los seres humanos hemos propuesto.
Si consideramos el corazón del evangelio, el libro de Proverbios nos recuerda que Dios no nos ha dejado solos para que dirijamos nuestra vida como podamos.
Los doce profetas menores solo son menores en comparación con los libros de Isaías, Jeremías y Ezequiel y no a causa de un mensaje o una teología inferior.
El poder de magnificar a Cristo al tiempo que demostramos y declaramos el evangelio a todas las naciones procede de una relación constante con el Jesucristo que vive y gobierna.
Daniel siguió siendo fiel a Dios en territorio extranjero y el rey le dio un cargo importante, pero en la corte había quienes estaban celosos y le tendieron una trampa.
En el mundo de Jesús, encontramos una visión del amor que es mucho más profunda de lo que nuestros corazones pueden soportar ahora y una intimidad más real que la que nuestros débiles cuerpos han podido experimentar nunca.
Sea largo o corto, nuestra responsabilidad como expositores es abrir el texto de tal manera que hable su mensaje de manera clara, simple, precisa, relevante, sin añadir algo, sin quitar algo o falsificar algo.
Podemos distinguir varios grupos de aquel tiempo cuyas enseñanzas erróneas podían haber estado en el punto de mira de Juan.
Habrá traidores como Judas y creyentes débiles como Pedro. Sin embargo, Jesús expone una serie de consideraciones que ayudarán a los suyos a seguir adelante.
La comunicación de Jesús fue extraordinariamente efectiva. La hermosura, sencillez y profundidad de su mensaje llegó a los corazones de todas las personas que lo escucharon.
La confianza de Pablo se muestra de cuatro formas distintas, cualidades de líder que nos conviene imitar si quisiéramos tener una influencia positiva en la vida de los que están cerca de nosotros.
Deja que la Palabra de Dios te moldee. No es suficiente con “rumiar” el pensamiento del día, hay que aplicarlo a la vida diaria.
La esencia de la religión cristiana consiste en la realidad de que, lo que el Padre ha creado —que el pecado ha arruinado—, queda restaurado en la muerte del Hijo de Dios y recreado por la gracia del Espíritu Santo formando un reino de Dios.
En la edificación de la casa de Dios que es la iglesia del Dios viviente podemos contribuir dando de nuestro tiempo, esfuerzo o dinero.
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