El tweet de Dios sobre la diferencia entre andar confiado y quedar pillado

La afirmación de que el mal refrenda al bien parece un disparate, pero en realidad es una verdad confirmada por los hechos, pudiendo decirse que no hay nada que ratifique al bien tanto como el mal. En efecto, aunque el mal anda en sus propios caminos y pensamientos, deleitándose en ellos y festejando sus ventajas, en última instancia, cuando es sometido a escrutinio, desea recibir la aprobación que es propia del bien, con lo cual testifica de la grandeza moral intrínseca que tiene lo bueno, ya que quiere que le sea atribuida. 

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Se trata de una contradicción y una incoherencia, porque lo lógico es que se esté dispuesto a recibir según sea la propia naturaleza y así que el mal obtenga el oprobio y la condenación que merece y el bien el honor y la gloria que le son debidos. Pero si el mal procura, por todos los medios, obtener honor y gloria, es porque está reconociendo el valor perdurable que el bien tiene. Y aunque momentáneamente se ríe y hace sarcasmo del bien, cuando llega el momento de la prueba busca desesperadamente sus frutos. De ese modo se convierte, contra su voluntad, en el principal testigo y corroborador del bien.

Pero, ¿de dónde surge este testimonio que confiesa, incluso sin quererlo, la valía de lo bueno? ¿Cómo es que está grabado de manera tan indeleble en la conciencia humana? ¿Por qué ha existido y persiste, independientemente de tiempo y lugar? La respuesta es que esa huella en la conciencia debe tener un origen que no es humano ni producto de ninguna evolución, porque lo inferior no puede generar lo superior, del mismo modo que lo material no puede producir lo espiritual. De ahí se deduce que el registro moral que llevamos dentro nos lo ha puesto el Creador, al dotarnos de unas facultades que los demás seres no tienen. De esa conciencia es imposible despojarse, pues por más que se quiera destruir y se pueda deformar, siempre seguirá testimoniando sobre lo que está bien y lo que está mal.

En geometría las líneas paralelas son, por definición, aquellas que nunca se pueden entrecruzar. Pueden estar más o menos separadas la una de la otra, pero nunca se juntan. Lo mismo ocurre en el universo moral, donde el bien y el mal han quedado separados desde su origen, porque así lo ha establecido quien impuso esa ley inmutable.

Mas además de constatarse la diferencia radical entre el bien y el mal, también hay una diferencia esencial en cuanto a los frutos que se cosechan del uno y del otro. Por eso hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘El que camina en integridad anda confiado; mas el que pervierte sus caminos será quebrantado.’ (Proverbios 10:9). La primera parte del texto remite a la condición de buena conciencia que experimenta el que anda rectamente, la cual se traduce en seguridad, siendo un bien inestimable, por la paz y tranquilidad que produce en quien la tiene. Hay pocas cosas más preciosas que una buena conciencia, dado que no teme ser puesta en evidencia, porque nada tiene que esconder, nada que ocultar. Por eso infunde una confianza plena allí donde se aloja, que no va a ser sacudida, porque la luz y la verdad que la fundamentan tienen amplia base de sustentación. 

La confianza es lo contrario de temor e inseguridad, que son las amenazas que se ciernen cuando no se anda en rectitud, pues el que tuerce sus caminos acabará siendo descubierto, por más que intente disimular su desvío. Aunque en la segunda parte del pasaje que habla sobre el que pervierte sus caminos la traducción dice ‘será quebrantado’, debido a una variante del texto, hay otra variante que permite traducirla como ‘será descubierto’, es decir, será pillado. No obstante, ambas traducciones están relacionadas, pues el que es descubierto y pillado acaba siendo quebrantado, pues el que tuerce su camino lo hace basándose en la mentira, cuyo fundamento está podrido y sobre el cual nada se sostiene.

Aquel varón que fue vendido como esclavo en Egipto, siendo sometido a la tentación y sufriendo la calumnia como consecuencia de haberla vencido, pudo, no obstante, quedar confiado, porque se mantuvo en integridad. Sin importar lo que otros pensaran de él, su conciencia le daba testimonio de haber andado en la luz y en la verdad, por lo cual triunfó en medio de la adversidad.

Por contra, sus hermanos, que torcieron sus caminos y quisieron esconder su delito, haciendo creer a su padre que eran inocentes del mismo, llegado el momento fueron puestos en evidencia pública, acusándolos sus conciencias incluso muchos años después de que hubieran ocurrido los hechos, porque el paso del tiempo no tiene el poder de cambiar lo malo en bueno. Así es como quedaron descubiertos y fueron pillados.

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La vigencia de este tweet de Dios no sólo se hizo manifiesta en la tierra de Egipto hace 3.700 años, sino también ahora, que estamos en la época de internet y de la inteligencia artificial.

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