El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Hemos reemplazado lo vivo por la imagen, y el amor hacia uno mismo se ha convertido en el amor hacia la propia imagen.
Me pregunto, ¿en qué medida hoy, las calzadas y autopistas construidas en el presente son de ayuda en el trabajo de expansión del evangelio y la plantación de más congregaciones, especialmente allí donde todavía no hay presencia Evangélica protestante?
El verdadero amor no es sólo un amor sentido, sino que es, además, un amor pensado, hablado y vivido.
La ética y la enseñanza fariseas se impone por lo civil o por lo criminal. La ética y la enseñanza de Jesús son una invitación que seduce y fascina.
En el pardigma docente del Maestro, tanto las personas como él mismo, aprendían juntos desde la autoridad incontestable de un modelo que brotaba de la coherencia.
Me gustaría resaltar algunos ejemplos que aún pueden servirnos de inspiración para seguir impactando nuestra sociedad.
Con demasiada carga el trayecto se convierte en una carga insoportable.
La verdadera comunión del evangelio se da allí donde todos podemos compartir las partes más rotas de nosotros mismos.
Es la iglesia y sólo ella quien reconoce, desde el discernimiento del Espíritu que actúa y habla en su seno, a quienes la presiden y guían.
Cuando se practica una sincera espiritualidad de ojos abiertos, se ven cosas para las que antes estábamos ciegos.
El mundo pasado no volverá, pero es posible rescatar valores y principios espirituales de ayer que forjaron la identidad del pueblo de Dios.
Preferimos las mentiras simplistas de los populistas antes que las verdades incómodas de los expertos.
La fe sólo es fe en el acto de obediencia, es decir, siempre se da en el camino, andando con él y construyendo el reino.
Vivimos sitiados por la injusticia, el pecado y las consecuencias que de él se desprenden.
Una vida de fe sólo puede construirse desde abajo y desde dentro.
Nada nos separa más de los demás que el deseo de ser superiores y nada nos separa más de Dios que un corazón altivo y arrogante que lo llama a cuentas de un modo insensato.
Aquel cuya llegada se celebra en estos días nació en un sucio pesebre de Belén de Judea acompañado de animales y pastores, sin grandezas, ni gigantismos.
Si Dios es Jesús de Nazaret desde su nacimiento, es preciso preguntarnos: ¿Qué aprendemos acerca de Dios en la primera Navidad?
De lo que se trata es de entender que todo lo que hacemos, sin importar lo que sea, ha de perseguir el bien de los demás.
El pueblo se defiende de la adversidad huyendo, renunciando a seguir y pretendiendo volver atrás. ¿Por qué?
Martín Lutero no deseaba crear una nueva iglesia, sino reformar la iglesia de la época, eliminando toda la corrupción que durante siglos fue acumulando.
Si eliges la “píldora roja” abrirás tus ojos a la realidad porque tendrás claro que necesitas “desenchufarte” de la corriente de este mundo.
El amor y la misericordia del Señor salen al encuentro de los ciegos, para hacernos ver que nuestra incapacidad e invidencia como discípulos no hace sino poner de relieve la gracia de Dios manifestada en la persona de Jesús.
Tras cada caída y después de cada fracaso, el Dios de toda gracia y misericordia siempre aparece para levantarnos.
¿Cómo pudo Pedro, un judío saturado de prejuicios xenófobos, acercarse con toda humildad y sencillez a un despreciado y odiado romano para hablarle del evangelio?
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