Hemos reemplazado lo vivo por la imagen, y el amor hacia uno mismo se ha convertido en el amor hacia la propia imagen.
“A Dios nadie le ha visto jamás, el Unigénito Hijo que está a la diestra del Padre, él le ha dado a conocer”. Jn. 1:18
[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]
Vivimos en una cultura occidental que se sustenta en un “dogma teológico” irrevocable: la cultura de la imagen. Si el principio rector del Racionalismo fue: “Solo lo racional es real”, el de la Ultramodernidad se resume así: “Solo lo que se plasma en imágenes es real”. La imagen se ha convertido en “alfa y omega”, “principio y fin” de la realidad, hasta tal punto que en nuestro mundo solo existe aquello que dispone de imagen. Comenzamos.
Normalmente decimos: “Una imagen vale más que mil palabras”. Y es cierto. Pero tiene trampa. Porque la “cara B” del asunto es que gracias a la palabra compartida en la relación personal desarrollamos el sentido auténtico de la comunicación, la percepción, la comprensión y la aprehensión de las cosas. La imagen pura y dura, en cambio, es una totalidad que nos seduce por la rapidez con la que se capta, pero no apela al entendimiento ni a la razón, seduce por impulso sin esclarecer lo que ofrece sumergido en una espesa capa de maquillaje.
Por tanto, importa tomar conciencia de que a través de la palabra podemos argumentar, reflexionar y conocer los significados últimos de las cosas. Por el contrario, la imagen por su propia naturaleza posee un poderoso poder de persuasión, pero exige pagar un peaje: Solamente nos permite “surfear” por encima de la realidad, fabricando personalidades “voyeuristas” que tienden a verlo todo resbalando por la superficie de lo esencial. Por tanto, a través de un mundo sujeto caso exclusivamente a imágenes, es posible creer como verdadero aquello que, en el fondo, no es más que el timo de la estampita. El filósofo y educador José Antonio Marina, escribió hace algunos años en su libro “Crónicas de la Ultramodernidad” estas palabras que conviene calibrar: “(Las imágenes) corremos el riesgo de tragarlas como píldoras sin saber cuáles son sus principios activos. Una vez dentro, se expanden y actúan de manera salutífera o venenosa… por eso resulta recomendable, antes de zamparse una pastilla o una idea, revisar con cuidado su composición”.
Profundicemos un poco más. Con la tecnología digital, hemos reemplazado lo vivo por la imagen, y el amor hacia uno mismo se ha convertido en el amor hacia la propia imagen. Ahora bien, la imagen no es la verdad, sino solo un instante tomado de la realidad, pero esta reflexión hoy importa poco porque lo que cuenta es lo que se exhibe, aunque sea una imagen fabricada, un “falso self” destinado a ser según las expectativas de los demás (“Los Narcisos han tomado el poder”. Marie-France Hirigoyen).
Hoy necesitamos exponernos en los medios y en las redes sociales, no ocultar nada, desnudarnos, porque de lo contrario corremos el peligro de no existir. En este mundo de imágenes hay que ser bien parecidos, disponer de un cuerpo “10” y parecer feliz para dar la imagen de éxito. Los que se abandonan y renuncian a competir en este “mundo fachada”, quedan inmediatamente estigmatizados. Y así, poco a poco nos vamos transformando en una “mercancía” que hay que mejorar y moldear permanentemente para figurar dentro de los estandares sociales exigibles, aunque nada, absolutamente nada, sea lo que parece. Hemos pervertido la realidad, de tal modo que ya no es lo que hay, sino la percepción que se tiene de lo que hay mediada por la apariencias, que no dejan de ser mentiras, aunque aparezcan revestidas de una estudiada estética.
En nuestra sociedad contemporánea vivimos el secuestro de la verdad. Hemos borrado los límites que distinguían lo verdadero de lo falso, pero no solo porque se sobrevalore la apariencia y, con ella, la mentira, sino porque se ha destruido toda posibilidad de pensar creer y vivir la verdad y en la verdad. Le hemos arrebatado a la verdad el poder de describir la realidad. La verdad siempre ha sido una amenaza para el mal, el problema es que si renunciamos a ella nos quedamos sin contrapeso y, entonces, la mentira con toda su carga cosmética se extiende sin control convirtiendo al mundo en un baile de máscaras en el que son barridos los valores que construyen la convivencia: la confianza, la honradez, la autenticidad, la integridad, la sinceridad, la lealtad, la dignidad y el honor.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]
El mensaje de Jesús es un correctivo a las ideas que nos transmiten las falsas imágenes en las que vivimos, nos movemos y somos, porque nos plantea una alternativa radical que nos devuelve a la verdad. Él no se nos presento en este mundo y en esta historia como el mejor “Youtuber” “Influencer” o “Instagramer” del momento, a través de las redes sociales o de medios online poniendo distancia y hablando a través de imágenes y selfies desde arriba y desde lejos. Se mostró haciéndose carne y sumergiéndose hasta los sótanos más hondos de nuestra condición humana para restaurarnos, sanarnos y rehabilitarnos, haciéndonos saber que solo podemos vivir con autenticidad cuando somos capaces de enfrentarnos con la verdad. Estas son sus palabras:
“Él es la imagen del Dios invisible… Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres… Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Col. 1:15; Jn. 8:36; 14:6. Soli Deo Gloria.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o