El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Perder el alma por vivir ajeno al amor de Dios, a la gracia de Cristo y al don del Espíritu Santo es una pérdida insustituible e irreparable.
La incredulidad no constituye oferta de vida para nadie. Combatir todo este ideario es el gigantesco trabajo que aguarda a los discípulos de Jesús.
Toda obediencia implica el reconocimiento de la voluntad del Señor.
Con toda seguridad podemos dar por sentado que nuestra fidelidad tiene que ver con la oración de intercesión de Jesús.
Jesús aparece en esta tierra lleno de gracia. Su gran amor redentor se observa en el hecho de que es él quien toma la iniciativa para liberar al hombre y darle seguidamente vida eterna.
El nombre de Dios es una promesa de ayuda y asistencia en todo momento.
La presencia de Jesús saca a los demonios de sus escondites y los expone a la luz.
El pecado es una forma incomprensible de locura. Y esto se pone claramente de manifiesto al observar qué hace el ser humano llevado o dominado por el pecado.
Es evidente que estamos en caída libre. Es como si se nos quisiera destruir y hacer desaparecer. Pues bien, para estos insoportables, como el endemoniado, ha venido Jesús.
Esta historia solo se puede entender y exponer correctamente como un testimonio auténtico y verdadero de testigos oculares.
Los evangelistas nos muestran a Jesús como el que tiene todo el poder sobre los elementos de la naturaleza, sobre los demonios, sobre las enfermedades incurables y sobre la misma muerte.
Ningún libro de la Biblia ha sido tan mal interpretado –ni con tanta frecuencia– como el Apocalipsis.
Ojalá sepamos valorar, recordar y divulgar el legado del historiador con mayúsculas que ha sido González Balderas para la Iglesia Evangélica en España.
Los años silenciosos de Tarso tienen su importancia y desempeñan una labor decisiva para la formación del futuro gran misionero.
¡Pablo tiene que retirarse al desierto para orar y reflexionar sin que nadie le estorbe! Y así el desierto, la tierra de la muerte, se convierte para Saulo en lugar de vida y verdor espirituales.
Después de haber conocido personalmente a Jesús como su Salvador y Señor, él debía hacer todo lo posible para que otras personas gustaran su misma experiencia de conversión al Señor.
Lo que hacemos los hombres es importante, sin embargo, lo decisivo es lo que hace Jesús en los hombres.
Cuatro cosas aprende Saulo de la pregunta que le formula Jesús.
Pablo era un hombre confundido en su camino. ¿Cómo es posible equivocarse tanto? Hay varias razones para ello.
La imagen de Saulo camino de Damasco es digna de una atenta consideración.
Pablo cursó sus estudios religiosos en la ciudad de Jerusalén. Ésta era el centro del saber rabínico.
La gracia de Dios asistió a Pablo desde su mismo nacimiento, preparándole para su posterior misión mundial.
Hay acontecimientos que, por determinadas circunstancias, causan en nosotros una profunda impresión. Este fue el caso de Saulo de Tarso al contemplar la lapidación de Esteban, el primer mártir cristiano.
Un poema de J.A. González Durán, extraído de la obra En la calle recta. (Selecciona Isabel Pavón)
Un acto en el que se reivindicó la libertad de conciencia y la recuperación de la memoria histórica del protestantismo español.
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