sábado, 23 de noviembre de 2024   inicia sesión o regístrate
 
Protestante Digital

 
 

Y tuvieron miedo

En ocasiones, creer pueda dar miedo, y esto porque, con frecuencia, creemos más en nosotros que en Dios.

LA CLARABOYA AUTOR 604/Felix_Gonzalez_Moreno 30 DE ENERO DE 2022 19:00 h
Foto de [link]Neil Mark Thomas[/link] en Unsplash CC.

[ads_google]div-gpt-ad-1638483083842-0[/ads_google]



Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido una legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo”.



(Marcos 5: 15)



 



Es el mismo hombre                                                                                   



Los gergesenos han oído algo tan extraordinario que seguramente no le dieron crédito. Se dirigen hacia el lugar indicado esperando encontrarse con otra cosa diferente. Creen que los porqueros están confundidos por alguna extraña razón, porque lo que cuentan es tan extraordinario que no tiene credibilidad. Y es que, hay noticas tan portentosas que no podemos creerlas a la primera de cambio, desbordan nuestra capacidad de imaginación y comprensión. Cuando las mujeres fueron a los apóstoles con la noticia de que Jesús había resucitado, nos dice el evangelista Lucas que: “A ellos les parecía locura las palabras de ellas, y no las creían”. No obstante, llevados de la insistencia de las mujeres y de la propia curiosidad, Pedro y Juan fueron corriendo al sepulcro para ver. Y, efectivamente, vieron algo que nunca se les habría antojado posible. A aquellos lugareños de Gergesa les ocurrió lo mismo. Creían locura lo que les habían contado los porqueros. De todos modos, algo extraordinario tuvo que ocurrir porque nadie abandona su puesto de trabajo y corre a toda prisa para despertar a sus empleadores en plena madrugada y con tan extrañas noticias.



Como Pedro y Juan ante la locura de la resurrección, también aquellos propietarios corren intrigados hacia el lugar del suceso. Cuando llegan, no ven los cerdos, o si acertaron a verlos solo divisaron aquella gran mancha de cadáveres flotando sobre el lago. Pero lo que atrajo su atención no fue eso, sino la figura del prodigioso forastero, Jesús, a quien no conocen. Y sobre todo el hombre que había estado endemoniado.



Efectivamente, se trata del mismo hombre. No hay trampas, como en el famoso número del mago David Cooperfield, quien desaparecía en un extremo del gigantesco escenario para aparecer en el mismísimo instante en el otro opuesto y a una distancia imposible de superar de ninguna manera. Después de unos años se nos reveló que el truco estaba en el perfecto doble que tenía,  el cual aparecía y desaparecía cuando el número lo exigía. Sí, parece ser que muchos de nosotros tenemos nuestro doble. Sadam Hussein lo tenía, Messi también lo tiene y lo mismo Barac Obama y otros. Pero en el caso del gergeseno no había doble. Era el mismo hombre.



Le conocían desde hacía mucho tiempo, años. Habían tenido miedo de él durante años. Y aunque ahora la expresión de su rostro era otra muy distinta, no había dudas de que se trataba de la misma persona. ¿Qué explicación tenía todo esto? Hasta ese instante habían evitado el encuentro con el poseído, le tenían miedo, pero ¿por qué continúan ahora con su miedo, siendo que el viejo conocido está ahora “en su juicio cabal”? ¿A qué o a quién tienen miedo ahora?



Sentado, vestido y en su juicio cabal



Los gergesenos han abandonado en tropel su pequeño pueblo y sus fincas, y han corrido para venir  Jesús. Él es la figura clave de toda esta historia, el núcleo del relato. El único que puede explicar con propiedad todo lo que acababa de ocurrir. ¿Y qué ven junto a Jesús? Ven al que había estado poseído del demonio, sentado, vestido y en su juicio cabal. 



Todo ha cambiado, todo ha dado un giro radical. Ven ‘sentado’ al pobre hombre que nunca se estaba quieto y que no paraba de correr de un sitio para otro llevado de la fuerza brutal de los demonios que lo habitaban. El que recorría los campos en solitario, ahora está sentado, quieto,  frente a Jesús y rodeado de los discípulos. ¿Qué fuerza poderosa y extraña es la que le ata a los pies de Jesús? Esta fuerza es la paz de Dios que obra en el hombre Jesús por su Espíritu Santo. 



[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]



Lo inexplicable de esta visión llenó de espanto a los gergesenos que estaban contemplando lo que nunca habrían sido capaces de imaginar. Sin embargo, qué cosa tan triste es contemplar delante de uno mismo un maravilloso milagro y no poder creer y alegrarse en la persona que lo ha experimentado, ni en el hacedor de tan admirable prodigio. 



Los gergesenos ven al hombre ‘vestido’. Cuánto se habrá alegrado este hombre de haber sido rescatado de la desvergonzada condición de los animales que no conocen el pudor. Los demonios destruyeron atrozmente en este hombre el sentimiento de la vergüenza. De esta manera, al desnudarlo, destruyeron su dignidad personal,  desproveyéndole de ese revestimiento protector que constituye el vestido, imprescindible para desenvolverse en sociedad con una mínima protección. Ahora los gergesenos ven vestido al hombre después de años. Era evidente que algo extraordinario había ocurrido. 



Además, el hombre estaba “en su juicio cabal”. Esto significa que le habían tenido que oír hablar con Jesús. Y este hablar era el de una persona normal. Esta apreciación apunta al hecho de que nuestra razón revive cuando abrazamos la fe de Cristo. Uno no tiene que suicidarse racionalmente para poder creer al evangelio; es justamente todo lo contrario: La razón iluminada por la fe se hace más capaz, más noble, más sana.



Para los cristianos fe y razón van de la mano. Tener una razón sana y creer en Jesús, que nos dotó de razón, es lo más normal. Pero la mayoría de la gente no reconoce la relación entre una mente sana y la fe. Allí estaba completamente sano el que hasta hace un par de horas había estado poseído por una legión de espíritus. No podían negar su sanidad. Tampoco creían que su antigua enfermedad hubiera asumido una nueva forma, así como a una fase maníaca puede seguir otra depresiva. No, no es este el caso. Se nos dice que reconocieron que el hombre estaba en su sano juicio. Resulta curioso cómo una multitud puede reconocer o certificar un hecho y no ir más allá,  no preguntarse por su profundo significado. Esto fue lo mismo  que le ocurrió a aquella multitud de cinco mil varones, sin contar las mujeres y los niños (Juan 6:10), a los que Jesús dio de comer en otro lugar de la orilla de  mismo lago. Jesús les reprendió: “De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis”. Es decir, no habían entendido nada acerca de aquel milagro. Solo habían entendido que el pan que les dio Jesús sació el hambre de sus estómagos. Y es que, cuando nuestro dios es el vientre, poco o nada entenderemos del evangelio.



Tuvieron miedo



Aquellos gergesenos fueron testigos de la completa sanidad del que había sido endemoniado. Lo revelaba todo en el hombre sentado, vestido y en su juicio cabal. Pero, tristemente, los testigos no fueron inundados por la alegría empática, debida a la sanidad experimentada por su conciudadano, sino que se llenaron de miedo. Miedo ante el misterioso poder de aquel Jesús que dominaba la escena. En toda la Biblia el miedo es el sentimiento que asalta al hombre cuando se da cuenta de que está en la presencia del  Dios santo. 



[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]



De miedo se llenaron los israelitas ante el descenso de Dios al Sinaí, y dijeron a Moisés: “Habla tú con Dios, porque nosotros no podremos”. Miedo asaltó a Pedro tras el milagro de la pesca milagrosa, y dijo a Jesús: “Apártate de mí, que soy hombre pecador.” Miedo tuvieron también Adán y Eva cuando oyeron la voz de Dios en el Edén.  Y a la pregunta divina: ¿Dónde estáis?, respondieron: Tuvimos miedo y nos escondimos. Es la conciencia de la propia pecaminosidad lo que hace que el hombre tenga miedo delante de Dios y  quiera que el Señor se aleje de él. ¡Qué cosa más trágica, el Salvador viene a nosotros y nosotros le decimos que se vaya!



Es evidente que los gergesenos no estaban en condiciones de recibir a Jesús. Y guiados por su miedo, le pidieron que se fuera de ellos. El descubrimiento de la propia culpa espanta y aleja de Dios cuando no se concibe la idea del arrepentimiento. Los gergesenos quisieron continuar con su vida y con sus cerdos y demonios, antes que recibir entre ellos a Jesús. La historia se repite, los milagros no siempre conducen a los testigos a la fe.



Tuvieron que haberlo reconocido, pero les resultó imposible. Sus vidas estaban llenas de otras cosas, otros intereses, otros dioses. De no ser así, habrían tenido que creer. Y esta contradicción despertó en su interior el miedo. Reconocer el milagro habría sido ya una forma de fe. También nosotros, cristianos, tenemos este problema. Si tuviéramos ojos bien abiertos, tendríamos que reconocer a Dios en muchas ocasiones en nuestra vida. Porque, efectivamente, Dios ha intervenido, pero nosotros hemos atribuido la solución del  dilema a otras causas. Y Jesús se ha retirado de nosotros hasta la próxima oportunidad. Y es que, en última instancia, si la gracia de Dios no nos abre los ojos y el entendimiento, veremos, pero no entenderemos; oiremos, pero no discerniremos.



El miedo de los gergesenos surge de la distancia entre lo que ven y lo que pueden creer. En ocasiones, creer pueda dar miedo, y esto porque, con frecuencia, creemos más en nosotros que en Dios. Hay momentos en los que la fe produce vértigo. El vértigo de la entrega total en otras manos, el vértigo de la encomienda a otro señorío. ¿Qué podrá pedir Dios de nosotros? ¿Qué provocará la entrada de Jesús en nuestra vida? Hay hombres y mujeres que tienen miedo a enamorarse por lo que el amor comprende de entrega y comunión con otra persona. Pero cuando creemos de verdad, nos acercamos a Dios, a Jesús, con infantil confianza, y este “amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18). 


 

 


0
COMENTARIOS

    Si quieres comentar o

 



 
 
ESTAS EN: - - - Y tuvieron miedo
 
 
AUDIOS Audios
 
La década en resumen: teología, con José Hutter La década en resumen: teología, con José Hutter

La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.

 
Intervalos: Disfruten de la luz Intervalos: Disfruten de la luz

Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.

 
2020, año del Brexit 2020, año del Brexit

Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.

 
7 Días 1x08: Irak, aborto el LatAm y el evangelio en el trabajo 7 Días 1x08: Irak, aborto el LatAm y el evangelio en el trabajo

Analizamos las noticias más relevantes de la semana.

 
FOTOS Fotos
 
Min19: Infancia, familia e iglesias Min19: Infancia, familia e iglesias

Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.

 
X Encuentro de Literatura Cristiana X Encuentro de Literatura Cristiana

Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.

 
Idea2019, en fotos Idea2019, en fotos

Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.

 
VÍDEOS Vídeos
 
Héroes: un padre extraordinario Héroes: un padre extraordinario

José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.

 
Programa especial de Navidad en TVE Programa especial de Navidad en TVE

Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.

 
Primer Congreso sobre infancia y familia, primera ponencia Primer Congreso sobre infancia y familia, primera ponencia

Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.

 
 
Síguenos en Ivoox
Síguenos en YouTube y en Vimeo
 
 
RECOMENDACIONES
 
PATROCINADORES
 

 
AEE
PROTESTANTE DIGITAL FORMA PARTE DE LA: Alianza Evangélica Española
MIEMBRO DE: Evangelical European Alliance (EEA) y World Evangelical Alliance (WEA)
 

Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.