El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Brotar, ser flor fresca en pasto seco, lucir el sello de Dios mostrando con orgullo que le pertenecemos.
Dios es un Dios que se inclina, que me muestra una complicidad que no merezco.
Las cosas más simples hacen que, en el transcurso, los días, se tornen entrañables.
Ser humilde hoy es sinónimo de debilidad y lo débil es algo que en este ególatra mundo no tiene cabida.
Arregla tu casa para Dios. No dejes áreas de tu vida en manos que no sean las suyas.
Hoy la marea me ha traído un bello recuerdo, una reminiscencia de mi niñez envuelta de apego.
Versos de un cristiano comprometido con sus prójimos más desvalidos.
Hoy es un buen día para comenzar a abrir ventanas y dejar que el aire fresco de su gracia ventile la rancia esencia de lo viciado por el tiempo y la pereza.
Quiero que escribas en mí con palabras indelebles. Quiero que tu impronta quede grabada, que como un sello talle con fiereza todo lo que quieres que sea.
Existen “astrónomos de la gracia” que son capaces de teorizar mucho sobre la gracia de Dios, pero solo la observan desde lejos.
No pasean ni se bañan, tan solo observan la hipnótica pantalla y vuelven una y otra vez a extender el brazo y apretar el botón.
La web recoge historias de personas que han vivido la enfermedad de cerca, y cómo la fe en Dios obra en medio de la dificultad.
Un contagio que inunde existencias, traspase fronteras. Que no haya nada que nos proteja de este sano amor, que seamos altamente contagiosos.
Me desagrada este nuevo estado que nos mantiene cercanamente alejados.
Artistas evangélicos de toda España se unen para transmitir un mensaje de esperanza.
Cada vez lo saca un poco a flote y parece que va a vivir, vuelve a recaer de nuevo.
La duda también es aceptada por el Padre, lo inaceptable es arremeter contra Él en un continuado estado de vacilación.
Acunó a ese pequeño animal que pronto sería su principal confidente, una silenciosa amiga.
El temido gigante sigue al acecho, pero creo en un Dios soberano.
La pandemia deja paso a diversas preocupaciones en nuestras vidas. Pero Dios no es indiferente a lo que ha sucedido ni a lo que sucederá en el futuro.
En las circunstancias actuales, ante la incertidumbre que vivimos, es necesario apoyarnos en las promesas que Dios nos ha dado en su Palabra.
Deseo atesorar momentos que solo hoy puedo vivir y grabarlos en mi memoria.
Cerrar el grifo en un 10% durante un año no va a cambiar mucho la cantidad de CO2 que hay en la atmósfera.
Al oir la Palabra de Dios esta tiene un efecto trascendente en nuestra vida, haciendo que nos alineemos con la voluntad de Dios para que esta crisis se transforme en una oportunidad.
Su palabra imperecedera, viva, fresca, llega al hombre con la contemporaneidad de un escrito reciente, actual.
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