El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Pasamos a señalar cuáles eran (¡y son!) aquellos grandes hechos de la Revelación de Dios que conforman la llamada sana doctrina.
Si lo es realmente, la sana doctrina habrá de manifestarse siempre en una vida tanto de santidad como de amor hacia el prójimo.
Las dificultades existentes a la hora de interpretar el texto bíblico (¡Que las hay!) no deberían desanimarnos al enfrentarnos con esa tarea.
Sus palabras son la base del conocimiento espiritual verdadero; son como la roca y el fundamento de nuestra vida.
La salvación, si no transforma aquí y ahora, si no sana y restaura, no lo es en absoluto.
Para poder entender la declaración del apóstol Pablo hemos de conocer algo del contexto político y social de la sociedad grecorromana.
¿Qué aplicación puede tener esa declaración para nosotros, aquí y ahora?
Una introducción al estudio de Gálatas, 3.26-28.
En muchos casos una interpretación literalista del texto bíblico y una aplicación legalista del mismo producirán en la mayoría de los hijos un efecto contrario al que los padres pretenden.
Habría que preguntarse cuáles son aquellas cosas que, por pertenecer a la Revelación divina, deberíamos respetar y no sobrepasar.
Hay un peligro serio al decir a los pastores jóvenes y a los miembros de las iglesias que la psicología es mala per sé.
En el Nuevo Testamento no aparece ninguna referencia al culto de oración. ¡Pero sí aparece la Iglesia orando!
Una vez se pierde la conciencia de nuestra necesidad de dependencia de la gracia de Dios y su aprobación, muy fácilmente podemos caer en buscar el beneplácito de los hombres.
Los oyentes resistían a Jesús con argumentos que tenían por ortodoxos; pero sin darse cuenta de sus propias falacias.
Nos hemos olvidado de que ser “sal” y “luz” implica andar en aquellas “buenas obras” para las cuales hemos sido “creados en Cristo Jesús”.
No nos cabe duda de que al pensar en los pobres, Jesús pensaba en aquellos que lo eran debido a causas injustas. Sin embargo, hay que tomar en cuenta otras causas de la pobreza.
Podemos recordar aquellos primeros días de nuestra vida en el Señor, pero no olvidamos tampoco que lo que hemos vivido hasta aquí, ha estado lleno de todo tipo de experiencias.
La Palabra ha quedado desplazada del centro del culto de muchas iglesias, en favor de otros elementos que produzcan una “experiencia sensorial” de la presencia de Dios.
Hay casos en los que hombres y mujeres fueron influenciados por personas mayores en edades muy tempranas interfiriendo en su desarrollo e identidad sexual. Y siempre me he preguntado ¿Por qué? ¿Con qué derecho?
No necesitamos recibir más revelaciones que la que “ya ha sido dada una vez” por medio de Jesucristo y registrada en las Escrituras.
Habrá quien necesite muchas explicaciones, pero otros, ante la angustia que le crea su propia necesidad les bastará decir: “¡Señor, ten misericordia de mí!”.
Convendría que unos y otros nos hiciéramos algunas preguntas y tratar de contestarlas a la luz, no de nuestras ideas personales y particulares, sino de las enseñanzas de Cristo.
El capote no era para “torear”, era para que cuando llegara el invierno, el apóstol Pablo, anciano y encarcelado por causa de su testimonio acerca de Jesús, pudiera abrigarse con él.
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