El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Vitaliy Vinogradov era el decano del Seminario Teológico Eslavo de Kiev. Se contabilizan más de 400 víctimas en la ciudad, que ha sido recuperada por Ucrania tras la retirada de las tropas rusas.
¿Será que la injusticia es un mal incurable que llevamos introyectado en el corazón como algo que nos corrompe y deshumaniza?
¿Por quién me inclino a orar y a quién tiendo a despreciar? ¿Dónde trazo mis límites? ¿Y estos reflejan el corazón de Dios?
Además de España, miles de personas ya han sido acogidas por familias en países como Suiza, Alemania y Reino Unido.
Gabriel Torrent ha acogido en su casa a trece personas que han huido de la guerra en Ucrania. Once ellas tienen entre 8 y 18 años.
Es la primera vez que aumenta en los últimos 20 años, según la ONU. El conflicto en Ucrania provoca que la situación se agrave todavía más.
Las diferentes religiones piden con mayor frecuencia la paz, pero en términos a menudo diferentes, y que revelan fuertes tensiones entre ellos.
“Miembros de la iglesia y amigos han abierto sus casas, cocinamos para ellos, nos encargamos de las medicinas, organizamos sus viajes”, dice un obrero cristiano en Hungría. En Rumania, “las iglesias trabajan juntas para ser más eficientes”.
¿Cómo asegurarnos de que la ayuda será útil para los refugiados de Ucrania? Miqueas Forster de GAiN España responde a esta y otras preguntas.
“Casi todas las iglesias de Moldavia están haciendo algo, hay dolor, no miedo”, dice un cristiano en el país. Un periodista finlandés: “Tenemos 1.300 km de frontera común, las batallas con Rusia están muy arraigadas en la memoria de nuestra nación”.
La paz en el mundo en el que vivimos en nuestro aquí y nuestro ahora, también es algo que interpela al creyente.
Mientras el conflicto en Ucrania se recrudece, con ataques que cada vez afectan a más población civil, se hace especialmente necesario pensar en la paz.
El Evangelio es siempre una respuesta contracultural y transformadora, poderosa en el amor. Esta nos convoca a hacer de la vida personal y familiar, comunitaria y global, un caminar hacia el mundo nuevo de Dios, detestando toda violencia y procurando siempre la justicia y la paz. Por Osvaldo Mottesi.
Alzamos nuestras voces al unísono para interceder por quienes sufren. Pedimos al Padre que doblegue los corazones duros y los vuelva sensibles.
El encuentro, organizado por el Consell Evangèlic de Catalunya, ha reunido a iglesias locales y a los representantes de la comunidad evangélica ucraniana en la ciudad.
Orar y ayudar está en nuestra tónica, que va muchísimo más allá de la ayuda humanitaria; porque entra en juego el poder del gran Dios bendito de nuestras vidas, un Dios que ama, que murió en una cruz para poder salvarnos.
Lo que las guerras matan en las personas es más que solo cuerpos. Las guerras matan a los muertos y a los vivos en vida.
“Necesitamos arrepentirnos por lo que hemos hecho, primero ante Dios y luego ante el pueblo de Ucrania”, escriben los pastores en una carta abierta.
Andrey Tyschchenko es el pastor de una iglesia evangélica en Járkov, una de las ciudades más castigadas por el ataque de Rusia. Ahora se encuentra refugiado en Polonia con su familia.
En Rusia, los cristianos evangélicos piden a Vladimir Putin que busque una negociación para “encontrar una solución pacífica”.
Tanya Pinchuk, una periodista evangélica que vive en Kiev, nos cuenta cómo están viviendo la invasión. La mayor ayuda que pueden recibir, dice, es “orar” y “no guardar silencio” sobre lo que están sufriendo.
Si bien las sanciones apuntan a afectar el bienestar material de Putin, apenas afectan el “fervor espiritual” que impulsa su ambición por la cual parece dispuesto a sacrificar las vidas de sus vecinos rusos y ucranianos.
El desarme es uno de los mayores imperativos éticos en el mundo hoy, frente a la muerte de niños, mujeres y ancianos desvalidos e inocentes.
Mientras el ejército ruso alcanza la capital del país, Kiev, unos 100.000 ucranianos han huido de sus casas, según las primeras estimaciones de ACNUR. De ellos, miles han cruzado la frontera nacional.
Dijo Martin Luther King: “Una guerra mundial solo dejaría un rescoldo bajo la ceniza, testimonio mudo de una especie humana cuyo desvarío le llevó a una muerte prematura”.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.