El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Dos cristianos nos explican cómo viven el inicio de la guerra. “Es irremediable no pensar en Dios y cómo Él puede estar guiando estos acontecimientos”, dice Andrés, desde Tel Aviv.
El ataque de Hamás a Israel ha provocado una herida profunda en Israel, donde continúan atónitos ante un suceso inesperado y con unas consecuencias difíciles de medir. Según la información compartida por el gobierno de Israel este lunes, más de 600 ciudadanos fueron asesinados y unos 2.000 fueron heridos. Más de un centenar han sido secuestrados y llevados a Gaza por el grupo terrorista. Israel ha declarado la guerra, con la movilización total de su ejército.
Hoy conversamos con dos cristianos que viven en Tel Aviv, desde donde nos dan su perspectiva de lo que está ocurriendo.
Adolfo Díaz vive en Tel Aviv desde hace catorce años. Cuando conectamos con él, la conversación se interrumpe por el sonido de las sirenas que avisan de un bombardeo en la zona donde reside. Después de unos minutos, recuperamos la comunicación. “Desde el sábado estamos experimentando esto, cuando a las 6:30 sonaron las primeras alarmas”, nos cuenta.
Dos de sus hijas están ahora mismo en el ejército israelí. Él, junto a su mujer y su hijo de 13 años, sigue refugiado en casa.
Pregunta. ¿Cómo vivisteis los acontecimientos del sábado?
Adolfo: Todavía tenemos muchas preguntas sobre lo que ocurrió. Estamos hablando de más de 500 muertos, por un grupo que entró rompiendo la frontera con Gaza. Eso es algo que nadie es capaz de explicar.
Como hemos visto en redes sociales, había una fiesta cerca de la frontera, con al menos 1.500 personas allí. Los terroristas entran con parapentes, con motos, con furgonetas, y se encuentran con toda esta gente. Luego van a los pueblos más cercanos, se llevan a muchas mujeres y niños. Todavía no hay cifras exactas de cuántas personas son rehenes. Es una situación muy diferente de cualquier otra que se haya producido anteriormente en Israel.
Pregunta. En la comunidad evangélica de la que formáis parte, ¿cómo lo estáis viviendo?
Adolfo. En Tel Aviv la configuración de la comunidad evangélica es bastante compleja, hay una gran diversidad. Nosotros somos una comunidad pequeña, donde yo enseño. Tenemos un grupo por donde estamos en contacto, y mantenemos la comunicación. Este fin de semana estaban casi todos viajando porque fue la celebración de Sucot. Solemos reunirnos los lunes, pero esta semana lo haremos por YouTube porque ahora mismo es muy complicado salir.
Pregunta. ¿De qué manera podemos orar por la situación?
Adolfo. Casi todo el mundo está de acuerdo en decir “oremos por Israel”. Y estamos viendo un país que es difícil entender lo que ha ocurrido. Es como si a Estados Unidos le atacase un país sudamericano pequeño y lo venciera y la pregunta es “¿por qué?” Aquí en Israel, en los últimos meses, estamos viviendo una situación de muchas manifestaciones. El pueblo de Israel va dando pasos en contra de los principios que encontramos en la Biblia en muchos ámbitos. Adicionalmente, el día del Yom Kippur, la semana pasada, es el día del arrepentimiento. Es un día en el que el país se paraliza, en absoluto recogimiento, y suelen hacer una reunión en la calle para mostrar el arrepentimiento. Y este año esa reunión no se permitió, es decir, los mismos judíos diciendo “no queremos la Torah”. Fue antisemitismo del mismo pueblo judío, algo inexplicable. Son cosas que no son normales.
[destacate]“Oramos para que el pueblo entre en arrepentimiento. La situación espiritual es muy mala”[/destacate]
La fiesta que se celebraba en el desierto el sábado de madrugada,coincidía con la Sijat Torá, que es la celebración del día que Moisés recibe la ley. Ese mismo día se estaba celebrando esta fiesta en el desierto ante la estatua de Buda. Yo veo esto como una agresión absoluta al Dios de Israel. Si miras la Biblia, ves que esto ya ha pasado: cuando el pueblo rechaza a su Dios, hay consecuencias. Nadie se explica lo que pasó, no es normal, pero para mí, desde el punto de vista bíblico, es Dios abandonando a su pueblo. Por eso la oración que hacemos es para que este pueblo entre en arrepentimiento. La situación política es mala, pero la situación espiritual es muy, muy mala.
Este es el Dios en el que nosotros confiamos. Las consecuencias de no estar con Dios también se ven en episodios como el del sábado. Es algo que todos tenemos que analizar. Dios nos ama profundamente, pero es un Dios que no puede ser burlado.
Pregunta. ¿Cómo piensas que puede evolucionar la situación en los próximos días?
Adolfo. Se puede ver desde distintos puntos de vista. Lo puedo ver desde el punto de vista de las noticias y la actualidad, la guerra será dura. Ahora mismo es sorprendente que Israel aún no ha entrado a Gaza. Y ellos no se están defendiendo, sino que siguen mandando misiles. Seguramente están preparados para recibir al ejército de Israel. A eso hay que sumar que en Gaza hay 150 israelíes: niños, mujeres, ancianos… Israel no puede entrar a bombardear, sino que le toca hacer otra cosa. Ya empezaron los de Hamás a decir que van a usar esto. Hace unos años se negoció con Hamás la entrega de un soldado israelí a cambio de mil presos. Así que esto es una situación muy complicada. Los tanques estaban en Líbano porque se podía esperar una guerra, pero por Siria o por el Líbano. Nadie pensó que Gaza iba a hacer semejante destrucción. Es inconcebible. Pero los del norte están esperando: en Siria, en Líbano, están ansiosos por ver qué va a ocurrir.
Tenemos un país absolutamente dividido internamente, débil en sus fronteras por lo que hemos visto, y los enemigos llevan años esperando esta oportunidad.
Hablamos también con Andrés Martín, un ingeniero civil español que lleva dos años y medio viviendo en Tel Aviv con su esposa Angélica, y actualmente esperan un hijo. Andrés y Angélica se congregan con una comunidad mesiánica -judíos que aceptan a Jesús como el mesías prometido- y nos atiende, también, en medio de grandes incertidumbres. Cuenta, impactado, que a su pastor y otros miembros de la comunidad ya les han llamado para incorporarse al ejército.
Pregunta. ¿Cómo habéis vivido lo de estos días?
Andrés. En la pascua del año pasado, vivimos un pico de violencia con lobos solitarios que cometieron atentados. Fue algo complicado, pero lo de estos días es algo sin precedentes, incluso nuestros amigos de la comunidad de judíos mesiánicos, que llevan aquí toda la vida, nos dicen que se asemeja a lo ocurrido hace 50 años en la Guerra de Yom Kippur.
Pregunta. ¿Cómo está reaccionando la comunidad de fe de la que formáis parte?
Andrés. Con absoluta sorpresa. Son israelíes a todos los efectos, y por eso pueden ser llamados a filas, como ha sido con nuestro pastor. Es bastante duro.
Pregunta. ¿Qué explicación se puede dar al ataque que ha ocurrido?
[destacate]“La confianza de Israel estaba en su capacidad y superioridad tecnológica”[/destacate]
Andrés. Aquí habrá distintos puntos de vista, pero lo cierto al 100% es que nadie lo esperaba. La confianza de este país estaba en su capacidad y superioridad tecnológica de la región. El de Israel es el ejército más poderoso del Oriente Medio, en cuestión de geopolítica el más avanzado técnicamente y con medios suficientes para no incurrir en una situación de inseguridad que permease la sociedad. La gente no imaginaba que algo así pudiera ocurrir en suelo israelí.
Pregunta. ¿Cómo lo estáis viviendo vosotros personalmente?
Andrés. Lo primero es lo emocional y lo humano. La reacción es tristeza, pena, pero es irremediable no pensar en Dios y cómo Él puede estar guiando estos acontecimientos. Este es un país que en los últimos tiempos se ha dividido mucho, con diferentes coaliciones de partidos gobernando. Hubo una serie de elecciones que se tuvieron que repetir, y ahora han entrado partidos en gobierno que tienden al judaísmo ortodoxo con ideas más conservadoras. Vivimos en el centro de Tel Aviv y todos los sábados hemos visto esta división, cómo ha ido aumentando la intensidad de manifestaciones, durante cuarenta semanas. Hemos llegado a este punto con una división enorme en el país.
Pregunta. ¿Estáis en contacto con personas en España estos días?
Andrés. Sí, hemos sentido la “mantita” espiritual y el calor de los hermanos.
Pregunta. ¿Os preguntarán también, por cómo veis la situación?
Andrés. Está claro, sabemos que hay mucha información pero también desinformación. Los hechos los conocemos y eso no se puede negar, pero muchas veces lo que se recibe a través de los grandes medios es una información sesgada. Es muy diferente lo que recibimos en Occidente de lo que se vive aquí, y eso es algo que hemos comprobado a lo largo del tiempo. Este es un escenario complejísimo, cuanto más sabes menos te atreves a opinar, porque cuanto más sabes, te das cuenta que menos sabes en realidad.
Pregunta. Ante una situación tan inesperada, imagino que el hecho de tener fe cobra importancia.
Andrés. Sí, totalmente. Además te provee de una “mochila” de conocimiento que te ayuda a entender a este pueblo y esta región. La Biblia cuenta mucho sobre cómo se ha desarrollado la historia, y es una perspectiva que no es la misma que tiene alguien de nuestro siglo y no conoce tanto la historia. No solo la historia del siglo XX, desde que se constituyó el Estado de Israel, sino toda la historia bíblica, desde los padres de la fe.
Pregunta. ¿Con qué expectativa enfrentáis los próximos días?
Andrés. Dependemos de las autoridades en todo momento. Como ciudadanos españoles, esperamos lo que nos digan en la embajada de aquí, y estamos atentos a ello. Hay una gran incertidumbre, nadie sabe cómo evolucionará. Como dice Eclesiastés, el día de mañana, ¿quién sabe lo que pueda ocurrir? En base a esto nos vamos a ir dirigiendo. También estamos atentos a la información objetiva que podamos encontrar.
Pregunta. ¿Cómo podríamos orar desde España por vosotros?
Andrés. Comparto varias cosas. Primero, oremos por las familias que han sufrido alguna pérdida.
Segundo, oremos por las familias que tienen algún familiar secuestrado y esperan que regrese a casa. Esto tiene que ser un dolor insoportable. Se le parte el corazón a uno pensando que un familiar pudiera estar en ese lugar.
[destacate]“Oremos por nuestros hermanos judíos mesiánicos, que puedan ser luz y el nombre de Jesús sea puesto en alto”[/destacate]
En tercer lugar, orar por las personas inocentes a un lado y al otro de la valla. La maldad del hombre lleva a estas situaciones. Oramos para que Dios erradique el mal. No estoy yo para determinar con justicia, pero sí sabemos que hay gente inocente que ha sufrido a este lado y al otro. Todo es fruto del mal del corazón humano.
Por último, por la iglesia del Señor en Israel. Hay israelíes, judíos mesiánicos, que son quienes pueden llegar mejor a sus compatriotas y ser luz en estos momentos. La oración de cierre es que el nombre de Jesús sea puesto en alto en esta situación. Ese nombre, Yeshúa, que muchos judíos aún rechazan, el cordero inmolado que anula cualquier sacrificio y nos lleva a Dios directamente, por sus promesas.
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