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¿Sabes lo que está pasando en Armenia?

Es hora, si aún no lo has hecho, de añadir el sufrimiento en curso de los armenios a tu lista de oración y de acción. Por Craig Simonian.

 

ACTUALIDAD TRADUCTOR Miriam López Polo 19 DE ABRIL DE 2023 10:00 h
Un reconocido monasterio en Artsaj. / [link]Marcin Konsek, Wikimedia Commons[/link].

Muchos armenios están soportando un gran dolor que se pierde entre la cacofonía de los acontecimientos mundiales actuales. La Red de Paz y Reconciliación (PRN) de la Alianza Evangélica Mundial te invita a comprender el trasfondo de la realidad actual de la mano de nuestro coordinador de la red caucásica de la PRN. Puedes escuchar más aquí. Este artículo se publico en febrero de 2023 y algunos de los acontecimientos a los que hace referencia estaban ocurriendo entonces.



 



El 12 de diciembre de 2022, un grupo de agentes azerbaiyanos vestidos como civiles comenzó un bloqueo total de la única carretera que conecta Artsaj con la vecina Armenia. 



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Artsaj (conocida durante los años soviéticos como Nagorno-Karabaj) es un enclave armenio independiente dentro de Azerbaiyán que cuenta con 120.000 armenios. Históricamente, Artsaj fue una de las 15 provincias de Armenia, tal y como la denominaron autores antiguos como Estrabón, Plinio el Viejo, Ptolomeo y Plutarco. A lo largo de la historia, Artsaj ha sufrido el dominio de invasores persas y árabes. Y, más recientemente, a principios del siglo XIX, se anexionó al Imperio ruso. A pesar de todo, Artsaj siguió estando poblada y dirigida por armenios, un pueblo cuya historia se remonta a mediados de la Edad de Bronce. 



Para cuando la revolución bolchevique llegó a la región del Cáucaso en 1920, Artsaj ya había convocado su primer congreso, convirtiéndose en un estado armenio independiente. Pero, a pesar de que el 95% de Artsaj era armenio, Azerbaiyán (apoyado por unidades militares turcas) trató de impedir su condición de estado, llevando a cabo una serie de masacres contra la población armenia de Artsaj, matando, tan solo en marzo de 1920, a más de 40.000 hombres, mujeres y niños. En ese momento, el genocidio armenio estaba en pleno desarrollo: 1,5 millones de armenios eran asesinados por los mismos turcos otomanos. Como consecuencia de sus acciones contra los armenios de Artsaj, la comunidad internacional rechazó la solicitud de adhesión de Azerbaiyán a la Liga de Naciones. 



La Unión Soviética somete Artsaj al control de la RSS de Azerbaiyán 



Con el férreo control de la Unión Soviética sobre la región, el Sóviet Supremo acordó que las provincias de Artsaj y Najicheván, predominantemente armenias, permanecieran bajo la autoridad del Estado Socialista Soviético Armenio. Sin embargo, justo después de que esto se confirmara y documentara, Joseph Stalin, adoptando su típica estrategia de "divide y vencerás" para desestabilizar a los estados no rusos, dictaminó que Artsaj y Najicheván (otra provincia histórica de Armenia) pasarían a estar bajo la autoridad de la RSS de Azerbaiyán como óblasts autónomos. Aunque en aquella época los armenios constituían el 95% de Artsaj, en la década de 1980 se habían reducido al 75%. La mayoría fueron asesinados o emigraron a la fuerza. Y, junto con su limpieza étnica de armenios, destruyeron de la misma forma innumerables monumentos, cementerios e iglesias armenios. 



Este programa de limpieza étnica de armenios por parte de Azerbaiyán fue aún más marcado en Najicheván, que se encuentra directamente en la frontera suroeste de Armenia. Aunque estuvo bajo dominio armenio durante siglos antes de Cristo, a través de una serie de invasiones musulmanas, la población armenia se situaba en torno al 45% cuando se convirtió en un óblast autónomo bajo control azerí. No sólo fueron asesinados 10.000 armenios en una sola masacre, sino que en pocas décadas la población armenia fue erradicada por completo. Y, de nuevo, no sólo se erradicó al pueblo armenio, también se eliminó su historia. 



Los investigadores de la organización estadounidense Caucasus Heritage Watch confirman que Azerbaiyán destruyó el 98% de los lugares religiosos y culturales armenios de Najicheván, incluido el mayor cementerio armenio del mundo, situado en Julfa. Sólo entre 1997 y 2005, 108 monasterios, iglesias y cementerios armenios medievales y primitivos de Najichevan fueron completamente destruidos. En el 2000, la UNESCO pidió a Azerbaiyán que pusiera fin a la destrucción de los "khachkars" armenios, cruces esculpidas bellamente en piedra. Sin embargo, Azerbaiyán continuó destruyendo 12.000 khachkars y arrojando los escombros al río Araxes. Fue un acto que algunos calificaron de "el mayor genocidio cultural del siglo XXI". Y sin embargo, a pesar de los innumerables documentos históricos que demuestran lo contrario, incluidas décadas de imágenes por satélite que muestran la presencia de iglesias armenias antiguas y de principios de la era moderna, Azerbaiyán no sólo niega su involucración, sino que incluso niega cualquier afirmación de que los armenios hayan habitado siquiera Najicheván



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Artsaj declara su independencia, Azerbaiyán toma represalias 



A finales de la década de 1980, los armenios de Artsaj reclamaron el derecho a la autodeterminación, negándose a "desaparecer" sin más, como ocurrió en Najicheván. Como consecuencia, las autoridades azeríes organizaron masacres y limpiezas étnicas de la población armenia en todos los territorios de Azerbaiyán, especialmente en las ciudades de Sumgait, Bakú y Kirovabad. Años más tarde, en 1991, tras la caída de la Unión Soviética, el gobierno provincial armenio de Artsaj declaró su independencia de Azerbaiyán, según el dictamen del Sóviet Supremo relativo a los oblasts autónomos. Este artículo, el número III, seguía las directrices del artículo II, que describía el proceso mediante el cual los estados soviéticos declararían la independencia. Haciendo caso omiso de los llamamientos de la comunidad internacional, en particular del Consejo de Seguridad de la ONU, que instaba a Azerbaiyán a cesar sus acciones militares, Azerbaiyán lanzó inmediatamente una incursión militar azerí a gran escala contra la recién creada República de Artsaj (Nagorno Karabaj). 



Los combates estallaron cuando Artsaj exigió reunificarse con Armenia, como había sido durante milenios. Y así, desde febrero de 1988, los combates se intensificaron a medida que Azerbaiyán luchaba por destruir cualquier atisbo de sucesión. A principios de 1992, los combates alcanzaron su punto álgido, dejando un gran número de armenios y azeríes muertos. No obstante, en mayo de 1994, tras seis años de lucha, se firmó un alto el fuego con mediación rusa, y Artsaj pasó a controlar sus principales ciudades, así como un enclave más amplio que las rodeaba. Este alto el fuego exigía que Artsaj no se uniera a Armenia, sino que formara un estado de por sí llamado República de Artsaj. Además, garantizaron un paso libre entre Armenia y ellos, un paso de montaña conocido como el corredor de Lachín. 



Tras la guerra de Nagorno Karabaj, el Grupo de Minsk de OSCE intentó desarrollar un tratado de paz de buena fe entre Azerbaiyán y Armenia, pero nunca se llegó a alcanzar acuerdos adecuados, dejando la situación vulnerable, en el mejor de los casos. Durante los años siguientes, se produjeron numerosas incursiones contra Armenia, que violaban los términos del tratado de paz de 1994. Pero, el 27 de septiembre de 2020, las fuerzas azeríes y turcas pusieron fin a 30 años de relativa paz bombardeando casi todo Artsaj con armamento que superaba con creces el que poseían la República de Artsaj y Armenia. Durante 44 días, se expulsó a los armenios de siete regiones de Artsaj, incluida su capital espiritual, Shusha. 



De nuevo, se expulsaba a los armenios de sus tierras históricas. En 1921, por ejemplo, para apaciguar al recién formado gobierno turco, los soviéticos tomaron la ciudad de Ani (conocida como la "tierra de las mil iglesias") y se la entregaron a los turcos. Pero además, el corazón de Armenia, el monte Ararat, simplemente se les arrebató y se regaló en el Tratado de Kars. Y todo esto, mientras los armenios y la historia armenia se erradicaban de todo el este de Turquía. Y ahora, cien años después, 5.000 jóvenes armenios yacen muertos y 10.000 heridos. Miles de hectáreas de bosques armenios fueron calcinadas por bombas de fósforo ilegales azeríes. Abuelas y abuelos armenios, que ya han sufrido mucho, se vieron obligados a meterse en búnkeres en sótanos escuchando a los azeríes corear "muerte a los armenios" semana tras semana. Sesenta y una escuelas y diez guarderías fueron destruidas y cientos de miles se quedaron sin hogar. Incluso su principal maternidad fue destruida por los bombardeos azeríes. 



Los ataques azeríes contra los armenios violan el derecho internacional 



La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (ACNUDH) declaró que, se mire por donde se mire, estos ataques se podrían considerar crímenes de guerra. Y, aunque Azerbaiyán afirma que Armenia fue culpable de lo mismo, tanto Human Rights Watch como Human Rights Defender afirman que sólo pudieron verificar los abusos azeríes. De hecho, mercenarios capturados que habían sido contratados por Turquía verificaron que se les ofrecía un extra de 100 dólares por cada cabeza armenia que cortaran. Y tristemente, tanto los azeríes como los mercenarios de Siria cogían los teléfonos de los soldados armenios y grababan sus torturas en directo en sus páginas de Facebook para que las vieran sus familias armenias. Las ejecuciones, las decapitaciones (tanto de mujeres como de hombres), la tortura de soldados y de civiles (incluidas mujeres y ancianos), el desplazamiento forzoso de miles y miles de personas, todo ello habla de la pura violación de la ley internacional perpetrada por los azeríes. Como resultado, la organización Genocide Watch emitió una emergencia por genocidio de los armenios en Artsakh. Y el Instituto Australiano de Estudios sobre el Holocausto y el Genocidio expresó su profunda preocupación por el "creciente riesgo de genocidio" contra los armenios. Aún así, los ataques continuaron, incluso dentro de las fronteras de Armenia en sí misma. 



Por si fuera poco, el 13 de septiembre de 2022, Azerbaiyán volvió a lanzar un ataque contra el territorio soberano de Armenia, utilizando múltiples lanzacohetes y aviones de ataque teledirigidos. Las ciudades de Vardenis, Goris, Kapan y Jermuk, por ejemplo, fueron bombardeadas, llevando a la muerte a 210 soldados armenios, así como a numerosos civiles. La Asociación Internacional de Investigadores sobre Genocidio (IAGS) publicó una declaración en la que condenaba categóricamente "la invasión de Azerbaiyán a la República de Armenia y la agresión constante contra el pueblo armenio en la República y en Artsaj y expresa su preocupación por el riesgo de genocidio contra la población armenia". La preocupación aumentó con la ejecución de varios prisioneros de guerra armenios. En el transcurso de sólo cuatro días, 7.000 civiles fueron desplazados. Según la IAGS, "se destruyeron casas de civiles e infraestructuras locales en un intento de limpieza étnica sobre los armenios de una gran parte de la República de Armenia". 



La IAGS también hace hincapié en la referencia del presidente turco Erdogan a los armenios como "ocupantes" de la tierra, a pesar de sus siglos de historia en esa región. Según el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU, este lenguaje representa un grave factor de riesgo que conduce al genocidio. El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, ha hecho declaraciones que agravan estos riesgos al afirmar que "Armenia como país no tiene ningún valor... es un territorio creado artificialmente en tierras azerbaiyanas". Y así, como alardeó Aliyev tras la guerra de cuatro días de 2020, "les echamos de nuestras tierras como a perros". Todo esto, insiste la IAGS, representa un intento sistemático de erradicar la presencia armenia de sus tierras natales, lo que demuestra el riesgo muy real de genocidio. La Corte Internacional de Justicia también ha reconocido la gravedad de este claro discurso de odio, así como la "destrucción cultural" de la cultura armenia por parte de Azerbaiyán. 



El ataque contra los armenios de Artsaj continúa hoy en día 



Como se mencionaba al principio de este artículo, este ataque contra los armenios de Artsakh continúa. La Asociación Internacional de Investigadores del Genocidio informa: "el 12 de diciembre de 2022, el gobierno de Azerbaiyán impuso un bloqueo sobre el enclave de Artsakh creando una crisis humanitaria en curso para los 120.000 habitantes armenios restantes". Este bloqueo es una violación directa de la Declaración Trilateral de Alto el Fuego 



de 2020 firmada por Azerbaiyán, Rusia y Armenia. Durante este bloqueo, ahora en su 56o día [desde el 6 de febrero], Azerbaiyán ha cortado deliberadamente el suministro de gas durante siete días completos y ha ofrecido sólo unas pocas horas de gas durante los otros días, impidiendo que las escuelas y los hospitales funcionen debido al intenso frío. En marzo de 2020, Azerbaiyán hizo estallar de forma similar una parte crítica del gasoducto de gas natural de Artsaj procedente de Armenia y dejó a su población sin gas durante 20 días. Según Human Rights Defender, Azerbaiyán también dañó en enero la única línea eléctrica de alta tensión que llegaba a Artsaj desde Armenia, dejando a Artsaj con apenas unas horas de electricidad al día. Así pues, los armenios se encuentran sin ningún acceso real a calefacción o a agua caliente. 



Al no poder traspasar el bloqueo del corredor de Lachin de Artsaj, un gran número de familias que viven en Armenia y Artsaj permanecen separadas las unas de las otras, incluidos 250 niños. A través de este corredor de 5 km, Artsaj recibía, cada día, más de 400 toneladas de productos de primera necesidad de Armenia. Sin embargo, desde que comenzó el bloqueo, se ha impedido que casi todos estos bienes, incluyendo alimentos, combustible, productos de higiene y suministros médicos vitales, lleguen a los 120.000 armenios que viven allí, entre ellos 30.000 niños, 20.000 ancianos y 9.000 discapacitados. Esto ya ha provocado una importante crisis humanitaria. En estos momentos, no se permite a ningún armenio atravesar el bloqueo azerí, lo que ha provocado la muerte de un paciente crítico en Artsaj debido a la imposibilidad de ser trasladado a un centro médico adecuado en Armenia. A más de 570 personas se les han cancelado operaciones vitales por falta del material quirúrgico necesario, por no hablar de la falta de calefacción y agua caliente como consecuencia de la escasez masiva de gas, electricidad y gasóleo. El bloqueo sigue impidiendo que todas las personas que viajan regularmente a Armenia para someterse a tratamientos contra el cáncer reciban la atención vital que necesitan. Las jeringuillas, los medicamentos para diabéticos y otros fármacos se encuentran en niveles críticos. 



Para mayor angustia, también han cortado el único cable de fibra óptica que abastecía a Artsaj, dejando a los armenios de la zona sin internet durante varios días. Actualmente, persisten las continuas interrupciones de internet y de comunicaciones en Artsaj. Todo ello supone una violación directa del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Pero además de todo eso, el bloqueo ha causado graves daños económicos a muchas empresas, que han tenido que cerrar. Al menos 5.100 personas han perdido sus 



trabajos y sus fuentes de ingreso. Los trabajos agrícolas están paralizados porque no hay combustible para alimentar sus equipos. Cuarenta y una guarderías (que afectan a 5.528 niños) y 20 escuelas ya no pueden atender a los niños de Artsaj por falta de calefacción y alimentos. Los bancos se han quedado prácticamente sin dinero en efectivo y el gobierno ha perdido los ingresos que necesita para cumplir con sus obligaciones sociales, como las prestaciones sociales. 



En una reciente declaración de los consejos ejecutivo y asesor de la IAGS, se hace un llamamiento "a la comunidad internacional para que exija responsabilidades al régimen autoritario del presidente azerbaiyano Ilham Aliyev por el crimen de agresión, los crímenes de guerra, los crímenes contra la humanidad y las violaciones del derecho internacional humanitario (incluidos los bloqueos y embargos que causan inanición) perpetrados contra Armenia y los armenios desde septiembre de 2020". Este bloqueo de los 120.000 armenios de Artsaj no es más que un intento continuo por parte de Azerbaiyán de librar "su tierra" de armenios. De hecho, se ha ordenado a los 120.000 armenios que abandonen Artsaj, pero sólo bajo los términos de que nunca regresarán. Cada día, los armenios son amenazados con violencia si no abandonan sus hogares. A los residentes se les recuerda habitualmente lo que implica el incumplimiento, ya que hay disparos diarios de armas de diversos calibres en varias aldeas armenias, paralizando cualquier esfuerzo agrícola, haciendo que la crisis alimentaria sea aún más grave. 



Orar por los armenios en medio de un posible nuevo genocidio 



Si las acciones históricas en curso de Azerbaiyán para eliminar a los armenios de Artsakh no son abordadas por la comunidad internacional, entonces la preocupación que mantienen muchas organizaciones con respecto a la posibilidad muy real de genocidio, sin duda resultará cierta. En la actualidad, el Parlamento Europeo ha condenado el bloqueo de Artsaj por parte de Azerbaiyán y ha pedido al presidente Aliyev que reabra inmediatamente el corredor de Lachín, de acuerdo con la Declaración Trilateral de 2020. Numerosos congresistas y senadores estadounidenses están instando a la Administración Biden a que ejerza "la máxima presión sobre el presidente azerbaiyano Ilham Aliyev para que ponga fin a su bloqueo de un mes (ahora 57 días) contra las 120.000 personas de Artsakh. El corredor de 



Lachín debe abrirse a la circulación sin trabas antes de que la actual crisis humanitaria se convierta en catastrófica. Si Estados Unidos y nuestros socios internacionales no actúan de inmediato, no cabe duda de que el presidente Aliyev seguirá intensificando sus mortíferas agresiones contra el pueblo armenio de Artsaj." 



Ha llegado el momento, si aún no lo has hecho, de añadir el sufrimiento en curso de los armenios a tu lista de oración y de acción. 



 



Craig Simonian es coordinador del grupo local en la región del Cáucaso para la Red de Paz y Reconciliación de la Alianza Evangélica Mundial (WEA).


 

 


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