El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Llamo con urgencia para redefinir la misión de la Iglesia Cristiana en un mundo predominantemente pobre, despojado, empobrecido.
Quizás, seamos nosotros los que podamos decir al mundo: ¡Andad sobre las aguas! Sí. Porque alguien que es real, poderoso y bueno, nos invita.
Recordemos: Amor a Dios y al prójimo están en relación de semejanza.
“Queremos alejarnos de un planteamiento establecido que asume que todos son cristianos”, dicen los partidarios de la medida. “La importancia de las creencias no debería ser subestimada”, señalan desde la Iglesia de Escocia.
La forma de hacernos cada vez más semejantes a Dios, es hacernos manos tendidas de ayuda al prójimo apaleado y tirado al lado del camino. Por nuestra experiencia en el trabajo de Misión Urbana, a Dios se le encuentra de forma muy real al lado de sus criaturas.
De alguna manera, en los temas proféticos, en Jesús y en gran parte del pensamiento bíblico, el culto no es posible ni agradable a Dios si antes no estamos en líneas de práctica de justicia y de misericordia con el prójimo.
Jesús no es el profeta de aquellos que, con sus tumbas para sepultar en ellas talentos hacen que aumenten los desequilibrios, los sufrimientos y los desiguales repartos.
Invocamos al Dios crucificado sabiendo que, a su vez, es el Dios Omnipotente que, sin lugar a dudas es también bondad.
Nadie puede acercarse a Dios si se da un alejamiento, desprecio o abuso del hombre.
Maniatados con valores en contracultura con la Biblia, no podemos ser, en muchos casos, buscadores de justicia, ni denunciadores de la opresión.
Para muchos ciegos de nuestra cultura secular, la felicidad está en el poseer, en el consumir, aunque tampoco allí puedan encontrar sentido a sus vidas.
La obra evangelizadora debe asumir la promoción humana de los más desvalidos, de los que más sufren.
No son las obras las que nos salvan, es la fe, pero esta fe, si es viva necesita ineludiblemente, ser una fe activa en relación con el prójimo.
Es maravilloso pensar, que tenemos un Dios que durante tantos siglos ha estado perseverando en busca del ser humano para salvar sus almas y darles una vida mejor.
Todas las fuerzas culturales, sociales y políticas, tienden a la privatización de la religión. También a que la fuerza de la fe en la vivencia de la espiritualidad cristiana se aprecie lo menos posible.
No es atractiva la fe sin obras, la comunicación del Evangelio sin compromiso ante los pobres y los débiles.
Hay que eliminar ese silencio bajo el cual esconden sus vergüenzas todos aquellos que no quieren que el mundo los juzgue, pero no saben que hay otro juez que todo lo ve y que, un día, va a romper definitivamente ese silencio de muerte, silencio insolidario.
El sentarse relajadamente a la mesa, no podremos hacerlo mientras haya gritos de auxilio, demandas de ayuda urgente y desesperada.
La evangelización debe denunciar el pecado y, entre estos pecados, está la opresión de los débiles.
Trataremos los simbolismos del amor en una nterpretación alegórica, sin que ello signifique que hagamos una interpretación alegórica del Cantar de Cantares.
El ministro y presidente del estado más grande de Alemania defiende su decisión justificando que "es el símbolo fundamental de la identidad cristiana occidental”. Dos tercios de los protestantes del territorio se oponen a la medida.
La acogida debe ser una actitud de todo creyente fundamentada en la gran acogida que Dios ha tenido para él.
Los que todo lo tienen guardado y asegurado, ¿cómo pueden hacer suya esta petición de la oración modelo de Jesús? ¿Cómo pueden pedir a Dios el pan de cada día, cuando lo tienen todo escondido en sus almacenes insolidarios?
La iglesia debería ser la organización que más trabajara, que más se esforzara, luchara, denunciara y evangelizara en favor de la puesta en marcha de los valores del Reino.
Miles de madres y sus bebés han podido ser atendidos en estos veinticinco años de funcionamiento del centro.
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