Pesimismo versus ética cristiana

Parece que en el mundo con sus consecuciones científicas, tecnológicas y médicas, el hombre sale siempre perdiendo. Así, quizás, el hombre sea el ser más amenazado del planeta tierra. Es por eso que ha habido muchas tendencias pesimistas cuando se ha analizado el mundo desde perspectivas del dominio tecnológico de la naturaleza. También, en medio del progreso y la tecnología médica, vemos que, cuando llega la crisis como es la del Coronavirus, los recortes hechos, las imprevisiones y la falta de recursos en los sistemas sanitarios, aunque tengamos los mejores médicos, nos hundimos de nuevo en el pesimismo. 

Por eso, desde este pesimismo, al analizar los problemas del proceso del sometimiento de toda la naturaleza al poder de las modernas tecnologías, un manto de ácido pesimismo nos invade al ver el  deterioro que estas tecnologías causan en los diferentes entornos naturales. La promoción del hombre no se consigue, su bienestar, su salud, su medio ambiente, sufren de manera desmedida. No es extraño el pesimismo que se respira en nuestros entornos sociales. ¿Será que el hombre, víctima de sí mismo, siempre pierde? Cristianos del mundo: Hay que insuflar optimismo y confianza en la vida. El pesimismo de los que predican la autodestrucción del hombre o, como decía C.S. Lewis La abolición del hombre, se podría superar con inyecciones éticas de optimismo. 

Hoy hay pesimismo ecológico, tecnológico, ¿también médico? El mundo va por estas líneas. Extended vuestra mirada. Dad un vistazo el mundo. ¡Tantas y tantas personas sin acceso a los medicamentos, tantas y tantas personas que mueren en el mundo por enfermedades vencibles, por las hambrunas, el hambre en su más cadavérico sentido, el desempleo, la falta de capacitación de tantos y tantos seres humanos en el planeta tierra, la existencia en el mundo de una especie de sobrante humano que debería elevar el clamor por la justicia no solamente de los cristianos, sino de todos los seres humanos del mundo! Cuando uno extiende su mirada, el pesimismo nos puede inundar e intentar destruir psicológicamente hablando.

Muchos nos han advertido del grito de la tierra que corre paralelo al grito de muchos y muchos hombres en el mundo. ¿Acaso es que agonizan, o hay solución? Algunos se empeñan en confiar en la técnica, en la ciencia, pero algunos ven en ello un fondo oscuro, una sima amplia en donde se pueden enterrar a miles y miles de coetáneos nuestros, mientras parece que quiere salvarse solamente una parte de la humanidad. ¿Caminamos hacia un suicidio o genocidio que elimine la vida en el planeta tierra?

Pensad, cristianos. Nosotros tenemos valores, entre ellos los valores del Reino, que pueden ser redentores. Son valores que entrelazan los valores espirituales con aquellos valores éticos que el mundo necesita. Sí. La ética cristiana, aplicada al mundo, podría salvar tanto a la tierra como al hombre que la habita, así como a sus ecosistemas y a toda la flora y fauna que alberga junto a nosotros.

Así, podríamos decir: Ciencia, técnica, medicina, gestores económicos y políticos, situaos bajo el paraguas de la ética cristiana. ¡Qué barbaridad, dirán algunos, hablar de la ética cristiana a los entornos sociales del mundo de hoy! No importa que muchos piensen así. Difundamos los valores del Reino en las sociedades que están, en una gran medida, de espaldas a Dios. Evangelicemos las culturas, la economía, la ciencia y la técnica. Esta evangelización se puede dar. Hay que entender la evangelización de la cultura en un sentido totalmente amplio. 

Con nuestra evangelización, debemos crear una nueva sensibilidad ética y unos nuevos valores menos consumistas y más solidarios que deben ser los que deben orientar a todos los habitantes del planeta. Debemos trabajar, tanto desde nuestras iglesias, como desde los cristianos laicos que viven con fuerza la espiritualidad cristiana, una nueva sensibilidad ética y unos nuevos valores menos consumistas y más solidarios. Éstos son los que deben orientar a todos los habitantes del planeta. ¿Podrían ser éstos liderados por los cristianos que habitan la tierra? Quizás, así, podríamos cambiar acumulaciones por un más equilibrado reparto, indiferencia y desamor, por retazos de una fe que actúa por el amor, egoísmo por solidaridad, no sólo con el mundo actual, sino con aquellos que van venir después de nosotros. No importa que tengamos que hacer renuncias a nuestro bienestar en las sociedades consumistas del mundo. 

¿Por qué los cristianos, conociendo a los profetas, casi no entendemos de justicia social ni clamamos por ella? ¿Por qué conociendo la idea de projimidad que nos dejó Jesús, proclamando la semejanza entre el amor a Dios y el amor al prójimo, no la practicamos con esa radicalidad, ni siquiera de una forma torpemente aproximada? Cristianos: Tenemos la ética más perfecta y solidaria del mundo. Sería una pena que quedara solo en una teoría vana que no se hace vida ni en nosotros ni en el mundo.