El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El autor del Quijote leyó bastante a Valdés y huellas de estas lecturas aparecen en la famosa novela del escritor alcalaíno; este hecho tiene su importancia.
“¡Dios! Dios está en lo inmenso, en la altura, ¡quién sabe! ¡Me abismo en Él si pienso! ¡En ese hondo misterio todo cabe!”.
Nuestra opinión es que Cervantes conoció y leyó los sagrados escritos en lengua de Castilla.
¿Por qué ignorar a autores de obras importantes por el hecho de haber tenido ideas políticas distintas a las que ahora parece profesar la mayoría?
Trata Cervantes de la Cruz de Cristo empleando un lenguaje que, de no estar en verso, diríase escrito por San Pablo.
El 28 de enero fue el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, quien unió a la queja. Dijo: “España no debería dejar pasar la oportunidad de darle a esta efeméride el eco y la resonancia que nuestro escritor epónico merece”
No basta con decir que Cervantes conoció los textos sagrados. Esto es decir muy poco. Los amó, se identificó con ellos.
Autores ingleses, norteamericanos y algunos franceses hacen de Shakespeare ya miembro de la Iglesia Anglicana, ya hugonote, puritano, calvinista, maniqueo, humanista cristiano, etc.
Para Cervantes, todo cuanto la Biblia dice es verdad, y en esta verdad descansaba su fe y su conciencia religiosa.
“A ti, mi Dios deseado y deseante, sólo puedo llegar por la fe, fe de niño o fe de viejo… En Jesús, que iba creciendo conmigo, yo fui viendo a mi Dios de entonces, su Padre, el Padre Dios, el Padre eterno”.
Nunca, en toda su obra, Cervantes se permite hablar de la Biblia en tono jocoso, como lo hace con otros libros y, en especial, con los de caballerías.
"Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma".
Sin duda alguna su figura es enorme a nivel internacional, y siendo la España evangélica deudora y beneficiaria de su vida entregada de forma plena, no se le ha hecho justicia.
Los autores ha unido razón y corazón y el resultado ha sido cuatro relatos bellísimos. Han escrito letra por letra el mundo propio de los niños autistas, “un mundo sin sutilezas, sin dobles sentidos”, aclaran los autores.
Escritores de todos los tiempos han usado de comparaciones y metáforas parecidas a las que emplea Cervantes cuando han querido hablarnos de la brevedad de nuestra vida.
Hoy quiero rescatar la labor difusora de la palabra que se hace a través de las revistas, entre ellas, Vínculo.
“Las pasiones religiosas, exaltadas hasta el frenesí, dieron lugar a una especie de guerras civiles, llamadas de religión, parciales e intermitentes que duraron unos 36 años, desde 1562 a 1598”.
Toda la obra de Cervantes refleja con claros destellos las preocupaciones de nuestro escritor por los grandes temas relacionados con el más allá y con nuestra conducta moral y religiosa en esta vida.
He aquí un breve comentario de dos libros publicados por Alfredo Pérez Alencart ('Hasta que él vuelva') y el mismo junto con Luis Cruz-Villalobos ('Carne del Cielo').
Cervantes se ha complacido en hacer de su libro un exacto espejo de nuestros dramas psicológicos.
En 'Cien años de soledad' abundan las reflexiones sobre Dios, la presencia de la Biblia, referencias a la creación tal como se cuenta en el Génesis, las plagas de Egipto, el éxodo del pueblo judío, la historia del diluvio, el apocalipsis de los últimos tiempos.
La creencia del ateo ante la muerte es desesperante. Nada de otra vida. Nada de un Dios que recibe el alma.
Ahora, en competencia con los audiovisuales y la electrónica, el libro tiene una importante labor que cumplir en la propagación de la fe cristiana.
Flew explica que se convirtió a la fe cristiana después de realizar unas investigaciones científicas que demuestran la existencia de un Dios creador.
El ateísmo se ha convertido en una nueva religión.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.