El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Anhelo hallar en la ternura de tus manos las caricias que han de mermar mi inquietud, el bálsamo preciso para paliar mi dolor.
Existen mujeres que pelean cada mañana contra el cruel adversario de la tristeza y que haciendo de tripas corazón esbozan una sonrisa franca y pura que nos permite seguir creyendo en la humanidad del ser humano.
Y allí vuelvo a encontrarte, sorteando los obstáculos, permitiéndome abrazarte.
Esta humanidad nuestra, esta carne que nos mantiene unidos a la carne hace que seamos presos de sentimientos y lloramos por aquellos que se marchan.
Podía haber decidido alejarse de todo, huir, esconderse y dejar pasar aquella copa. Pero resolvió hacer la voluntad del padre, seguir el camino trazado y derramarse para dar vida.
He mirado con ojos pesarosos el extremo del sendero y conociendo el espacio actual admiro sus vértices, irreconocibles, lejanos, aristas lamidas por el tiempo que me devuelven aromas del pasado.
He vuelto a recordar aquel hermoso eslogan y he pensado en lo mucho que deberíamos ponerlo en práctica.
Dios está dispuesto a releernos una y otra vez con entusiasmo la parábola del hijo pródigo que vuelve a casa y recibe caricias en vez de azotes.
Comprendió que ya iba siendo hora de abandonar ese disfraz de autosuficiencia y comenzar a pensar por sí misma y en sí misma.
Las cosas especiales vienen envueltas en atavíos muy humildes.
Son tus palabras envueltas en pausas las que han de barnizar este corazón tan presto a la huida.
Ofrendémonos en este nuevo año al Dios que hace nuevas todas las cosas.
Deseo que Dios te conceda infinitas razones por las que sentir alegría, por las que luchar, motivos por los que despertar cada mañana con la esperanza enarbolando tu mirada.
Son tus palabras envueltas en pausas las que han de barnizar este corazón tan presto a la huida.
Mientras la calle se va llenando de lluvia, la niña sigue contemplando desde una ventana discreta como el otoño se prepara para su relevo, portando su valija de transición.
En este mundo nuestro, loco y acelerado, nos hace falta imitar algunas conductas de estos amigos de cuatro patas.
Puede que nos cueste soltar amarras pero debemos extendernos hacia aquello que nos aguarda.
Lo que ella desconocía y ahora sabrá, es que a través de ese regalo a afianzado aún más el concepto que tengo acerca de la verdadera amistad, esa que duele, que te hace pasar horas en vela.
Cierro los ojos y voy desapareciendo. Lentamente se me acaba el aliento, siento como la vida se va remisamente.
El ser humano se deshumaniza cuando alza su mano contra el débil causando un daño irreparable.
Lo realmente difícil es vivir una vida sencilla, sin lujosos envoltorios y saborearla sintiendo como lo que verdaderamente importa es la actitud con la cual te presentes ante ella y saberle sacar toda la belleza que posee.
Cuando has vivido largo tiempo a la sombra del Altísimo es tan absurdo buscar refugio en recodos vacíos.
Escribo con el propósito, entre otros, de desnudar mi corazón y hacer que este dance al son de vuestras pupilas.
Una vez más Dios me dio una lección de humildad. Me mostró que el exterior no define a la persona y aunque es una lección que ya debía tener más que aprendida, mi naturaleza humana me sigue llevando a tomarme la libertad de prejuzgar.
Son tus palabras envueltas en pausas las que han de barnizar este corazón tan presto a la huida.
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