Norah

Un día, asaltando el corazón de quien sería su dueña, apreció en el umbral de aquella casa desconocida.

Sus ojos felinos atisbaron ese nuevo hogar, un lugar aparentemente igual que otro, pero que en breves instantes se convirtió en el paraíso soñado.

Ella, maravillosa mujer, cálida y hermosa, acunó a ese pequeño animal que pronto sería su principal confidente, una silenciosa amiga; porque Norah, esa preciosa gatita era hebra como ella.

Curiosa y con ganas por descubrir el pequeño universo que ese lugar le otorgaba, vivió bajo la tutela de su dueña que siempre la colmó de amor, de un cariño especial, incomprensible. Dicen que cuando un animal comparte tu historia, esta cambia, se torna diferente, mejora. Y puedo decir que en esta historia esa gata cambió la vida de su dueña.

Sé que los días que Norah ha compartido con ella han sido días muy difíciles, complicadas horas que gracias al destello de complicidad que esa gatita emitía han sido más soportables, pues en ocasiones los periodos de soledad son más llevaderos cuando los compartes con quién no demanda más cariño que aquel que le quieras otorgar, que respeta tu silencio, que no solicita nada y sin embargo concede tanto.

En las noches de invierno, reposada en el regazo de su dueña soñó con alcanzar la luna. Deseó subir hasta lo más alto del cielo y acariciar a aquella gran señora que brillaba en la noche consiguiendo, que sus grandes ojos sagaces, quedaran hipnotizados ante la belleza de su blancor.  

Y de tanto soñar y soñar, una noche se dejó llevar por la locura de su sueño y escalando a un muro alto se lanzó hacia el cielo creyendo que sus ágiles patas la alzarían al deseado destino.

Pero, aquella noche,  la luna no salió y Norah quedó flotando en el aire, envuelta en el ensueño, profunda quimera de gata soñadora.

Hoy su dueña no es tan feliz. Porque aunque muchos no lo crean, un animal tiene la capacidad de sonsacar de ti sentimientos desconocidos. Y ella, no sabía que podría querer tanto a esa amiga felina, a esa fierecilla que tantas horas de quietud compartió junto a ella.

Es por ello que hoy no escribo sobre una gata, sería torpe si así lo hiciera, pues Norah jugó un papel importante en la vida de una gran amiga y supo aliviar su pesar en esos momentos en los que ni yo, ni otros, pudimos estar presentes.

Hasta la vista Norah, y gracias por colorear la vida de Neus.