El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Nosotros los redimidos, los católicos en el sentido protestante del término, estamos edificados sobre la Piedra angular que es el Cristo, el Mesías resucitado.
El fundamento del poder del pastor es la cooptación y refrendo de los feligreses, por lo que los ministros reformados se someten al mismo código de los laicos.
Tenemos que luchar por la Verdad en medio de la oscuridad. No podemos esperar que venga la luz, pues no la hay. Y en medio de las tinieblas triunfa la luz verdadera.
La sangre del Redentor nos limpia a cada instante, siempre, eso es nuestra vida, por eso somos santos y santificados, como modo de existir.
Existen ídolos fabricados con la mano mental y fantasía discursiva del corazón, los ídolos teológicos. De esos también hay “cofradías” todo el año, y en todos los grupos de la cristiandad.
La conclusión de este catecismo, que va a tener una influencia extraordinaria sobre el destino del cristianismo, es que solo Cristo es sacerdote.
Calvino apuesta no tanto por la reducción represiva del deseo, sino por eliminar una relación insegura con él, que es lo que hace que se torne compulsión…
Si no conocemos la revolución práctica que inspiró el calvinismo tampoco nos conoceremos a nosotros mismos como pueblo ni sabremos nada de nuestros problemas históricos.
Montemolín ha sido fiel a su deber de conservar la memoria de uno de sus más egregios vecinos: Casiodoro de Reina.
En Nicea tenemos, siempre en mi opinión, el primer gran modelo de ejercicio y composición del poder terreno, usando medios imperiales y eclesiásticos: el trono y el altar, que tanto juego ha dado.
Un poco de camino: la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Premio Unamuno amigo de los protestantes 2025.
Menospreciando lo que Dios dice sencillito en su Palabra, los sacerdotes infames han multiplicado los mandamientos y ritos de su tradición.
Los Padres fundadores lo tenían claro. Como esta república se convierta en imperio, a nosotros que nos borren.
Con John Winthrop (1588 [nació en enero, depende cómo se cuente]-1649) tenemos a un personaje formidable para estudiar, y una situación social y política digna de estudio.
El templo religioso y el palacio del poder civil tienen sus reliquias que los unen. Nosotros tenemos la cruz de la victoria sobre la muerte, y no es una reliquia.
Nos han puesto en bandeja, de plata, artística y sacra, la ocasión para trabajar y dar a conocer a nuestro Redentor y las circunstancias de sus redimidos.
Junto a la publicidad imperial también tenemos el buen trabajo, sin publicidad y medios de los medios, de gente en la universidad, en la investigación, etc., que proporcionan valiosos frutos.
Los que estamos en él lo estamos desde la eternidad. Nadie puede ponerse ahí su nombre, ni quitarse cuando está puesto.
Saber a Jesús Mesías crucificado es conocer y predicar todo el consejo de Dios, pero sólo su consejo, no el nuestro.
La vieja alianza, con sus leyes, santuario, sacerdocio, etc., ha quedado clausurada por la Nueva.
La predicación del Evangelio implica necesariamente el anuncio de la clausura del código legal levítico.
Ahora, cumplida la Promesa, en la obra y persona del Redentor, no tenemos templo o santuario terrenal. No existen sitios sagrados.
La adoración, lo mismo que la Palabra, el perdón, es nueva cada momento. Siempre brote fresco, y eso viene de Dios, que con el Primogénito nos lleva a su casa.
La ocasión del Senado ha sido modelo de la confusión entre acción política y doctrina religiosa. Ambas mezcladas como una “verdad”.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.