El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Es curioso cómo despreciamos las situaciones más sencillas mientras nos pasamos la vida esperando una acción extraordinaria. Olvidamos que lo trascendental vive dentro del día a día.
Olvidamos que Él no está atado al tiempo ni al espacio, así que puede ocuparse de todas sus creaturas.
Podemos expresar vida con nuestras palabras, o llenar de violencia a los que nos rodean con cada expresión que sale de nuestra boca.
Me siento tranquilo sabiendo que, no solo mi futuro, sino también toda mi vida está en las manos de Dios.
Dios es el médico del alma que jamás se equivoca, el especialista en curar y restaurar.
Porque esas situaciones imposibles que se vencen, no son tan milagrosas por su improbabilidad, sino porque nadie antes había creído que podrían realizarse.
El mundo gira en torno a los pensamientos y los deseos de Dios, porque esos pensamientos y deseos son de bien para toda la humanidad.
Necesitamos pasar tiempo examinándonos a nosotros mismos. Reflexionar sobre lo que estamos haciendo y lo que está sucediendo en nuestra vida.
Tarde o temprano todos pasamos por situaciones difíciles, así que debemos recordar algunas de las lecciones más importantes.
Hoy vivimos un cristianismo que se esconde en el lujo y la apariencia porque sólo busca el éxito y la grandeza.
Todos tenemos siempre la posibilidad de escoger lo que tenemos dentro de nosotros, lo que permitimos que salga de nuestro corazón.
Sólo quien ama puede perdonar de verdad. Cualquier otra decisión tomada con una motivación diferente, simplemente nos lleva a “componendas” que tarde o temprano se vienen abajo
El ejemplo es siempre más importante que las palabras y la clave en la familia es estar preparados siempre para amar, enseñar, bendecir y abrazar.
El dolor del alma nos va destruyendo poco a poco, casi sin darnos cuenta.
Él nos ayuda a ser diferentes, comprometidos, llenos de valor para defender lo que es justo y dependiendo siempre de las fuerzas que él nos da para no abandonar nunca.
La filosofía reinante es que el individuo está por encima de todo, y los derechos que se derivan de sus deseos personales tienen que ser respetados.
El problema comienza cuando pensamos que jamás nos van a defraudar. La verdad es que no podemos estar seguros ni de nosotros mismos.
Parece difícil saber envejecer. Creo que no es tanto por el paso del tiempo, sino por la sensación de que estamos perdiendo “cosas”.
Tenemos que reconocer que nuestra sociedad vive fijándose sólo en las apariencias y despreciando a los que son diferentes.
Si quieres saber qué es prioritario para ti, haz un ejercicio muy sencillo: mira hacia atrás y anota el tiempo que le dedicaste a cada actividad y a cada persona durante las últimas semanas.
En un mundo dónde lo que vale es lo políticamente correcto, algunos de los mayores enemigos de Dios son las personas que dicen y hacen lo correcto.
El corazón sabio conoce el tiempo, porque recuerda que no hay nada mejor que vivir lo más cerca posible de la fuente de la vida.
Necesitamos trabajar en la creación de una contracultura: una nueva escala de valores ayudando y sirviendo a los demás, sin buscar el provecho propio en primer lugar. Una contracultura enfocada en dar y no en recibir, en curar y no en herir.
Todos nos necesitamos. Todos debemos ayudarnos, comenzando por nuestra propia familia. Todos debemos agradecer lo que otros hacen por nosotros.
Dios anunció que el amor sería lo que delataría a sus seguidores: no los milagros ni la doctrina. ¡Ni siquiera el poder! Sólo el amor.
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