Volver a casa

Sam Stone es una canción de John Prine (1972) que narra la historia de un soldado que vuelve de la guerra, pero cuando regresa a casa nada parece tener sentido para él, y eso le lleva a meterse en el mundo de las drogas. En el estribillo de la canción, el compositor habla de esa adición de una manera poética porque una de sus hijas dice: “Hay un agujero en el brazo de papá por el que desaparece todo nuestro dinero”.

Uno de los mayores problemas de nuestra sociedad es volverse insensible hacia situaciones que no puede controlar. El consumo de drogas es una de esas situaciones: alrededor de 300.000 personas fallecen cada año en todo el mundo debido a esa adicción y a muchos ni siquiera les preocupa. Nos hemos acostumbrado a las dos cosas, a las cifras y a las muertes. 

Literalmente son miles de millones de euros los que ganan quienes distribuyen la droga en todos los lugares del mundo, pero aún siendo ese dato absolutamente espeluznante, nada tan terrible como las vidas que se pierden de una manera definitiva: por un agujero en el brazo, por el contenido de una botella de alcohol, por el esnifar otro tipo de drogas que, sólo aparentemente, parecen menos peligrosas… No importa el método, las adicciones nos recuerdan que vivimos en una sociedad que ha perdido el sentido de la vida. 

Sé que he repetido varias veces que el haber rechazado a Dios nos está llevando a situaciones que muchos ni imaginaban, pero no puedo dejar de decirlo una y otra vez. Puede que muchos se introduzcan en ese mundo cruel de las drogas debido a muchos motivos diferentes: nuevas experiencias, un salto a lo desconocido, engaños de falsos amigos, querer vivir aventuras extraordinarias… las causas son conocidas por todos. Las razones para dejarlo deberían ser mucho más claras.

Sólo cuando nuestro corazón encuentra su lugar, renunciamos a todo lo que nos hace daño. Cuando no sabemos hacia dónde ir simplemente nos dejamos llevar: como si nada importara, como si las experiencias fueran siempre lo que determinan nuestra razón de ser. ¡Este es el momento de volver a casa! ¡Hoy es el día de tomar la decisión de vivir abrazando el amor de Dios! No importa si estás leyendo estas líneas y te consideras ateo e incluso piensas que es una tontería lo que estoy escribiendo ¡Si sirve para salvar una vida, todo tiene sentido! Si desaparece el agujero del alma, estas palabras serán geniales, porque sólo Dios puede hacer algo tan impresionante. Seas quién seas, y sin importar lo que haya ocurrido en tu vida hasta ahora.

Vuelve a quién diseñó tu vida, vuelve a tu Creador. Habla con Él, “desafíale” por decirlo de alguna manera, porque su deseo por ti es de una ternura inimaginable: “¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque ellas se olvidaran, yo no te olvidaré” (Isaías 49:15). Cuando conoces a Alguien que te quiere de esa manera, no importan cuales sean las heridas de tu corazón: Él va a curarlas.