El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La presencia de Jesús saca a los demonios de sus escondites y los expone a la luz.
El pecado es una forma incomprensible de locura. Y esto se pone claramente de manifiesto al observar qué hace el ser humano llevado o dominado por el pecado.
Es evidente que estamos en caída libre. Es como si se nos quisiera destruir y hacer desaparecer. Pues bien, para estos insoportables, como el endemoniado, ha venido Jesús.
Esta historia solo se puede entender y exponer correctamente como un testimonio auténtico y verdadero de testigos oculares.
Los evangelistas nos muestran a Jesús como el que tiene todo el poder sobre los elementos de la naturaleza, sobre los demonios, sobre las enfermedades incurables y sobre la misma muerte.
Los años silenciosos de Tarso tienen su importancia y desempeñan una labor decisiva para la formación del futuro gran misionero.
¡Pablo tiene que retirarse al desierto para orar y reflexionar sin que nadie le estorbe! Y así el desierto, la tierra de la muerte, se convierte para Saulo en lugar de vida y verdor espirituales.
Después de haber conocido personalmente a Jesús como su Salvador y Señor, él debía hacer todo lo posible para que otras personas gustaran su misma experiencia de conversión al Señor.
Lo que hacemos los hombres es importante, sin embargo, lo decisivo es lo que hace Jesús en los hombres.
Cuatro cosas aprende Saulo de la pregunta que le formula Jesús.
Pablo era un hombre confundido en su camino. ¿Cómo es posible equivocarse tanto? Hay varias razones para ello.
La imagen de Saulo camino de Damasco es digna de una atenta consideración.
Pablo cursó sus estudios religiosos en la ciudad de Jerusalén. Ésta era el centro del saber rabínico.
La gracia de Dios asistió a Pablo desde su mismo nacimiento, preparándole para su posterior misión mundial.
Hay acontecimientos que, por determinadas circunstancias, causan en nosotros una profunda impresión. Este fue el caso de Saulo de Tarso al contemplar la lapidación de Esteban, el primer mártir cristiano.
No soy yo el originador de mi fe, yo soy el que cree, en un hecho objetivo, porque la intervención del Espíritu de Dios obra en mí la capacidad de creer.
La enseñanza bíblica de la gracia sostiene que el originador y realizador de la salvación del hombre es el Espíritu Santo, llamado también Espíritu de Gracia.
¡Sólo Escritura!: en cuestión de fe, salvación y vida cristiana, sólo la Biblia, como revelación divina, es norma suprema, última instancia para cristiano e Iglesia.
Los reformadores en la fórmula “solus Christus” enfatizan que sólo hay un camino que conduce a Dios, y es la persona de Jesucristo.
Las ‘Sola’ tienen desde el principio carácter exclusivo y delimitante. Se usó de inicio para responder a Roma, pero hoy la amenaza surge, además, del interior del propio protestantismo.
El Padrenuestro, sólo se puede orar desde el final: sólo mirando al futuro que Dios nos ha prometido.
Líbranos del mal debe ser nuestra oración diaria, así como también se nos enseña a pedir por el pan de “hoy” y por el perdón de nuestros pecados.
Jesús une, en la oración que enseña a su iglesia, el pan y el perdón, sabedor de que no debe darse una cosa sin la otra.
Ser cristiano es ir por la vida de la mano de un Dios real que cuida de nosotros.
Todo cristiano está obligado a preguntarle a Dios: Señor, ¿cuál es tu voluntad concreta para mi vida?
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