El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La Biblia ha venido guiando la historia desde el principio del tiempo, venciendo tormentas de odio, apaciguando tempestades de controversia, llevando la civilización a tierras extrañas y la paz a hogares civilizados.
Si, incluso, hasta el concepto de verdad se puede debatir, eso significa que somos la civilización más pobre que ha existido.
La verdad última es teológica, no filosófica. Cuando el cristianismo reconoce que Jesús es la Verdad (Juan 14:6), relativa al relativizador y busca la trascendencia de ese Dios infinito que se revela en lo personal.
Si hubiera que aplicarle un apropiado calificativo a la mentira sería el de destructiva, porque efectivamente su efecto es destructor.
Un cuento de Antonio Cárdenas.
Las ventajas y beneficios que se obtienen por medio de la mentira, a la corta, hacen que sea un recurso bien extendido en este mundo.
Sólo se combate la mentira desde la verdad, nunca desde la confusión.
La fidelidad de Dios nos abraza de tal manera que aprendemos a vivir en la verdad. ¡Y a vivir de verdad! No necesitamos engañar a nadie ni mucho menos a nosotros mismos.
La verdad se sostiene a sí misma, no siéndole añadido nada ni siéndole restado nada, según quién sea su declarante.
Salvando las correspondientes distancias, el reino animal ofrece también ejemplos de “mentira blanca o piadosa”.
Alimentarse de la mentira es sabroso, dulce. El que una vez echa mano de ella y ve que consigue resultados, continuará volviendo a recurrir a su ayuda.
Ni el convencimiento fervoroso, ni la fe sincera, ni la confesión hecha una y mil veces cambiará la mentira en verdad. La verdad es que se puede estar “muy sinceramente” equivocado.
A veces tenemos la sensación de que luchamos por la verdad, hasta entregarlo prácticamente todo y reducirnos incluso al aislamiento. Pero nuestras motivaciones son otras, y nuestro corazón, lejano.
Los engañadores crecen en épocas de incertidumbre y peligro, porque es entonces cuando todos buscan respuestas y soluciones a situaciones que se han vuelto amenazantes.
El labio veraz, sin importar los ataques y pruebas que pueda sufrir, prevalecerá, porque la verdad es intrínsecamente inmortal y en eso radica su victoria.
Las mentiras a tropel se han instalado en el imaginario colectivo como supuestas verdades que se están socializando a marchas forzadas.
Sus mentiras a Don Quijote no eran tales, sino la verdad enmascarada. Con ellas no pretendía beneficio alguno, ni dañaban el cuerpo del hidalgo.
— Ese señor del que usted me habla no le conozco ni sé quién pueda ser.
Una investigación publicada por la Universidad de Río de Janeiro subraya que “es preciso una lectura crítica” ante la circulación de información falsa en los medios digitales.
Cuando llevas demasiado tiempo utilizando diferentes caretas, descubres que en realidad no sabes quién eres.
Aunque con argumentos cada vez más sofisticados y cargados de razones, nuestra estrategia sigue estando atravesada por la mentira y el engaño.
No es del todo extraño que muchas personas tomen decisiones en su vida sin demasiado sentido. Lo que jamás haríamos en ninguna situación de la vida lo hacemos en lo más trascendental: la base espiritual de nuestra existencia.
Los cristianos evangélicos deben ser los primeros en comprometerse a buscar la verdad, defender la verdad y difundir la verdad.
El corazón humano puede aparentar humildad, cuando el orgullo es quien está agazapado; puede pretender sinceridad, si bien la doblez anda escondida en sus repliegues.
No somos cristianos porque funcione o ayude principalmente, es decir, por puro pragmatismo, sino porque es la verdad.
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