La verdad se sostiene a sí misma, no siéndole añadido nada ni siéndole restado nada, según quién sea su declarante.
En aquel juicio quedó demostrado que el acusado era culpable, no tanto por las pruebas en sí, sino por la categoría que tenían sus jueces. Si aquellos eminentes personajes que se sentaban en el tribunal habían dictaminado tal sentencia, había que dar por sentado que era justa, porque supuestamente según sea la grandeza de la persona, así es la razón que tienen sus palabras. Por eso, nadie osó cuestionar lo que ellos habían resuelto y hasta el día de hoy hay quienes creen que aquellos jueces fueron guiados por la justicia, dada la reputación que tenían, pues no en vano el tribunal del que formaban parte no era uno de segundo rango, sino el equivalente a lo que hoy en día es el Tribunal Supremo. Por tanto, su veredicto, además de ser inapelable, necesariamente tenía que obedecer a los principios de la equidad, toda vez que se trataba de una institución arraigada en un pueblo que había recibido una Ley como ningún otro pueblo había recibido nunca.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]
De este modo fue como el acusado quedó condenado a la pena capital, lo cual tenía que ser corroborado por otro alto tribunal, dado que el primero no tenía facultad judicial para imponer esa clase de castigo, ya que la nación estaba bajo la administración de una potencia extranjera. ¿Qué haría ese otro alto tribunal? Los principios jurídicos que lo sustentaban no podían ser más elevados, pues el imperio que los había elaborado había hecho del derecho una de sus piedras angulares. Hasta tal punto ese derecho era de prestigio, que incluso en los tiempos actuales es una rama del derecho que se estudia en las universidades de todo el mundo. Por tanto, era evidente que el representante de tan afamado derecho iba a emitir un veredicto justo.
Y así fue como el acusado quedó condenado como culpable por dos altos tribunales, no de naciones bárbaras y atrasadas, sino de dos de los pueblos más selectos que pudiera haber. Y los magistrados de ambos, que en teoría no estaban en connivencia entre sí, concordaron en el fallo.
Sin embargo, cuando el acusado ya hubo sido ejecutado, en la terrible forma acostumbrada, el hombre que estaba al cargo de que la sentencia se cumpliera, exclamó: ‘Verdaderamente este hombre era justo.’ Él había visto antes morir a otros de esa misma manera, pero nunca había visto que ninguno muriera como este reo había muerto. Además, coincidiendo con el momento de su agonía y muerte, habían ocurrido sucesos naturales extraordinarios. Sí, todo alrededor de aquel ajusticiado era insólito, igual que el ajusticiado mismo, y aunque el custodio de la ejecución no era un hombre de leyes, llegó a una conclusión diametralmente opuesta a la de los dos altos tribunales respecto al reo. Naturalmente, su declaración no serviría para nada, pues el condenado ya estaba muerto y en caso de no haberlo estado, carecía de valor vinculante, porque ¿qué poder iba a tener el testimonio de un don nadie, frente al veredicto de los que eran notables?
Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘El que habla verdad declara justicia; mas el testigo mentiroso engaño.’ (Proverbios 12:17). El texto está en impersonal, no refiriéndose a Fulano o Mengano, sino estableciendo un principio universalmente válido, independientemente de quién sea el sujeto. Es decir, es indiferente si quien habla verdad es grande o pequeño, porque el valor de la verdad no estriba en la importancia de la persona que la proclama. Si la verdad la declara un desconocido, no tiene menos valor que si la declara un famoso. Y si la declara un influyente, no tiene más valor que si la declara un insignificante. La verdad se sostiene a sí misma, no siéndole añadido nada ni siéndole restado nada, según quién sea su declarante.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]
El texto muestra la relación que hay entre la verdad y la justicia, de modo que si alguien habla la verdad, está proclamando la justicia, aunque sea lego en leyes y jurisprudencia. Y si se diera el caso de que los peritos en leyes y jurisprudencia le refutaran, no quedaría menoscabado el valor de su confesión.
Lo mismo es cierto también en el caso de la mentira, que lo es no por la escala social que ostenta la boca que la emite, sino por la propia naturaleza que la mentira tiene. Si la mentira la declara el grande, tal mentira no será más grande que si la declara el pequeño, porque la magnitud de la mentira no está en función del calibre que tiene la persona. Y así como hay una relación entre verdad y justicia, también la hay entre mentira y engaño, que están indisolublemente unidos entre sí. Es llamativo que el pasaje dice literalmente ‘el testigo de mentiras’, siendo notable que mientras la verdad está en singular, porque sólo hay una, las mentiras están en plural, pues son innumerables.
¡Qué gran lección enseña este tweet de Dios, teniendo en cuenta lo fácil que es dejarse llevar por quién sea el declarante y no por la declaración en sí! No ha perdido un ápice de su valor, aunque hace tres milenios que fue escrito, porque hoy, lo mismo que ayer, la verdad sigue siendo una y las mentiras muchas, sin importar quién sea su autor o autores.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o