El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
¿Existe otra forma de vivir? ¿O debemos conformarnos con ser parte del sumiso “rebaño lanar” en un mundo corrupto?
Otras obras de referencia consideran esta novela una obra menor en la narrativa de Unamuno. Pero biógrafos, críticos literarios y filósofos no piensan igual.
Habacuc es el portavoz de las grandes preguntas que creyentes y no creyentes se han hecho a lo largo de la historia.
Unamuno desarrolla una idea clave en toda su literatura: la frontera entre el sacrilegio de fingir en religión lo que no se cree y la bondad que supone mantener la fe.
En el escaparate de las apariencias, si yo me lo creo y los demás me lo confirman, ¿para qué quiero más? ¡Qué deshumanización más radical!
Allí sentados, intranquilos, los dos niños esperaban a que se desarrollaran los acontecimientos. De vez en cuando, uno de los cristales superiores de la ventana temblaba y chirriaba con el viento que lo empujaba con fuerza.
El periodista Juan Carlos Parra lanza su primera novela: “Hay muy poco de iglesia, la espiritualidad se manifiesta en la vida práctica como una aventura de fe”.
Es en momentos así donde se juega la fe cristiana el todo por el todo. Y, entonces, hay que preguntarse ¿Vale la pena creer en Dios?
La gracia de Dios asistió a Pablo desde su mismo nacimiento, preparándole para su posterior misión mundial.
¡Qué ejemplo el tuyo, Joana!! Nunca lo olvidaré.
Esta novela de Unamuno “refleja perfectamente el eterno conflicto entre religión y sexo”.
La vejez no puede interpretarse como una vida perdida, porque se convierte en una existencia acumulada para que los demás contemplen su belleza y hermosura.
“Lo mismo pude haber puesto Cuatro novelas ejemplares. ¿Por qué? Porque este prólogo es también una novela”, escribe Unamuno.
No hay intermitencias en la entrega misionera de Monroy; no hay espejos rotos en la rotación en que divide su tiempo para predicar la Palabra con el ejemplo.
Dios está caminando en medio de los sanitarios que se enfrentan a situaciones imponderables que desbordan todas las posibilidades humanas.
Todos los que vivimos principalmente de la lectura y en la lectura no podemos separar de los personajes poéticos o novelescos a los históricos… Todo es para nosotros libro, lectura.
Quiero detenerme en el valor sociocultural y espiritual de la paella, plato universal de Valencia y su provincia.
De esta, dijo el propio Unamuno que era “la más trágica de sus novelas”.
Las comidas de Jesús son signos liberadores capaces de acoger a los que siempre se les ha impedido participar de la mesa con los otros.
“Desde que Nietzsche proclamó la muerte de Dios, pocos escritores han planteado con mayor vigor que Unamuno el problema de las relaciones entre el creador y sus criaturas como Unamuno”.
Unamuno vivió obsesionado por el pensamiento de la muerte y por el sentido sin sentido de la vida.
La política (el Parlamento) ha dejado de convertirse en la solución para ser parte del problema.
Cuenta la historia de don Avito Carrascal, un intelectual que cree que puede convertir un niño en genio aplicando los principios modernos de la pedagogía.
Jesús tuvo la audacia de pronunciar palabras que sonaron absolutamente subversivas, incluso para los discípulos.
¿La crisis de un sistema moral consiste en el hecho de que sus principios o mandamientos sean violados?
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