El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Preciosa facultad es la prudencia, que preserva a sus poseedores de experimentar las duras consecuencias de andar descuidadamente.
Hay personas cuya jactancia es tan elevada, por el alto concepto que de sí mismas tienen, que por esa misma razón quedan descalificadas.
Hay una componente de vergüenza asociada a la culpa por la que nadie quiere pasar.
Los engañadores crecen en épocas de incertidumbre y peligro, porque es entonces cuando todos buscan respuestas y soluciones a situaciones que se han vuelto amenazantes.
Si la alegría es manifestación espontánea de dicha, la fiesta es esa misma alegría desbordada.
El labio veraz, sin importar los ataques y pruebas que pueda sufrir, prevalecerá, porque la verdad es intrínsecamente inmortal y en eso radica su victoria.
Aunque el escenario cambie, el corazón humano sigue siendo igual, saturado y satisfecho de sí mismo.
El acto moral bueno, reiterado, crea una tendencia a lo bueno, mientras que el acto moral malo, la crea hacia lo malo.
La historia de Acaz, que es el rey de Judá, y su truncado sueño de alianza con el gran monarca asirio Tiglat-pileser, es bien instructiva en cuanto a la confianza que resulta ser un quebradero de cabeza.
La cita con el pecado llega a parar en la muerte, aunque realmente su estación término es el infierno.
Finalmente, la torpe risa del necio y la cauta circunspección del inteligente, tendrán cada una su justa remuneración.
La Biblia tiene mucho que decir sobre la confianza, estableciendo una distinción entre las falsas fuentes de confianza y la verdadera fuente de confianza.
Al rechazar a la Luz, el mundo se quedó con su luz, que es oscuridad, en la cual el príncipe de las tinieblas gobierna a su antojo.
La sonda de Dios descubre el pecado en ojos, corazón y pensamientos, de manera que su dictamen es: la maldad está en el interior.
Las contiendas entre hermanos, son aún más pertinaces que lo que pueda ser una ciudad fortificada.
Lo terrible hoy es la normalización de un mal, para no actuar.
Hay cuatro mujeres con las que todos los hombres deberíamos intimar, cuyos nombres son Sabiduría, Ciencia, Discreción e Inteligencia.
Juzgarse a uno mismo necesariamente supone un juicio torcido ya de antemano, es decir, un pre-juicio, porque nadie se va a aplicar a sí mismo una norma que le perjudique.
Las meras palabras, cuando lo que hace falta son hechos, solamente van a producir pobreza. Acabarán en indigencia.
Como es el fruto lo que determina la validez, se desprende que la reprensión es lo que vale y no la lisonja, por lo que el reprensor, a posteriori, recoge un valioso fruto de aprobación.
Jesús se hizo hombre para ser el amigo que ama en todo tiempo.
La historia personal y la historia de las naciones es claro ejemplo de esta verdad.
Hay una envidia a evitar, porque si lo envidiado es malo, aunque tenga beneficios, es pasajero y se acaba; pero hay lo que en verdad es digno de ser envidiado, porque dura para siempre.
Esta volatilidad que en realidad tiene lo que en apariencia se presenta como imponente, debiera hacernos reflexionar sobre lo que verdaderamente es creíble.
La tormenta del malo durará lo que está estipulado que dure. Quien permanece es el justo, por la poderosa razón de que su fundamento es inamovible.
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