El tweet de Dios sobre los gobernantes y la fuente de su gobierno

Al considerar el rumbo que han tomado los derechos humanos en nuestro tiempo, no queda otro remedio que preguntarse cómo es posible que se haya llegado hasta aquí. Porque si por derechos humanos se entiende cualquier aberración, fruto del deseo y capricho de cada cual, entonces es la misma palabra derecho la que se ha torcido, para que en ella quepa el antojo y la imaginación que quien sea quiera darle. Pero lo más perturbador es cuando quienes hacen eso, son los que se supone que están encargados de velar por el recto entendimiento y aplicación de lo que son los derechos humanos. Aquel gobernante romano que cedió a la presión de la masa para condenar a un inocente, saltándose todas las normas del derecho, e inventándose para la ocasión una inexcusable excusa, fue el precursor de tantos que hoy han fabricado “derechos” que se ajusten a lo que la presión demanda.

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El argumento que se esgrime es que los tiempos están cambiado (y no precisamente en la dirección en la que anunciaba Bob Dylan en su canción) y por lo tanto se requiere también un cambio en el entendimiento de lo que son los derechos humanos. Pero si los tales están a expensas de los vaivenes y oscilaciones del tiempo, si dependen del sentir de una sociedad que no tiene brújula, entonces significa que solo les queda el nombre, pero sin contenido verdadero que haga honor a ese nombre.

Que algo que fue tan sopesado y estudiado, antes de ser redactado, por eminentes juristas para que llegara a ser patrimonio común de la humanidad, se haya convertido en un saco donde todo cabe, es señal segura de que el norte se ha perdido y la nave está a merced de los vientos, con pilotos que no saben a dónde van, aunque se ufanen de que lo saben, con lo cual el naufragio está asegurado. Si se hundieran ellos solos sería un mal menor, pero lo grave es que millones se hundirán juntamente con ellos.

Los derechos humanos solo pueden estar basados en la justicia, porque en el momento en que su fundamento sea la fantasía de los hombres, automáticamente habrán dejado de serlo para convertirse en otra cosa. Abusos humanos podría ser una definición más exacta, o desafueros humanos, o desmanes humanos, o atropellos humanos. Porque lo que está ocurriendo es que por comisión y por omisión los derechos humanos están siendo mangoneados, para que contengan lo que algunos quieren que contengan, de modo que lo que ellos promueven se vea beneficiado y lo que no perjudicado, mediante la alteración de la norma de justicia. Y así es como asistimos al amparo y protección, a toda costa, de lo torcido y al desamparo y desprotección de lo recto. Lo que se ha hecho fuerte, goza de todas las garantías y lo que es débil o ha sido debilitado, carece de ellas.

Con el descaro del que hacen gala, que no tiene recato alguno, han conseguido imponer sus tesis, empleando siempre el chantaje contra cualquiera que pretenda hacerles frente, pendiendo su amenaza como espada de Damocles sobre la cabeza de todo aquel que se atreva a disentir.

Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘Por mí reinan los reyes y los príncipes determinan justicia. Por mí dominan los príncipes y todos los gobernadores juzgan la tierra.’ (Proverbios 8:15-16). Llama la atención la diversidad de sustantivos con los que se denomina a los encargados de gobernar. Aunque en esta traducción hay tres, en realidad son cuatro, porque la palabra príncipes es la traducción de dos palabras diferentes. Es como si el pasaje, con esa variedad de palabras, quisiera incluir a todos los que están en autoridad, no importa su rango o cargo.

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Ahí vemos a los gobernantes que están en lo más alto de la pirámide jerárquica y a los que están un poco más abajo. Están los reyes, pero también los potentados; están los jefes, pero también los nobles. Mas aunque los nombres son distintos, todos ellos tienen la misma responsabilidad de administrar justicia, a todos les compete por igual el mismo cometido.

Pero el texto enseña algo primordial y es que, tanto unos como otros, dependen, para el ejercicio de su alta encomienda, de otra persona, que es el origen de la justicia, que no emana del pueblo, ni tampoco de ellos mismos. La expresión ‘por mí’ significa que gracias a la persona que habla, los gobernantes pueden administrar justicia verdadera. Quien así habla es la Sabiduría, que no es un concepto abstracto sino una Persona, origen de todo lo creado, de lo visible y lo invisible, y origen también de lo que todos los gobernantes necesitan para gobernar bien. 

Este tweet aclara por qué se ha llegado al desvarío actual, pues si para gobernar conforme a la justicia se precisa de quien es la Sabiduría, ¿qué clase de justicia va a haber si se ha desechado tal Sabiduría y los gobernantes han echado mano de su propia sabiduría, que es necedad?