El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Dos se hacen uno. La relación entre ellos se fortalece. Las vivencias se comparten de manera íntima. Se acrecienta la amistad.
A menudo, pensamos que el impacto positivo que estamos haciendo para el Reino justifica o contrarresta las “prebendas” que nos concedemos en el camino.
Todo reside en el hecho de un Dios crucificado, que Aquel que recibió el castigo reservado para los peores criminales, la crucifixión, sea Dios mismo.
Si Stott fue uno de los principales representantes del cristianismo evangélico del siglo pasado, no era por una agenda social o política, sino por su pasión por el Evangelio.
Me admira ese convencimiento de que un misionero extranjero, que llegaba con todo un bagaje de raza y cultura, se despojara de todo para encarnarse en esa nueva cultura que le acogía.
John Stott no fue a All Souls deliberadamente. Era su iglesia de toda la vida. Volvía al lugar donde se había criado.
Este Hijo amado cumplirá con la misión mesiánica del siervo profetizado por Isaías.
El anuncio del acontecimiento más relevante e importante de la historia de la humanidad, se relaciona con los débiles y humildes de la tierra, dejando a un lado a los poderosos. ¡Hay esperanza para los pobres de la tierra! ¡Ha resucitado!
La resurrección de nuestro Señor Jesucristo enseña la legitimidad de la fe cristiana para llamar a todos al arrepentimiento y la fe en Jesús como el único camino de salvación.
Hay un brazo de la cruz que se agarra a la tierra para que nadie pueda mover este mensaje del amor de Jesús al mundo.
Fuerte debe ser la convicción y el compromiso. Los gobernantes y los soldados se burlaban, ése era el ejemplo que daban; y el ejemplo arrasa para bien o para mal.
Hablando de su vida antes de conocer a Cristo, Stott decía que “no podía entender por qué estaba envuelto en una neblina y no podía acercarme a Dios. Parecía remoto y distante. Ahora sé la razón. Dios no era responsable de esa nube, sino yo.”
En este tiempo de crisis se hace, creo, más necesario que nunca establecernos fuertemente en el Dador de las promesas, más que en la bendición misma que nos ofrece, por mucho que la necesitemos.
Marcos ha convertido el anuncio de Jesús en argumento y contenido de un libro.
La policía ha cerrado el local y ha detenido al pastor, que ha asegurado que estaban realizado un ‘tratamiento’ a través de oraciones.
Lo que la gente llama muchas buenas obras, no son más actos para nuestra propia gloria que a Dios no le impresionan.
Toda la suma de nuestra esperanza como seres humanos finitos descansa en esa inmensa realidad que anuncia la temporada de Adviento.
Suze vivía con su hermana y su madre en la misma casa donde una mujer albergaba a cantantes vagabundos de folk, como Bob. Él estaba loco por ella.
Jesús, uniendo lo trascendente y el amor al hombre en su aquí y su ahora, nos dice: “Yo he venido para que tengáis vida y para que la tengáis en abundancia”.
Jesucristo dará un descanso seguro a aquellas almas cansadas que, por medio de una fe viva, vienen a él en su búsqueda; descanso del terror del pecado, descanso del poder del pecado, un reposo en Dios.
En esta historia destacan dos grandes temas: el don de Dios, encarnado en la persona de Cristo y la espiritualidad de Dios.
Existen “astrónomos de la gracia” que son capaces de teorizar mucho sobre la gracia de Dios, pero solo la observan desde lejos.
Toda criatura humana es también como un caminante de la historia. El Maestro se hace presente en los senderos de la humanidad.
No captar la importancia de la Caída, como Schaeffer, es caer en los dos principales errores que tiene el cristianismo contemporáneo.
Jesucristo puede identificarse hoy con cada víctima de injusticia sistémica en nuestro mundo. Un artículo de Ivor Poobalan y Victor Nakah.
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