El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Las cosas invisibles de Dios continúan haciéndose claramente visibles, mediante la observación detallada de las cosas creadas por Él.
Desde la creencia en un Dios que hizo todas las cosas con sabiduría, se puede llegar a la conclusión de que la abundancia de minerales de nuestro planeta es única en el cosmos.
Habiendo navegado por los mares de casi todo tipo de discusiones bíblicas de altura y de bajura en todos estos años, prefiero quedarme con la Sola Escritura.
Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘Para dar sagacidad a los simples y a los jóvenes inteligencia y cordura.’ (Proverbios 1:4).
Es sorprendente que todas estas propiedades físicas y químicas del agua, que se han ido mencionando, colaboren entre sí a distintos niveles con la única finalidad de hacer posible la vida en la Tierra.
No se conocen otros compuestos de la corteza terrestre, ni de la atmósfera, capaces de adoptar los tres estados estados físicos (líquido, sólido y gaseoso) en las condiciones ambientales de la Tierra.
Es evidente que hay cambio y adaptación en la naturaleza, pero el puro azar es incapaz de crear tanta información sofisticada.
En la Biblia ya se sugería que Dios es grande porque “atrae las gotas de las aguas, al transformarse el vapor en lluvia, la cual destilan las nubes, goteando en abundancia sobre los hombres” (Job 36:26-28).
Propuestas como el implante de un chip en el cerebro o la manipulación genética en recién nacidos generan un amplio rechazo entre la mayoría de la población “creyente” en el país.
La teoría de la deriva continental no empezó a tomarse en serio hasta que, en el año 1912, el geofísico y meteorólogo alemán Alfred Wegener publicó su famoso artículo.
No se trata ya de un solo tronco ancestral del que surgieron todas las ramas de los seres vivos, sino que las principales categorías de organismos estaban ya presentes en el comienzo de los tiempos. Esto es precisamente lo que predice el Diseño inteligente.
Las ideas de Weismann dividieron a la comunidad científica en facciones hostiles. La teoría del plasma germinal o germoplasma polarizó las opiniones debilitando al darwinismo.
El mendelismo implicaba una definición estática de las especies cuyos factores hereditarios eran constantes de generación en generación.
Lo que tantos fósiles demuestran es que en el pasado existieron muchos más tipos básicos de organismos que en la actualidad.
Desde principios del otoño de 1838, Darwin dedicó el resto de su vida a demostrar que la selección natural era el motor de la teoría de la evolución de las especies.
La misión de la ciencia es reflejar lo más fielmente posible la realidad natural, sin distorsionarla o entrar en especulaciones indemostrables.
El maltrato de los ecosistemas naturales y de los seres vivos que forman parte de ellos es el origen de los virus que pueden matarnos.
No existe ninguna razón de peso para suponer que la extraordinaria complejidad e información de los hilos de seda se haya forjado mediante un proceso ciego de evolución por selección natural.
En mi opinión, los lentos movimientos de los girasoles gritan a los cuatro vientos la palabra “diseño”.
Hay cuatro mujeres con las que todos los hombres deberíamos intimar, cuyos nombres son Sabiduría, Ciencia, Discreción e Inteligencia.
El diseño se puede probar buscando indicios de inteligencia en la naturaleza y reconociendo que la mejor explicación es aquella que apela a un agente inteligente y no a la casualidad sin propósito.
El Autor de la vida fue el Dios del Sinaí y el Dios del Calvario.
Pocas cosas deshonran tanto a Dios como aquellos que dicen seguirle y no le aman.
No existen tantas evidencias de la evolución como la gente suele creer. El creador podría haberlo hecho todo a partir de la nada repentinamente, o bien por medio de la creación de tipos básicos de organismos que poco a poco se diversificaran por microevolución.
¿Acaso el raciocinio humano no puede ir de la mano de la esperanza teísta?
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