El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Hay dos maneras de mirar la cruz: permanecer junto a Jesús esperando su resurrección, o regresar con la multitud que va errante, como testigo del acontecimiento salvador.
Nunca es tarde si, ya sea con dolor o sin dolor, hay buena voluntad de progreso.
Las enseñanzas del Reino de Dios no deben ocultarse anteponiendo las obligaciones terrenales. Las palabras de Jesús liberan.
Nadie quiere ser malo todo el día y, para ellos, también derrama Dios su misericordia.
Estos seres existen. Se detectan. Se huelen. Nos atraen.
Dios está por nosotros mucho más que nosotros por nuestros hijos.
Necesitamos que el almanaque, más que gobernarnos, esté de nuestra parte, a nuestra disposición.
Era una especie de pueblo configurado con retales de diferentes modelos de casas y figurillas.
Las tinajas de las bodas de Caná fueron seis según las Escrituras, más la obra del Señor en las vasijas humanas no tiene límite.
Parece que hemos aprendido que el dolor y la pérdida de un ser querido se llevan dentro, que no hay que andar justificándolo.
Los cuidadores profesionales deben ser el principal apoyo de las personas mayores y así permitir a sus familiares seguir con su vida laboral y personal con toda tranquilidad.
Sí, de todas las iglesias puede salir algo bueno, o muy bueno, como son las personas compasivas, las que se duelen con las desgracias ajenas como si las estuvieran sufriendo en carne propia.
Nos fabricamos un sin fin de montañas mentales sin disponer de la fe suficiente para hacerlas desaparecer.
Se pierde dentro de su propia casa. Desconoce lo que hace. Quiere volver a la niñez, regresar a su casa paterna, a aquellos años infantiles que aún rememora con claridad.
Si Dios fuese interesado dejaría de ser ilimitado. Se duele con todo lo malo que puede ocurrirle al ser humano y se alegra con todo lo bueno que le sucede.
La amistad es grandiosa, suele brotar de manera espontánea, quienes la disfrutan lo saben.
Sin ningún esfuerzo, un solo dedo de la MANO puede hacer desaparecer nuestro mundo.
Tenemos la certeza de que mucho más cerca que la parentela de sangre está nuestro Padre celestial.
Son los inocentes los que más ilusiones guardan.
Nos gusta realzar lo positivo, o rebajar los hechos negativos. Los abultamos o adelgazamos a voluntad, y nos convencemos de que no mentimos.
Tuyas somos. Líbranos de tanto pensamiento oscuro, de tanta amenaza de inutilidad, de tantos desvaríos, del sudor frío que nos baña de pies a cabeza.
La vida es el regalo de un paisaje ilusionante que se nos entrega. Lo abriremos una vez, no más. Ante su visión saquemos provecho en positivo, para que nos sintamos bien haciendo el bien.
Una interpretación personal de un cuadro de Marina Abramović.
¿Es posible que el prójimo se nos haya vuelto desangelado, etéreo, frío?
Tengo que actuar y comportarme como una persona que es igual a otra. El concepto de igualdad empieza por una misma.
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