A pesar de mí, tu misericordia es grande

He precisado escapar para encontrarme. Para sentirme viva a pesar de mis muertes.

Juana J. María Saura.

Señor, qué descanso más grande saber que el destino del mundo no depende de si yo estoy o no al tanto de todas las atrocidades que ocurren. De si oro más o menos, si lo hago de noche o de día y si lo que te digo es acertado o yerro. Cuánta paz da saber que, aunque mi memoria falle, tú estás atento a todo lo que ocurre.

Gracias por hacerme saber que nada depende de mí. Ni yo declaro, ni yo decreto, ni yo sano, ni yo salvo, ni yo condeno, ni yo ordeno. La ilusión de mi vida está en la lucha por la verdad, más la victoria depende de tu buen hacer.

No sé por qué nos enseñan a comunicarnos contigo de manera que parezca que la fortuna está en nuestras manos, que somos nosotros los que tenemos el poder cuando no es cierto.

Sé que se me olvida, si bien no quiero, agradecértelo todo. Sé que se me pasa rogarte para que surjan soluciones válidas, luz para aquello que me aturde. Pero agradezco el sosiego que me das cuando reconozco mi incapacidad, mi impotencia.

Gracias, además, por ser así, tal y como eres. Por ser Memoria. Por ser Dador. Por no exigirme más de lo que puedo darte, ¿qué tengo yo que dar si soy nada?

Gracias por no angustiarme las horas. Gracias por hacerme entender que no soy culpable si alguien se condena, si alguien peca, si alguno no quiere venir a la iglesia, si no quiere convertirse. Sé que debo comunicar tu palabra, es cierto, pero la salvación no depende de mí, sino que eres tú el que se muestra y que la decisión es personal de cada cual e intransferible.

Gracias por mirarme el corazón y no la boca, entre uno y otra hay mucha diferencia en cuanto a mi proceder. No es lo mismo lo que soy que lo que aparento. Gracias por mirar mi yo profundo.

Gracias por darle a mis palabras el simple valor que se merecen y aceptarlas con cariño.

Gracias por hacerte ver a través de la figura del padre o la madre que me diste, mis progenitores.

Gracias por ser maestro, por ser amigo.

Gracias por hacerme ver que si yo entiendo el comportamiento de mis hijos, paridos con dolor, cómo Tú, Señor mío, no vas a entender mis torpezas, lavadas con la sangre de Jesús.

Gracias siempre porque, a pesar de mis imperfecciones, tu misericordia es grande.

[photo_footer]Foto de Debby Hudson en Unsplash[/photo_footer] 

Encomiéndate a Dios de todo corazón, que muchas veces suele llover sus misericordias en el tiempo que están más secas las esperanzas. Miguel de Cervantes.

Confía

Tú no fuerzas una flor a que abra,

la flor la abre Dios,

tú la plantas, la riegas, la resguardas,

lo demás lo hace Dios.

Tú no obligas a un amigo a que te ame,

el amor lo da Dios,

tú le sirves, le ayudas, en ti la amistad arde,

lo demás lo hace Dios.

Tú no obligas a un alma a que crea,

la fe la da Dios,

tú obras, trabajas, confías y esperas,

lo demás lo hace Dios.

Así que no trates de adelantarte a

su plan de amor,

Trabaja, Ayuda, Vive para Amarle,

lo demás lo hará Dios

Poema de Violeta Cavallero, Uruguay.