El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Las palabras a las que hacemos caso pueden marcar nuestra vida por completo.
El tema de La Esfinge es el conflicto interior, espiritual, del protagonista, Ángel.
La raíz carece de hojas pero absorbe las materias necesarias para el crecimiento y desarrollo, lo que ocurre con nosotros cuando estamos bien arraigados con nuestros principios en Cristo.
Puigvert debe haber investigado mucho y asimilado procesos históricos y teológicos que le sirvieron para desentrañar los entresijos doctrinales de los cátaros.
En la dedicación al teatro Unamuno puso lo mejor de su saber. Creía que el teatro necesitaba ser regenerado.
Este es un libro eminentemente autobiográfico. Condensa una honda experiencia interior.
El amor no conoce leyes. La herida del amor que por momentos sentía Ricardo la cura la misma que la hace: Liduvina.
Estamos viviendo tiempos de un sincretismo religioso en el que todo vale y en los que no está bien visto señalar los errores que los cristianos vemos en otras religiones.
Lo que está diciendo Unamuno en esta novela es que aún cuando no podamos escapar de la agonía, del sentimiento trágico, ello no nos tiene que impedir vivir y gozar.
Otras obras de referencia consideran esta novela una obra menor en la narrativa de Unamuno. Pero biógrafos, críticos literarios y filósofos no piensan igual.
Unamuno desarrolla una idea clave en toda su literatura: la frontera entre el sacrilegio de fingir en religión lo que no se cree y la bondad que supone mantener la fe.
La ansiedad con que Job esperaba la respuesta de su Dios se asemeja mucho a la que hoy se presenta en la búsqueda de razones o explicaciones sobre lo que está aconteciendo.
La Biblia muestra la locura de confiar en nuestro entendimiento. ¿De dónde creemos que salen todos esos cristianos ufanos de su santidad que juzgan a otros creyentes, poniendo en duda incluso su salvación?
Esta novela de Unamuno “refleja perfectamente el eterno conflicto entre religión y sexo”.
“Lo mismo pude haber puesto Cuatro novelas ejemplares. ¿Por qué? Porque este prólogo es también una novela”, escribe Unamuno.
Todos los que vivimos principalmente de la lectura y en la lectura no podemos separar de los personajes poéticos o novelescos a los históricos… Todo es para nosotros libro, lectura.
De esta, dijo el propio Unamuno que era “la más trágica de sus novelas”.
“Desde que Nietzsche proclamó la muerte de Dios, pocos escritores han planteado con mayor vigor que Unamuno el problema de las relaciones entre el creador y sus criaturas como Unamuno”.
Unamuno vivió obsesionado por el pensamiento de la muerte y por el sentido sin sentido de la vida.
Cuenta la historia de don Avito Carrascal, un intelectual que cree que puede convertir un niño en genio aplicando los principios modernos de la pedagogía.
La obra de Unamuno es inmensa y variada. Incluye artículos periodísticos, relatos, ensayos, obras teatrales, conferencias, discursos, poesías, novelas.
¿Qué clase de vida cristiana puede ser la del miembro de Iglesia, sea hombre o mujer, que sólo sepa que hay un libro que se llama Biblia, sin conocer nada de su contenido?
Una vasta crónica de un episodio de las guerras carlistas, el cerco de Bilbao, defendido por los liberales.
Su padre era pope ortodoxo de la Iglesia rumana, pero el hijo no llegó a creer en otro dios que no fuera él mismo.
“Hizo un periodismo rebelde, contra la injusticia, el dogmatismo, el totalitarismo y en defensa de la verdad”, dice María Santos.
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