El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Nosotros llevamos a Cristo. Somos como ese burrito, que llevamos al Señor Jesús para que él cumpla su buena misión de redención.
¿Qué consigue convertir a profesionales de la información acostumbrados a interrogar a líderes políticos y religiosos en simples ‘fans’ cuando viajan a Roma para conocer al nuevo pontífice?
Vamos a distinguir las cosas en que vale la pena apresurarse.
La contextualización de la adoración y del discurso y acción de la iglesia en el mundo es un tema que estuvo siempre presente en la reflexión teológica de Samuel Escobar.
El apagón en España es un recordatorio de que ni el estado ni la tecnología pueden garantizar nuestra seguridad. La lenta recuperación tras 6 meses de la DANA nos hace comprender que no debemos dar por sentado que ‘las cosas tienen que ir bien’.
El resucitado nos da esperanza. Nos orienta hacia el futuro.
Desde la condición galilea de marginación se puede ejercer con alegría la singularidad de la misión cristiana.
Nuestra tendencia natural es tenerle miedo a Dios. Pero el énfasis de la Biblia es no confundir el temor reverente con el miedo.
El cristianismo tiene que hacerse una realidad personal, que inspira nuestros pensamientos, llena nuestras palabras e impulsa nuestros actos.
La única tabla de salvación que tenemos, es la gracia de Dios.
Que hoy nos ilumine Su Palabra para reconocer el camino de vida, y para rechazar el camino estéril que no promueve la esperanza.
Demos gracias a Dios por su buena noticia que rompe con todo determinismo, y abre todos los destinos cerrados y los callejones sin salida.
Participamos en la iglesia no para quedarnos aquí, refugiados de la maldad del mundo y gozándonos del amor de Dios, sino para ser enviados.
A pesar de nuestra condición caída, nos incluye en sus buenos planes de bendición.
Como bautista, he visto que casi todos los principios de esta denominación provienen de convicciones, hallazgos y afirmaciones de los anabautistas pacíficos del siglo XVI.
Joel Forster recorre las calles de su barrio mostrando los avances en la limpieza y recuperación, así como lo mucho que aún queda por hacer, y reflexiona sobre las preguntas que aparecen entre los afectados.
La palabra de Dios es una buena noticia, es evangelio, pero hay que librarnos de la tentación de convertirla en ideología, cuando comenzamos a ver a los demás como inferiores.
Si tenemos un corazón humano, hecho a imagen de Dios, tenemos la facultad, y la necesidad, de amar.
Podemos enfrentar la perspectiva del futuro no sólo con la nostalgia de la recuperación de lo perdido, sino con la esperanza de ser mejores, de añadirle sabiduría al corazón; porque por la gracia de Dios no volvemos a estar igual que antes, sino que tendremos una mayor gloria.
Más de 450 autores y casi 30.000 contenidos publicados desde que se lanzó la web en enero de 2015. “El camino hecho nos refuerza en la idea de que abordar la actualidad desde una perspectiva cristiana no es solo relevante sino necesario”.
Nosotros no damos luz, sino testimonio de la luz. La luz es Cristo, y nosotros damos testimonio de esa luz.
Al iniciar el año nuevo aceptamos la invitación que nos da el calendario para volver a empezar.
La incertidumbre que envolvía a María y José cuando nació Jesús nos muestra qué tipo de Dios se acercaba a estar con nosotros. En un establo, llegaba un niño que venía a identificarse con nuestra incapacidad.
¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Para qué vivir? ¿Qué sentido tiene la existencia? La respuesta está en el encuentro con Jesús.
Pensar que la adoración no tiene nada que ver con la ética es un gran error.
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