El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Medito y pienso si no sería bueno adoptar esa costumbre también para nuestra mente.
Podemos y debemos elegir entre la cultura del agradecimiento o la de la queja.
La justicia y la paz se besaron.
Comenzó a llorar y no, no lloraba por la aguja del tatuador.
Si crees que las buenas obras te salvan, nunca harás una buena obra por el motivo correcto sino por egoísmo.
Sea como sea, siempre encontramos la manera de descargar en los demás la responsabilidad de nuestros errores y la causa de nuestras situaciones. La Biblia, en cambio, nos habla de alguien que nos acoge.
Lo que Keller intentó hacer en la iglesia del Redentor de Nueva York es lo que Conn buscaba: una iglesia que predique sistemáticamente el Evangelio en la gran ciudad, por medio de la exposición bíblica y el anuncio de justicia para el pobre, unido a obras de misericordia.
La verdadera Gracia de Dios quiso que saliese a tiempo de aquel laberinto.
Pete Lupton, del ministerio cristiano checo NePornu: “El Evangelio ofrece gracia a los que están enganchados”.
Uno a uno fueron desgranando con aparente piedad lo mucho que se había comprometido Dios con ellos.
Vivía sin saberlo en un mundo de Gracia.
En la parábola de la viña y los obreros, Jesús cuestiona nuestra autosuficiencia: al final, necesitamos la gracia para salvarnos. Este concepto ha inspirado a innumerables artistas contemporáneos.
John Newton, un comerciante de esclavos que se convirtió en pastor, presentó su conocido himno en 1773 para ayudar a su congregación a entender 1 Crónicas 17:16-17.
La historia de Joaquín Rehués, un cristiano de largos años que asegura haber descubierto la fórmula matemática en números decimales mientras estaba en una institución mental, es un ejemplo de una perseverancia inusitada para muchos. “Dios es Señor de la ciencia suprema”, dice.
— Hemos aprendido que la mejor conquista de los hombres es ser alcanzados por la Gracia divina.
La paradoja de este libro es que a pesar de todo lo que dice en contra suyo, después de leer la novela, dan ganas de leer la Biblia.
Si Dios fuese interesado dejaría de ser ilimitado. Se duele con todo lo malo que puede ocurrirle al ser humano y se alegra con todo lo bueno que le sucede.
Un artículo de Fernando Alexis Jiménez.
Estamos tratando con un eje fundamental del catolicismo romano tradicional con el imprimatur, es decir, el sello de aprobación del magisterio.
La gracia es la esencia del carácter de Dios. Jamás estamos más cerca de Él que cuando nos sumergimos en esa gracia para disfrutarla y derrocharla a todos los que nos rodean.
Esta comprensión diferente del impacto del pecado significa que la gracia encuentra en la naturaleza una actitud receptiva, que permite el optimismo humanista del catolicismo romano.
El mensaje principal de este libro es que tenemos a nuestra libre disposición gracia y sanación por medio de Cristo.
Si esta obra es ya un clásico contemporáneo, es porque nos interroga cada vez que nos acercamos a ella.
El anhelo por encontrar una justicia propia sigue siendo uno de los pasatiempos preferidos de la humanidad. La cuestión es que siempre depara una conclusión dolorosa.
Tú, conquistador de almas, nunca subestimaste a quienes carentes de todo necesitaban un poco; un poco de ti es demasiado.
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