El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los buitres son auténticos diseños fisiológicos para reciclar la materia en los ecosistemas naturales.
La verdadera Gracia de Dios quiso que saliese a tiempo de aquel laberinto.
Los indicios del verdadero carácter cristiano serán la prueba definitiva para desenmascarar la hipocresía de los falsos maestros.
La profecía es denuncia y anuncio, exhortación y ánimo, es recordarle al pueblo de Dios lo que el Señor ya ha dicho y hecho.
No son excluyentes la fe en el Señor que nos ha prometido resguardarnos del mal y los actos cotidianos que debemos realizar para cuidar nuestra salud.
El autoproclamado apóstol hizo un llamado a los asistentes que acabó en un estampida mortal.
Existe la preocupante sensación de que ciertas prácticas están minando la credibilidad moral histórica y la fortaleza pública del cristianismo en África.
Otro falso profeta se equivoca de fecha.
¿Cuántas frases te suenan?
Esta carta confronta el engaño y a los engañadores que estaban dentro de la iglesia.
Las profecías de los falsos profetas pueden llegar a cumplirse.
La principal forma de atracción que tenía Jones –el énfasis en los milagros– se convierte en la razón por la que es denunciado por la prensa, hasta el punto de sentirse tan acosado, que se traslada finalmente a Guyana.
El fin se acerca.
Suele ocurrir que vienen épocas que en las iglesias se suele poner de moda algún emisario y eso le da cierta fiabilidad para ser creído en todo lo que notifica, ya se sabe, crea fama y échate a dormir.
Ambos profetas (verdadero y falso) afirman con igual confianza que proclaman la Palabra del Señor (consejos pastorales desde Tiatira).
Dios tiene un propósito con todos, hasta con los falsos profetas.
El discernimiento entre profetas falsos y profetas verdaderos es uno de los problemas más difíciles de la teología y de nuestra vida cristiana.
Como "Ministro de Propaganda", el falso profeta promueve "la ideología del poder" que sacraliza al imperio.
Martyn Lloyd-Jones nos da ocho pautas para reconocer a los falsos profetas.
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