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¿Cómo reconocer al falso profeta?

El discernimiento entre profetas falsos y profetas verdaderos es uno de los problemas más difíciles de la teología y de nuestra vida cristiana.

BENE STUDERE AUTOR Juan Stam 02 DE SEPTIEMBRE DE 2017 21:00 h

Personalmente, creo que Dios habla hoy por medio de mensajes proféticos. ¡Claro que sí! Dios no se ha quedado mudo ni ha dejado de hablarnos por su Espíritu. Creo en el don profético, pero no creo para nada en la mayoría de las adivinaciones maquilladas de "profecía" que abundan en nuestro tiempo.



No creo en profetas sin mensaje profético, ni en "movimientos proféticos" en los que se mueve cualquier otro espíritu que no sea el Espíritu que inspiraba a los antiguos profetas de Yahvéh.



A través de la historia, la profecía fiel y verdadera siempre ha estado acompañada por la falsa profecía, como si fuera su propia sombra. Nuestra época no es ninguna excepción.

La profecía es un don muy peligroso e incómodo, por muchas razones. Una de ellas es lo difícil de distinguir entre profecía fiel y falsa profecía.



La misma Biblia, desde Deuteronomio hasta Jeremías, da una variedad de criterios muy distintos pero no parecen ser definitivos o incondicionales; casi siempre hay excepciones a cualquiera de ellos. Pero a la vez, la existencia de las dos "profecías", la falsa y la que realmente es de Dios, nos obliga a optar a favor o en contra de cada pretendida profecía.



Y en el caso de profecía falsa, la misma exigencia implacable del mensaje profético no nos permite callar. El mismo Espíritu de los profetas nos obliga a levantar la voz en denuncia valiente, pero ... ¿si nos hemos equivocado, como siempre es posible, podríamos estar oponiéndonos a una auténtica palabra de Dios?



En mi lucha personal por ser fiel al Señor, al Yahvé que también hoy nos habla, lo que más me ha ayudado es medir a todo supuesto profeta por su prototipo normativo, o sea, compararlos con los profetas bíblicos para ver si se parecen.



Si no corresponden a ese modelo, tengo razones para sospechar que estoy frente a un caso de profecía falsa. Sin pretender dar respuestas finales, me permito sugerir algunas de las pautas bíblicas que nos pueden orientar para reconocer a los falsos profetas:



(1) Cuando un dizque profeta se limita al vaticinio, sin traer un mensaje de Dios para nuestra vida, hay que dudar de él o ella. En la Biblia, la profecía predictiva nunca es una finalidad en sí sino que es sólo una parte, casi siempre (o siempre) muy secundaria, del mensaje profético. El mensaje no está en las predicciones mismas, sino ellas vienen en función del mensaje.



Los profetas no son astrólogos sino predicadores. No más de cinco por ciento de los escritos proféticos tiene que ver con el futuro, visto desde el tiempo del profeta, y menos de un por ciento puede ser futuro todavía para nosotros hoy. ¿Y qué del otro 95 por ciento? Bueno, junto con las mismas profecías predictivas, todo eso tiene carácter ético, como mensaje al pueblo y sus líderes. Podemos decir, sin exagerar mucho, que frente a un cinco por ciento que es predictivo, un cien por ciento de los escritos proféticos es ético, mayormente social, económico y político. Basta leer esos libros, y los relatos de Samuel, Natán, Elías y Eliseo, para descubrir esta verdad muchas veces olvidada.



Jeremías plantea muy claramente un criterio ético para reconocer a los falsos profetas: "Si hubieren estado en mi consejo, habrían proclamado mis palabras a mi pueblo: lo habrían hecho volver de su mal camino y de sus malas acciones" (Jer 23:22). Cuando oímos o leemos supuestas profecías, siempre debemos preguntarnos: ¿Cuál es el mensaje ético de esta profecía? Los profetas fieles no perdían tiempo en simples predicciones; dejaban eso a los adivinos. Profecía predictiva sin mensaje ético profético, huele muy fuertemente a profecía falsa. Casi seguro es adivinación en vez de profecía fiel. Cuando Dios habla proféticamente, es para algo serio, no para entretenernos o impresionarnos con predicciones triviales.



Una buen prueba para las profecías puede ser preguntarnos, ¿Cómo obedezco esta profecía? Claro, una profecía falsa puede exigir también una obediencia errada, pero si una profecía no exige ninguna acción de obediencia, muy probablemente es adivinación y no verdadera profecía.



(2) Los profetas bíblicos profetizaban a partir de un profundo conocimiento de la realidad de su nación y generalmente daban razones bien fundadas para su mensaje. Cuando uno lee a los profetas hebreos con una óptica socio-política, resulta sumamente impresionante su dominio analítico y crítico (o sea, profético) de las condiciones imperantes de la sociedad y de la historia de su tiempo.



Otro tanto puede decirse de Juan de Patmos. Por su análisis económico del imperio romano, por ejemplo, Juan merece un doctorado en ciencias económicas (Ap 6:5-6; 13:16-18; 17:4; 18:3,7,11-17,23; ver "Apocalipsis y el imperio romano", en este sitio web). Los profetas eran los sociólogos, economistas y politólogos de su tiempo, aunque por la inspiración divina eran más que sólo eso.



Igualmente, con las profecías de hoy, debemos plantearnos tres preguntas: ¿En qué análisis de la realidad histórica se basan? ¿Qué actitud asumen hacia esa realidad? y ¿Qué acción proponen para nosotros en medio de la coyuntura que vivimos?



La profecía bíblica no ocurre en el vacío, sino en medio de la historia y vinculada esencialmente con la historia de la salvación. Cualquier "profecía" desconectada de la historia, y de la voluntad de Dios para nosotros en medio de ella, muy probablemente es profecía falsa. Mejor entonces recurrir a Nostradamus o el horóscopo, y no meter a Dios en tales especulaciones.



(3) Los profetas falsos se acomodaban al sistema vigente, muchas veces poniéndose incondicionalmente a las órdenes de los poderosos. En cambio los profetas verdaderos, debido a su honestidad, vehemencia y valentía, mantenían relaciones muy tensas con las autoridades y con los profetas del sistema.



Las palabras del rey Acab a Elías valen para todos los profetas: "¿Eres tu el perturbador de Israel?" (1 R 18:17). Me parece que la gran mayoría de las profecías que escuchamos hoy día son sedantes y no podrían perturbar a nadie, ni mucho menos a los poderosos.



Más adelante, cuando los profetas profesionales de la corte profetizaron sólo bendiciones y éxito para Acab, éste quiso rechazar al profeta Micaías ben Imlá porque "me cae muy mal, porque nunca me profetiza nada bueno: sólo me anuncia desastres" (1 R 22:8). El rey envió a un mensajero para traer a Micaías, y éste le dijo, "Mira, los demás profetas a una voz predicen el éxito del rey. Habla favorablemente", a lo que Micaías respondió, "Tan cierto como que vive Yahvéh, ten la seguridad de que yo le anunciaré al rey lo que Yahvéh me diga" (22:13-14). Micaías lo hizo, después de mofarse del rey y de los falsos profetas, y el rey se enojó tanto que ordenó al gobernador "echar en la cárcel a ese tipo, y no darle más que pan y agua" (22:27).



Amós ofendió tanto a los ricos y cómodos de Samaria que lo sacaron por la fuerza del reino del norte. (¡Qué ofensivo, llamar a las ricas de Samaria "vacas de Basán"!). Cuando el falso profeta Jananías profetizó, en nombre de Yahvéh Todopoderoso, que Dios iba a quebrar el yugo del rey de Babilonia, para devolver a los exiliados y los utensilios del templo, Jeremías le respondió; "A pesar de que Yahvéh no te ha enviado, tú has hecho que este pueblo confíe en una mentira. Por eso, así dice Yahvé: 'Voy a hacer que desaparezcas de la faz de la tierra. Puesto que has incitado a la rebelión contra Yahvéh, este mismo año morirás'" (Jer 28:16). En el capítulo 23 Jeremías lanza una feroz denuncia contra los reyes como "pastores que destruyen el rebaño" (23:1) y después contra los profetas mentirosos (23:9-32) y contra las profecías falsas (23:33-48).



De los falsos profetas exclama Jeremías, "En cuanto a los profetas: Se me parte el corazón en el pecho y se me estremecen los huesos. Por causa de Yahvéh y de sus santas palabras, hasta parezco un borracho... Los profetas corren tras la maldad, y usan su poder para la injusticia. Impíos son los profetas y los sacerdotes... Entre los profetas de Jerusalén he observado cosas terribles... viven en la mentira; fortalecen las manos de los malhechores... Los profetas de Jerusalén han llenado de corrupción todo el país" (23:9-15). ¿Qué diría Jeremías de nuestros profetas de hoy? ¿Y de nuestros partidos cristianos y políticos evangélicos? (Todo el capítulo de Jeremías 23 está lleno de enseñanzas para la iglesia hoy).



Para los profetas fieles, callarse no estaba dentro de sus posibilidades. La Palabra de Dios ardía en sus corazones y martillaban sus huesos (Jer 23:29). No todos los profetas vaticinaron el futuro, pero todos ellos denunciaron el pecado, la corrupción y la injusticia. Profeta no puede ser quien encubre o calla esas cosas. Por eso, los profetas sufrieron la persecución, la cárcel, el exilio y hasta el asesinato (Mt 23:30-31). Los profetas falsos tuvieron mucho mejor suerte, porque sólo decían lo que la gente quería escuchar y se cuidaban especialmente de no ofender a los poderosos. "Curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz., paz; y no hay paz" (Jer 6:14). Igualmente los profetas de hoy, si nunca ofenden a nadie podemos estar seguros de que son profetas falsos. Un "profeta inocuo" es una contradicción de términos.



(4) Este mismo capítulo de Jeremías nos da otra clave para contestar nuestra pregunta: los falsos profetas pueden reconocerse porque usan livianamente el nombre de Dios. En un sorprendente epílogo al capítulo 23, Dios prohíbe tajantemente que se usa la expresión



"Oráculo (o Carga) de Dios" (23:33-40 hebreo). Aunque ese mismo término es muy frecuente en otros pasajes, queda obvio del pasaje que los seudo-profetas la repetían frívola e irreverentemente para cualquier opinión caprichosa que se les ocurriera, y por eso el Señor les prohibió totalmente hablar en su nombre.



Hoy en día es alarmante la facilidad ligera con que nuestros profetas anuncian que "el Señor me ha dicho" o "tengo una palabra profética de Dios". ¿No será eso tomar en vano el nombre del Señor? Debe preocuparnos que nuestra situación se parezca tanto a los falsos profetas del tiempo de Jeremías. ¿No sería mejor un moratorio sobre las pretensiones de hablar en nombre de Dios, como el que Yahvé, evidentemente enojado, impuso sobre Israel?



(5) Para los profetas fieles, su misión era un sacrificio, más que un privilegio. En ningún momento buscaban su beneficio propio. Muchos de ellos no querían ser profetas (Moisés, Isaías, Jeremías), pero Dios los obligó. En cambio, los falsos profetas disfrutaban como privilegio su oficio y su rango, y hasta lucraban de él. Se creían dueños de su carisma, que empleaban no para servir sino para servirse, como seguidores del mercenario Balaam. Por eso buscaban siempre agradar al público y complacer a los ricos y poderosos a quienes debían más bien denunciar. Para los mismos fines pretendían manipular a la gente, y aun manipular a Dios.

¡Qué parecido a nuestro tiempo!



 



CONCLUSIÓN



El discernimiento entre profetas falsos y profetas verdaderos es uno de los problemas más difíciles de la teología y de nuestra vida cristiana.



No hay fórmulas mecánicas ni criterios invariables; todos tienen alguna excepción, incluso los que planteamos aquí. En eso está la libertad de Dios de actuar dónde, cuándo y cómo él quiere. Pero creo, y he visto, que estas orientaciones nos ponen el alerta contra abusos del oficio profético. Al fin es un acto de fe, en la sincera convicción del corazón de cada cual, aceptar o no una supuesta profecía.



Pero estamos obligados a optar, y creo que es mayor el peligro de creer y seguir una falsa profecía que el de posiblemente mantener sanas reservas ante una profecía incierta, aunque pudiera ser verdadera. En ese caso, Dios podrá seguir hablándonos y guiándonos hacia mayor certidumbre.


 

 


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COMENTARIOS

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Respondiendo a

jenn
26/04/2014
22:23 h
9
 
Si se expusieran con nombre y apellido algunos de los mas importantes falsos profetas que pululan por españa y latinoamerica mas de la mitad de la iglesia evangelica se tirarian de lospelos, sus libros videos se venden en la mayoria de las iglesias evangelicas en españa
 
Respondiendo a jenn

Moisés Camela Hdez.
26/04/2014
22:23 h
8
 
El don de profeta es dado por el Esíritu Santo con un propósito definido, como claramente lo presenta este artíclulo en donde el mensaje es constructivo, educativo y de advertencia en ocasiones. Siempre dando la autoría a Dios y Exaltando solo a Él. ¡Muy cierto hoy en día hay 'profetas' que hacen su catálogo anual de predicciones de bien y bendiciones si 'das tu ofrenda' porque sin sacrificio no hay resultados según ellos. Es cierto Dios espera que le honremos con nuestros diezmos y ofrendas EN NUESTRA IGLESIA LOCAL, hechando a andar el principio de la siembra y la cosecha, es Biblico. Pero.... sin la coacción 'de que es tu última oportunidad para que mi profesía se haga realidad en
 
Respondiendo a Moisés Camela Hdez.

luis alberto
23/04/2014
11:46 h
7
 
Es fácil reconocer a un falso profeta: el que te pide plata a cambio de una curación 'milagrosa'. A mas milagros, mas dinero.
 
Respondiendo a luis alberto

Abraham
23/04/2014
11:46 h
6
 
un excelente articulo, una verdad como un pino, el cumplimiento de las profecías de Jesús y de Joel. un articulo de mucha bendición.
 
Respondiendo a Abraham

LOPAFRI
22/04/2014
06:58 h
5
 
atinada reflexión Di: El primer y más importante testimonio que establece Su verdad es Su propio Ser. Siguiente a ese testimonio es Su Revelación. Para quien no reconozca ni lo uno ni lo otro, Él ha establecido las palabras que ha revelado como prueba de Su realidad y verdad. Ésta es, ciertamente, una demostración de Su tierna misericordia para con los hombres. Él ha dotado a toda alma con la capacidad de reconocer los signos de Dios. De otra manera, ¿cómo habría podido cumplir Su testimonio para con los hombres? Ojalá fuerais de los que reflexionan sobre Su Causa en sus corazones. Él nunca procederá injustamente con nadie, ni tampoco asignará a alma alguna una tarea superior a sus capaci
 
Respondiendo a LOPAFRI

Carmen Cecilia Maridueña
21/04/2014
22:11 h
4
 
Leer art'iculos analizados y confrontados al mensaje de Dios en su Palabra, es oportuno dadas las condiciones actuales de la Iglesia y la arrogación del don espiritual de la profecía de muchos, que han usufructuado para sus fines mezquinos,y traído confusión a los creyentes. Pero para discenir lo verdadero de lo falso, el creyente debe ser un estudioso permanente de la doctrina bíblica para no caer en errores ni confusiones que es precisamente lo que causa daño a la Iglesia del Señor..
 
Respondiendo a Carmen Cecilia Maridueña

Eugenio Orellana
21/04/2014
11:36 h
3
 
Mi querido Juan: Espero un segundo articulo sobre este tema, pero trasladando la 'puntualidad' y 'especificidad' de que haces gala respecto a los profetas bíblicos, a los 'profetas' de ahora. En este artículo, tu vaguedad para denunciar a los falsos profetas de nuestros dias contrasta con la valentía que se te reconoce para decirle 'al pan, pan y al vino, vino' como lo hicieron los profetas de Dios que mencionas en tu artículo. Arrópate con el tosco manto del profeta y 'juégatela' como solo tú sabes hacerlo hoy por hoy. 'No descuides el don que está en ti'. Un abrazo. Nota: Y te lo dice alguien que, a través de sus escritos, también ha tenido la valentía de dar un paso al frente y denunciar
 
Respondiendo a Eugenio Orellana

Will
21/04/2014
11:36 h
2
 
Excelente. Muchas gracias por este estudio tan rico y acertado.
 
Respondiendo a Will

Caren
21/04/2014
11:36 h
1
 
gracias por sus enseñanzas, Dios le bendiga
 
Respondiendo a Caren

jorgevaron
04/09/2017
13:18 h
11
 
Buena parte de este artículo habla verdad. Pero, mmm, me quedan algunas dudas entre ellas esta: La afirmación de que "La profecía es un don muy peligroso e incómodo" no me cuadra con el mandato bíblico "procurad los dones espirituales, pero SOBRE TODO QUE PROFETICEIS" 1Cor14:1. Las denuncias puntuales, con nombre y todo, serían mas útiles, porque en medio del debate es mucho lo que se aprende. Saludos.
 
Respondiendo a jorgevaron

EZEQUIEL JOB
02/09/2017
23:10 h
10
 
La Biblia dice hoy ya no hay profetas:(Mat 11:13 Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan).La Escritura, la palabra profética mas segura(2Ped1:19), ya está completa, no es necesario profetas, sino evangelistas, pastores y maestros,(Heb1:1-2 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo,..),Señor Jesús, único profeta vigente(Ap19:10)(Hech3:19-23), quien no lo escucha muere
 



 
 
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