El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La influencia de Escobar consiste en un modelo cristiano de vida sencilla y modesta.
Hemos de mantener vivo el equilibrio entre lo que decimos y el cómo lo decimos.
En un intento de seguir en la misma tradición de reflexión y diálogo, después de los cinco siglos que han pasado, viene al caso hacer una evaluación sobre la pertinencia del protestantismo.
En esta segunda parte, ahondamos en la necesidad de crecimiento numérico, ético, orgánico, corporativo y misional.
El continente no ha sido impactado por la fuerza transformadora del evangelio, y en esa culpa también participamos los evangélicos latinoamericanos.
Somos al mismo tiempo abejas y moscas, moscabejas que reconocemos lo hermoso y también señalamos lo doloroso.
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