El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El texto toca temas fundamentales sobre los que muchos cristianos buscan orientación, y muestra un hilo que atraviesa grandes discusiones.
¿Cuánto importa la Reforma de cara a los dilemas fundamentales que enfrentamos hoy? ¿Cómo hay que mirarla para que importe?
Hay en todo el mundo un clamor por humanidad, por preservar de algún modo lo humano; al mismo tiempo, sin embargo, parecemos minar las condiciones que hacen eso posible. Castramos y esperamos que los castrados tengan prole.
La mirada unificadora hacia el pasado debe ser resistida porque nos hace incapaces de aprender del mismo.
nuestra propia época, como es fácil constatar, se parece más al escenario pluralista y globalizado que le tocó vivir a la Iglesia antigua que al escenario que le tocó vivir a los reformadores del siglo XVI.
El latín nos debe interesar no solo como lengua clásica y católica, sino también porque como ninguna otra tiene los méritos para ser considerada la lengua del protestantismo.
Bonhoeffer fue –y para notarlo basta con asomarse a su obra- alguien influenciado en un momento u otro por todas las grandes tradiciones del protestantismo.
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