El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Proust apareció como una de las creaciones literarias del siglo, retratando la vida y la sociedad francesa desde los principios de la tercera República hasta la guerra de 1914-1918.
Hagamos un recorrido por la literatura de habla hispana del siglo pasado, para ver lo que piensan algunos de los autores más importantes sobre Jesús, en un episodio tan concreto como es su nacimiento.
De los personajes de la literatura mundial, el creado por Charles Dickens es uno de los más memorables y arquetípicos de lo que puede sucederle a una persona cuando las circunstancias de la vida le ponen ante una encrucijada definitoria.
A Saramago le interesa el componente humano que hay detrás de la vida y de la historia de Jesús. La aparición de la novela El evangelio según Jesucristo, el año 1991 despertó una gran polémica.
Al acto han asistido cerca de un millar de personas, entre las que también había autoridades públicas de la ciudad jerezana.
Me topé con la lista de regalos de Navidad de una editorial cristiana que tenía secciones “para él” y “para ella”. Estaba casi completamente segregado por el género de los autores.
En el acto de presentación se ha destacado la necesidad de servir a los pacientes del centro desde una perspectiva global, en la que el área espiritual tiene una importancia vital.
El problema por el que Dickens se aleja de la fe ortodoxa, para abrazar el deísmo unitario, es su incapacidad para ver la Providencia de Dios en la vida.
En el relato de Tirso, Dios pierde su carácter de Padre misericordioso y aparece como juez severo, implacable.
A este estilo se le llama divulgativo porque expone conceptos especializados con un lenguaje comprensible.
Sus libros de apologética han convencido a muchas personas de la verdad de la fe cristiana, pero su imaginativa prosa ha demostrado también un poder liberador, que nos hace esperar un mundo mejor.
La paradoja de este libro es que a pesar de todo lo que dice en contra suyo, después de leer la novela, dan ganas de leer la Biblia.
Las exigencias que enfrentamos hoy no son tan distintas de las que experimentaron los reformadores del siglo XVI.
En el sermón del monte Jesús beatifica a los pobres y a los que tienen hambre y sed de justicia.
Sancho hizo lo más y mejor que pudo por los habitantes de la ínsula Barataria, igual que lo hizo Jesús por los habitantes de Jerusalén.
Desde su situación particular, cada una de las personas estudiadas desarrolló una visión propia de la Reforma que contribuyó a su articulación más completa y diversa.
Moisés estuvo cuarenta años gobernando por el desierto al pueblo hebreo que salió de Egipto. Y después de semejante esfuerzo y heroicidad, Jehová no permitió que entrara con su pueblo a la tierra prometida.
Estamos, por lo tanto, ante el testimonio de una persona que ha sido evangélica y conoce el lado más oscuro de este mundo.
Destacó por su profundidad lírica y su constante intento de hacer una poesía analítica.
El segundo de los diez mandamientos que Jehová dictó a Moisés en al famoso decálogo, dice: “No te harás imagen”.
El hombre sin honra es semejante a las bestias. Honra es pasar por alto la ofensa.
Sus libros tratan sobre el temor de que nuestra vida sea destrozada por esos secretos, que a la mínima oportunidad se pueden convertir en seísmos devastadores.
Quien gobierna juzga; quien juzga gobierna.
Si Fernando Savater se considera escritor de “una discreta segunda fila”, digo de mí que yo estoy formado varias filas más atrás que él.
Después de dar vida a la primera pareja humana, Dios advierte contra los inconvenientes de la soledad.
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