El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Si, incluso, hasta el concepto de verdad se puede debatir, eso significa que somos la civilización más pobre que ha existido.
A veces tenemos la sensación de que luchamos por la verdad, hasta entregarlo prácticamente todo y reducirnos incluso al aislamiento. Pero nuestras motivaciones son otras, y nuestro corazón, lejano.
Es interesante ver cómo en el texto bíblico, los conceptos de verdad y vida se relacionan entre sí. El Verbo, Jesús, es la verdadera revelación de Dios, y el propósito de esa revelación es que tengamos vida eterna para su gloria.
Aunque con argumentos cada vez más sofisticados y cargados de razones, nuestra estrategia sigue estando atravesada por la mentira y el engaño.
Un diminuto virus que ni siquiera puede detectarse a simple vista, ha conseguido doblegar el orgullo, la soberbia y la arrogancia de la condición humana.
El Consejo de Iglesias Evangélicas del país lamenta que se usen “temas bíblicos sobre el fin de los tiempos” para “incitar miedo y pánico”, y piden a sus miembros “consultar solo fuentes fiables”.
Rastreando el fenómeno de las teorías de la conspiración.
El apóstol Pablo probablemente habría incluido las disputas sobre la forma correcta de afrontar la pandemia actual en su lista de opiniones divergentes en Romanos 14.
En plena tercera ola de la pandemia, el acuerdo de gobierno se ha roto. Desde la Alianza Evangélica nacional temen que el vacío de poder lleve a más cristianos a confiar en “narrativas conspiratorias”.
Una encuesta de LifeWay Research en el país concluye que “muchas de estas ideas se mueven en círculos conservadores”.
Voces críticas dicen que la última iniciativa del Foro Económico Mundial amenaza la democracia. El economista Amar Breckenridge: “Desafortunadamente, el evangelicalismo ha demostrado ser un terreno fértil para este tipo de pensamiento conspiratorio”.
Plataforma de entidades representativas españolas se posicionan ante conspiranoias infundadas y sobre el debate sobre medidas preventivas y libertades individuales.
César Vidal aborda la realidad que existe tras las ideas de una conspiración mundial en torno a la pandemia del coronavirus, las vacunas de Bill Gates y la actuación de la OMS.
Este mundo caído no se mueve por la inteligencia del mal, sino por la necedad y el egoísmo de una sociedad fragmentada en que todos buscan su propio interés.
Sin dudas, las teorías de conspiración están en nuestros púlpitos. Los profetas del desastre harán su agosto.
Los que invocan una conspiración para justificar sus opiniones en un asunto, tienden a descartar las conspiraciones que se inventan otros, acerca de distintos asuntos.
La revista AÑO CERO vuelve con el tema de los extraterrestres y la Biblia. Sin consultar a Dios ni al Diablo, por su inventiva propia, conceptúa a Jehová como “el dios extraterrestre que manipuló a la humanidad”.
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