El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Inexorablemente, siempre saldrá a la luz lo que somos y llevamos por dentro.
Vale la pena mi esfuerzo en el servicio a mi Padre.
En cuantas ocasiones el poderoso, potente y dulce brazo de Dios, no solo fue con Abraham, Moisés, Elías, Pablo, sino también contigo y conmigo.
Orar y ayudar está en nuestra tónica, que va muchísimo más allá de la ayuda humanitaria; porque entra en juego el poder del gran Dios bendito de nuestras vidas, un Dios que ama, que murió en una cruz para poder salvarnos.
Estoy más que segura que la mano de mi Señor estará al otro lado para llevarme a la otra orilla por siempre y sentir su abrazo precioso por toda la eternidad.
Me acuerdo perfectamente de la analogía que se utilizó en nuestra boda: dos ríos diferentes entre sí, que un día unen sus aguas para siempre.
Claro que existe gozo, alegría, prosperidad en el más amplio sentido de la palabra; pero muchos se olvidan que la vida cristiana es una lucha continua.
Son muchas las veces que me pregunto si estoy impactando a alguien de algún modo. Me refiero a una conducta de vida que ilumine a otros en medio de su oscuridad.
Siempre recuerdo con muchísimo cariño la casa en la que viví los cuatro primeros años de mi vida.
Ese maravilloso Dios que cada día de mi vida empaca mi paracaídas, no me fallará jamás.
El abrazo y apretado cuando es dado a alguien que quieres mucho, es muy especial.
Aunque hay cosas que tal vez no se curen, mi Dios tiene poder, amor y compasión, y me gustaría llevar a las personas a una relación íntima y personal con Él.
Cuando algo anda mal, solo aquellas personas del alma van a estar junto a nosotros; y muy por encima de todo, nuestro Dios.
¡He aquí un lugar junto a mí!
Necesitamos tiempo para estar con él, hablándole a través de la oración, escuchándole a través de su Palabra.
Cada vez que nos acercamos a las bienaventuranzas, seguro que muchos pensamos que algo nos falla. ¡Es todo tan paradójico! Pero nada más lejos de la realidad.
El tema de la presencia de Dios en mi vida sigue tocando con fuerza mi corazón.
La Biblia habla en muchas ocasiones de la vida y la muerte, y nos deja las cosas bien claras.
Debemos de ser personas de acero en cuanto a nuestras convicciones, nuestras creencias, nuestras expresiones y nuestras luchas; pero a la vez suaves como el terciopelo, en toda nuestra esencia, nuestro ser.
Cristo reprendió severamente a quienes, en su intento por defraudar a sus progenitores, usaban este esquema piadoso con la consecuencia de que un mandamiento de Dios se ponía a un lado.
Los que amamos a nuestro Dios y queremos servirle, nos encontramos con unas cuantas cosas parecidas a las que Pablo vivió.
Estamos afectados por la más terrible de las enfermedades, se llama pecado y nos conduce a la muerte eterna. Pero hay una gran salida, se llama Jesús.
Tengamos cuidado con lo que opinamos y decimos; podemos hacer mucho daño a personas inocentes, y eso sigue viéndolo el Señor y será quien actúe en consecuencia.
Si somos hijos de Dios y permitimos que él nos vaya moldeando y modelando a su imagen, es cuando le conocemos más.
Este libro es realmente una recopilación de los 52 artículos publicados semanalmente en la página web de esta editorial, y está inspirado en un poema de John Bunyan, en el que declara que ni viento ni marea detendrán el progreso del cristiano en su peregrinaje.
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