El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Poeta e historiador de las ideas que vivía ambas facetas de manera natural y que alimentó una con la otra permanentemente.
La naturaleza y la cultura se funden en la persona del visionario que no deja pasar la ocasión para mirar más allá de sí y relanzar la fe hacia horizontes nuevos y autocríticos.
Dios sigue trabajando. Y le encantan los campamentos. Es un formato que a Él le gusta para acercarse a su pueblo y a las personas que ama.
Los campamentos son un espacio apropiado para que la Palabra sea predicada, corra, crezca en nosotros, sea descubierta, desvelada, encarnada en mi realidad, me influya, me afecte, me cambie, me exija.
Los campamentos son lugares apropiados para aprender a trabajar en equipo, a servir a los demás sin recibir nada a cambio.
En nuestra búsqueda de Dios necesitamos tanto ritmos constantes, lugares seguros en los que podemos ver a Dios y su obra, como eventos que nos muevan de nuestro lugar.
Me gustaría que esta serie ayudara a reflexionar sobre este particular formato intensivo que llamamos campamento.
Un amigo de toda la vida, Andrés Díaz, católico piadoso, le sugirió antes de morir la necesidad de prepararse espiritualmente. Don Ramón respondió con gesto dilatorio: “Yo siempre he estado bien con Jesucristo”.
“A ti, mi Dios deseado y deseante, sólo puedo llegar por la fe, fe de niño o fe de viejo… En Jesús, que iba creciendo conmigo, yo fui viendo a mi Dios de entonces, su Padre, el Padre Dios, el Padre eterno”.
Fidelidad no es una palabra vacía. Tiene tantas implicaciones que nos va la vida en ello.
La obra de Dios genera oposición. El evangelio no es una buena noticia para el mal.
Ante la obra de Dios siempre hay que posicionarse.
Los autores que figuran en el índice del libro reconstruyen la trayectoria vivida por Juan Ramón, el sesgo de sus oscilaciones sentimentales, la importancia y trascendencia de su producción lírica.
A menudo nos lamentamos (al menos yo lo hago) de lo mucho que hay por hacer. ¡Y qué difícil es sacar tiempo para todo lo importante! Pero ¿qué es lo importante?
El dios Mamón no ha muerto. Hoy el hombre sigue construyendo ídolos a este dios de las riquezas, al dios del dinero.
La intolerancia frente a la verdad no me sorprende fuera de la iglesia pero ¿dentro?… Esto me ha hecho pensar en las razones que favorece esta ausencia de honestidad en nuestra reflexión.
Si alguien te pregunta, conoces las respuestas adecuadas, socialmente correctas, espiritualmente apropiadas.
Veo mucho pecado no reconocido en la iglesia. Y en aquellos que juzgan a los homosexuales también.
El 12 de diciembre de 1914 vio la luz la primera edición de uno de los textos más leídos de la literatura universal, obra del español Juan Ramón Jiménez,
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