La cristiandad nombra a Cristo pero no le conoce. Cree en el proselitismo forzado, en la supremacía social. Descansa en sus fuerzas y no en Cristo.
Tengo intención de comenzar la andadura de este espacio con una serie de artículos acerca de la Inquisición Española. Puede parecer que toda idea original al respecto está ya sepultada bajo ríos de tinta, pero intentaré acercarme al tribunal de los ‘santos padres’ -como se hacían llamar- desde una visión jurídico-procesal, y basada en la objetividad del análisis de los documentos históricos que nos han podido llegar.
Sin embargo, en los tiempos que corren se hace necesario abordar esta cuestión haciendo una parada previa. Existe un elemento diferenciador capital entre la estructura inquisitorial de la Iglesia Romana, y todos aquellos sucesos ocurridos en tierras protestantes, y que pasaremos a analizar.
Me sumo y hago mías las palabras del Profesor Jose Luís Villacañas, publicadas en el diario Levante, el 25 de julio de 2017, en su artículo acerca de los 500 años de Lutero. En él se realizan ciertas apreciaciones acerca del trabajo sobre Lutero de Maria Elvira Roca, tildando su argumentario de ‘basura intelectual’. Diversos autores de referencia en el conocimiento de la reforma española, como Emilio Monjo, Francisco Ruiz de Pablos o César Vidal, muestran su disconformidad en parecidos términos con la autora. Incluso esta casa publicó un editorial el pasado 28 de mayo con un acierto, a mi juicio, exquisito.
Existe un siempre un recurrente argumentario católico romano cuando la estructura inquisitorial es juzgada, y es el ‘…y tú más’. Es decir, que peores fueron los protestantes porque quemaban brujas a un ritmo nada envidiable a los quemaderos patrios españoles, como intento de justificación de las fechorías inquisitoriales. Se podrá leer en cada debate surgido al respecto, y alentado por discursos irracionales como el de Elvira Roca. Ni que decir tiene que este tipo de alegato siempre encontrará un potente altavoz mediático por el que propagarse en España. Más difícil lo tendremos los protestantes. Herencias de tiempos pasados. La Inquisición no es solo una institución, perdura y sobrevive en la sociedad española.
El primer motivo que nos lleva a rechazar el manido ‘…y tu más’ es que parte de una premisa falsa: equiparar la estructura piramidal y jerarquizada católica con la dispersa y comunitaria protestante. No. No hay una autoridad mundial oficial protestante desde la cual se arengara a las masas mediante bulas a perseguir herejes, o se sustentaran teológicamente los procesos penales en materia de Fe, como efectivamente existió en la ICAR. No existe una estructura orgánica administrativo-religiosa perfectamente jerarquizada como si ocurre en la romana. No hay unidad de interpretación, ni ésta es infalible. No hay instrucciones autoritarias comunes a toda la masa de creyentes. No hay dogmas humanos. No hay justificación de los delitos cometidos.
Esto nos lleva a la segunda cuestión capital: la diferenciación entre cristianismo y cristiandad. Cristiandad como esa maraña socio-religiosa que se identifica con el cristianismo, pero en donde Cristo no está. Y Cristianismo como los llamados a una relación personal con Cristo, y a seguir sus enseñanzas gracias a la Fe otorgada.
El cristianismo suele estar insertado en la cristiandad, pero puede estar fuera de ella. El cristianismo puede estar presente en cualquier confesión y el cualquier tiempo y lugar. El cristianismo no concibe el asesinato por cuestiones de Fe. El cristianismo está en este mundo, pero no es de este mundo.
La cristiandad también es transversal a cualquier confesión, pero cada parte de ella se la avoca para sí. La cristiandad se amanceba con el poder civil, con el económico y con quien haga falta. La cristiandad nombra a Cristo pero no le conoce. Cree en el proselitismo forzado, en la supremacía social. Descansa en sus fuerzas y no en Cristo. Es casi un sistema más de organización social. Puede transformarse y encajar a la sombra de casi cualquier sociedad.
Cristianismo y cristiandad conviven en el mundo católico y en el mundo protestante. El cristiano repudiará todo crimen por materia exclusiva de fe: sea llamada bruja o hereje. El cristiano no puede concebir más autoridad que la Dios y su palabra, no puede encajar en la estructura papista. No puede concebir una interpretación única e infalible en materia de Fe. No puede delegar su responsabilidad personal en Papa-Estado Vaticano.
Existió una estructura de represión en manos de la cristiandad, en connivencia con el poder civil: la Inquisición. Allí donde se quemaron brujas, las quemaba antes la Inquisición. La inquisición despareció al llegar el protestantismo, pero el poder civil siguió quemando brujas y para colmo, con el mismo manual inquisitorial (Malleus Maleficarum). Y lo hacía a nivel local, sin instrucciones desde ninguna Roma, lo que acota su responsabilidad a su jurisdicción, y aumenta aún más su culpabilidad.
Tardaría algo más en calar la verdadera moral espiritual protestante y con ella se redujeron hasta su extinción los casos penales contra brujas. Pasar de la superstición a Cristo a nivel de una sociedad entera lleva tiempo, todo el tiempo en el que Dios quiera desplazar la balanza cristianismo/cristiandad a uno u otro lado. Prueba de ellos es que aún a día de hoy vemos a gente con amuletos, cruzando los dedos o idolatrías paganas semejantes.
Los protestantes nunca justificaremos la quema de brujas por una sencilla razón: aquello no era protestantismo. Sin embargo, la Inquisición si era, es, y será Católica, Apostólica y Romana.
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