El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Su fascinación, sin embargo, por la persona de Jesús nos llena de esperanza. Kafka decía que Jesús es “un abismo de luz, que si no cierras los ojos, te puedes caer dentro”.
Al llegar al final de esta serie –la más larga que recuerdo haber hecho nunca–, me doy cuenta de que se ha vuelto algo tan personal, que Stott es parte de mi vida.
Al hablar con otras personas, Stott buscaba lo que les unía a ellas, pero también aclarar las diferencias.
Su nombre aparece siempre el primero en los listados de teólogos evangélicos que hubieran cuestionado la doctrina tradicional del infierno. ¿Cómo es esto posible?
Hace ya cien años que nació el hijo del escritor A. A. Milne. Su emocionante historia nos habla de la inevitable distancia entre padres e hijos.
El hombre desesperado puede encontrar, frente a la muerte, la vida que está en Jesucristo. Esa fue la propia experiencia del escritor ruso, cuando estaba condenado a muerte junto a otros compañeros revolucionarios.
Como dice Samuel Escobar, Stott nos ha dejado el ejemplo de su vida, pero también el legado de una teología “evangélica”.
Para Stott, “no hay explicaciones alternativas a la Cruz, como si tuviéramos una amplia gama en la que elegir, sino imágenes complementarias, una de la otra”.
Los rasgos principales de la predicación de Stott, decían, son: su base bíblica, el equilibrio con el que trata los temas, la forma intelectual en que lo hace y la manera cómo evita toda teatralidad.
Cuando pensamos en el silencio de hombres como Stott o Lloyd-Jones cuando se legalizó el aborto en Gran Bretaña en 1967, al considerarlo un “mal menor”, nos damos cuenta de cómo ha cambiado el movimiento evangélico desde los años 80.
El mundo evangélico sería otro si tuviéramos la misma generosidad con aquellos con los que diferimos doctrinalmente.
Schaeffer hablaba de la necesidad espiritual que mostraba la canción por la que los Stones confesaban que “no podían conseguir satisfacción”.
El pastor Gibson confesó al morir en la primavera de 1912 que fue él quien mató a dos de las chicas.
No parece que los cristianos se tengan que esforzar en creer lo imposible. ¿Son más ingenuos que otros? No hay duda que algunos lo son, pero la credulidad no es lo mismo que la fe.
Si se suele fechar el nacimiento del pentecostalismo histórico en la calle Azusa de Los Ángeles en 1906, el movimiento carismático se dice que nace en 1960 en la Iglesia Episcopal de Van Nuys, en California, o sea una congregación de la Comunión Anglicana.
Para Stott la respuesta evangélica no es la indiferencia ni la imposición, sino “la tercera vía”, que confía en el poder de la Palabra para la transformación del mundo.
Aunque todos tienen su libro favorito, no hay duda de que el más apreciado de Stott, por llegar a ser instrumental para la conversión de muchas personas, fue “Cristianismo básico” (1958).
Stott encontró un lugar en los años 50 donde retirarse a leer, meditar y escribir, o simplemente mirar los pájaros, en la costa noroeste de Gales.
El apreciado maestro y autor de tantos libros se hizo conocido en los años 50 por sus campañas evangelísticas.
Sereny quiere entender el origen del mal. Acepta su realidad, cosa que otros muchos niegan, pero no comprende su universalidad.
Su obra gira siempre en torno a la culpa, pero más concretamente a la ausencia de conciencia de ella. Después de leer la Biblia durante toda su vida, decidió hacer una novela al final sobre el resurgir del cristianismo evangélico en los Estados Unidos.
La fe era para ella un deseo de escapar de sí misma. ¿Quién no ha querido escapar de sí mismo?
Todos tenemos secretos y tememos el día en que nuestra vida sea destrozada por ellos, ya que en cualquier momento se pueden convertir en seísmos devastadores. Pero hay Alguien que sabe lo que está en nuestro corazón.
Como Dostoyevski, la autora estaba muy preocupada por la culpa y Dios. Su biógrafa dice que leía diariamente la Biblia.
Ningún suceso puede ser trágico en última instancia, porque gracias a la bondad inmerecida de Dios cada experiencia de la vida ayuda para su bien final.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.