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Derechos Humanos, los cristianos y los pobres (61)
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Justicia, justicia, justicia

Hay Derechos Humanos escritos, pero también están los fallos humanos, las insolidaridades, las injusticias cometidas contra el hombre.
DE PAR EN PAR AUTOR Juan Simarro Fernández 27 DE AGOSTO DE 2013 22:00 h

El mundo clama por justicia. No en vano podemos escribir por tres veces la palabra justicia en el título: Justicia, justicia, justicia. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 6 también clama por justiciacuando afirma que “Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica”. Para que las personas puedan reclamar justicia, pedir en justicia lo que les pertenece, hay que tener en cuenta este artículo de la Declaración de los Derechos Humanos y hacer que se arraigue en la realidad social.

Muchos tienen este derecho formalmente, teóricamente, o sea, se dice, se publica, se proclama, pero no se cumple. Mayorías presa de la injusticia. Así ocurre con muchos inmigrantes, con muchos de los pobres de la tierra. Son tratados injustamente, nadie les hace justicia, no se plantean si tienen o no personalidad jurídica, si se la reconocen o no, porque sólo les azota la injusticia. Son víctimas que arrastran su existencia, incluso, acosados por leyes injustas.

La Biblia dice, en el libro de Deuteronomio 1:16-17 apoyando este Derecho Humano: “Y entonces mandé a vuestros jueces diciendo: Oíd entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre el hombre y su hermano, y el extranjero. No hagáis distinción de personas en el juicio; así al pequeño como al grande oiréis; no tendréis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios”. También dice en Jeremías 22:3: “Así ha dicho Jehová: haced juicio y justicia, y librad al oprimido de la mano del opresor, y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar”. La Biblia se preocupa de que se practique la justicia con todo hombre y, especialmente, con los más pobres, inmigrantes, viudas, huérfanos… No sólo hacer con ellos un trabajo asistencial o caritativo, sino fundamentado en la justicia. ¡Haced justicia! Nos dice la Biblia en relación con los débiles del mundo. Son los colectivos bíblicos prototipos de los excluidos del sistema, de los injustamente despojados y abusados. Todo esto va en línea con el derecho que tiene todo ser humano “al reconocimiento de su personalidad jurídica”.

No dudamos de que en la historia, incluyendo nuestro momento histórico, muchas veces el hombre se ha esforzado en crear estructuras legales escritas para fomentar la justicia social y las normas que deben regir las relaciones humanas para que haya cordura, justicia y la mayor igualdad posible entre los hombres para que todos puedan tener una vida digna. Pero el hombre sigue fallando a pesar de los códigos legales. Habría que buscar un complemento a la legalidad para que esta funcionara de forma correcta y natural.

Hay Derechos Humanos escritos, pero también están los fallos humanos, las insolidaridades, las injusticias cometidas contra el hombre. Los fallos o delitos humanos con respecto a lo recogido en los códigos de derechos, como los Derechos Humanos en nuestros días que, teóricamente, son preciosos y de una valor incalculable, pero que en la práctica se conculcan diariamente, no son fallos típicos del momento actual.

Alguien tiene que velar por el cumplimiento de estos Derechos independientemente de lo escrito, de los jueces, de los políticos. Hay que velar desde la ética, desde la espiritualidad cristiana, desde el amor al prójimo, desde la devolución de la dignidad a los proscritos por el mundo, desde la responsabilidad cristiana ante la pobreza y la opresión, desde los valores del Reino, desde la denuncia: Justicia, justicia, justicia.

Incumplimientos desde que el hombre es hombre, incumplimientos desde la avaricia, el egoísmo, el pecado individual y estructural. Estos fallos y estas problemáticas de incumplimientos de lo escrito, ya se dan en el mundo bíblico. El Antiguo Testamento está lleno de códigos que regulaban el mundo en busca de la justicia. No eran ajenos aquellos tiempos a la injusticia, al hecho de que había muchos hombres a los que no se reconocían sus derechos, a los que dejaban en el desamparo jurídico.

El pueblo de Israel incumplió una y otra vez las normas escritas que mostraban grandes exigencias de justicia. Y esto es simplemente es porque a la estructuración de los códigos de leyes debe seguir algo importante: los cambios personales, la transformación personal, convertir el corazón de piedra en un corazón de carne.

¡Cuánto tenemos que hacer hoy los cristianos en pro de la justicia!... y a veces nos recluimos en nuestros templos dejando fuera al Dios de justicia de ellos. Tenemos los textos bíblicos que, a veces, los incumplimos mientras nos rodeamos de oraciones y de ritos, de alabanzas que no pasan de los techos de nuestros templos, no llegan al trono de Dios: “Haced justicia”, nos dice el Señor… “Venid luego”.

Debemos cambiar… los primeros, los cristianos. Asumir nuestras responsabilidades de cara al hombre, de cara a los Derechos Humanos, de cara a lo expresado por la Biblia. ¿Qué es ser cristiano? Seguro que no es seguir un set de rituales. Ser cristiano es asumir nuestro compromiso con Dios y con el hombre… cambiar, nacer de nuevo al compromiso que Dios demanda de sus hijos. Este compromiso clama continuamente por justicia. Nosotros podemos clamar “justicia, justicia, justicia”, pero se podría repetir hasta setenta veces siete, o sea, hasta el infinito.

Es por eso que el hombre, además de códigos escritos, necesita cambios interiores. De ahí la importancia del Evangelio que exige transformación de la vida hasta el punto de morir al hombre viejo, como diría el apóstol Pablo y nacer al hombre nuevo. Es el concepto de nuevo nacimiento del que habla Jesús. Pero hacer justicia y amar están en relación, deben estar, porque sin amor los cumplimientos no valen nada para Dios.

Necesitamos cristianos auténticos, dados y entregados al compromiso con el hombre que emana del compromiso con Dios, de ser los seguidores de Jesús. Si no trabajamos por la justicia, no habrá tampoco espiritualidad cristiana, será un juego religioso que nos entretiene, pero que nos separa de Dios… no habrá paz, ni siquiera en nuestros corazones… será la paz de los sepulcros, porque la auténtica paz, bíblicamente, está apoyada en la justicia, en le reconocimiento de que todo hombre tiene derecho tanto a su personalidad jurídica, como a que se le haga justicia de forma real y efectiva en su momento histórico.

Los cristianos deberían ser la base de apoyo de todo derecho humano, la voz que clamara por justicia, la voz que fuera una denuncia y protesta por la situación en que están tantos seres humanos ajenos al hecho de ser un portador de un derecho como es el de tener personalidad jurídica, porque la injusticia los está matando, anulando, reduciéndolos a la infravida, al mundo del “no ser” en el que son pasto de los injustos de la tierra… Los cristianos, si en realidad lo somos, no podemos mirar para otro lado, sino repetir: Justicia, justicia, justicia.
 

 


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COMENTARIOS

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Carlos Sánchez
02/09/2013
16:39 h
10
 
D. Joaquín, lo ha entendido a medias: un comunista no lo es porque pregunta por qué un pobre no tiene comida, sino porque a esa pregunta responde equivocadamente; el rico le roba. Y porque propone despojar a los ricos e impedirles emprender. La Doctrina social del nacionalcatolicismo es digna de estudio, especialmente ahora, que las reformas de las leyes laborales han despojado a los trabajadores de derechos que provienen de aquella época. Y sí, practicar la caridad ayuda a 'ganarse' el cielo, pues como es bien sabido la fe sin obras es muerta. Paz y bien.
 
Respondiendo a Carlos Sánchez

Josete Lirios
02/09/2013
16:39 h
9
 
Luis Gómez: Mala cosa es que pongas los temas bíblicos por debajo de los jueces y políticos humanos a quienes tú no tienes capacidad para ver si son o no corruptos. En la política de partido y en la justicia impartida por humanos siempre hay corrupción... y más.
 
Respondiendo a Josete Lirios

quim
01/09/2013
19:15 h
8
 
Decía el católico Helder Cámera que si daba de comer a un pobre le llamaban santo pero si que preguntaba porque ese pobre no tenía comida le llamaban comunista. Algunos planteamientos se parecen a la doctrina social del nacionalcatolicismo de la España Franquista...CARIDAD ARRIBA Y RESIGNACIÓN ABAJO,!!! a fin de cuentas para 'algunos' practicar la caridad ayuda a ganarse el cielo...
 
Respondiendo a quim

luis gomez
01/09/2013
19:15 h
7
 
Willy De todas formas ,ni tu ni yo somos nadie para decidir que un juez es injusto o un político es corrupto.Me recuerda esa excusa ante la policía'.Me salte el stop,pues esta mal colocado'.Y lo mismo es verdad y esta mal colocado,pero eso no exime para que nos paremos.CANSANCIO
 
Respondiendo a luis gomez

luis gomez
01/09/2013
19:15 h
6
 
WILLY:Desde luego que los temas bíblicos están por debajo de jueces y políticos.Otra cosa es que yo no obedezca sus normas,pues chocan frontalmente con la Palabra de Dios.Hay paises donde la Sharia esta por encima de ¡ueces y políticos.¿Por que los cristianos nos tenemos que someter a la Sharia?
 
Respondiendo a luis gomez

Willy Lobo
30/08/2013
22:25 h
5
 
Luis Gómez: ¿Te refieres a los jueces y políticos injustos y corruptos? Crees que lso temas bíblicos deben estar por debajo de esos jueces?
 
Respondiendo a Willy Lobo

Carlos Sánchez
30/08/2013
22:25 h
4
 
Doña Febe, lo que la justicia no resuelve, lo resuelve la caridad cristiana. Paz y bien.
 
Respondiendo a Carlos Sánchez

Febe Altar
28/08/2013
14:59 h
3
 
Carlos Sánchez: Si damos a cada uno lo suyo, ¿qué hacemos con esa ingente cantidad de personas que hay en el mundo que no tienen nada? ¿Los dejamos en la nada de la justicia que tú propones? Ese concepto de dar a cada uno lo suyo está más que superado por la Biblia. Léela y lo verás. Intenta ser una persona mínimamente ilustrada en cuanto a los temas bíblicos. Por otra parte, ¿Cuántas personas hay en el mundo que les gustaría tener un trabajo digno y no lo tienen? Hasta el punto que se dejan explotar para poder dar de comer a sus hijos. Cambia el chip y hazte un hombre solidario. Serás más feliz y alcanzarás otro tipo de paz y de bien.
 
Respondiendo a Febe Altar

luis gomez
28/08/2013
14:59 h
2
 
Algo que esta por encima de jueces y politicos:En castellano se dice dictador
 
Respondiendo a luis gomez

Carlos Sánchez
28/08/2013
10:52 h
1
 
Dos observaciones: justicia no es dar a todos igual, sino a cada cual lo que se merece, lo suyo, lo que le corresponde por mérito, trabajo, esfuerzo o talento. Por tanto, la sociedad justa es unan sociedad meritocrática y es una sociedad libre, es decir, donde hay libertad para progresar individual y colectivamente. La segunda observación es que los derechos son inseparables de los deberes, el primero de los cuales es el de trabajar y el de emprender; y el segundo es el de cumplir las leyes (que están puestas no por el hombre para perpetuar las injusticias, sino por Dios a fin de mantener el buen orden de la sociedad en aras al bien común). Paz y bien.
 



 
 
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