Y no leí la letra pequeña

"Lástima que la prisa nunca sea elegante." José Ángel Buesa

“La rapidez que es una virtud, engendra un vicio, que es la prisa”. Gregorio Marañón”

“Lo que se hace con precipitación nunca se hace bien; obrar siempre con tranquilidad y calma”. Francisco de Sales

“La rapidez que es una virtud, engendra un vicio, que es la prisa”. Gregorio Marañón”

“No puede haber orden cuando hay mucha prisa”. Séneca

“Una de las grandes desventajas de la prisa es que lleva demasiado tiempo.” Gilbert Keith Chesterton

En las últimas semanas, me vi envuelta en una especie de remolino…. están haciendo obras en todo el edificio en el que vivimos, en nuestra casa tuvimos que hacer unos cuantos cambios de habitación con todo lo que supone… cambiar muebles y todo lo cambiable, de modo especial bibliotecas, libros y más libros….

 Sabéis bien como va todo eso. El más pequeño de la casa tuvo que estar con nosotros bastantes días seguidos por otro motivo, y parecía que cuanto mas desorden había y más de todo, más disfrutaba. Lo primero que hacía al llegar era quitarse los zapatos, y aquellos piececitos que terminaban negros, y aquellas manitas que se negaban a lavarse bien a gusto a la hora de ir a comer, me ponían un tanto histérica; pero aunque él disfrutaba de lo lindo en medio de todo ese “caos” lo peor llegó cuando en una mañana de lunes, se rompió una tubería principal en nuestra calle, y comenzó a faltar el agua en la mañana. Alcancé a darme una ducha y una lavada de cabello por los pelos…. ¡Nunca mejor dicho! Y poco a poco el caudal del agua de todos los grifos se iba secando y poniéndose de color marrón.

Lo cierto es que al principio, pensé que el problema se debía a las obras del edificio y que estaría resuelto en poco tiempo, pero no fue así, y en la noche nos vimos corriendo al supermercado a comprar garrafas de agua.

Cuando miraba la ropa sucia amontonada en el cesto, los cacharros de la cocina sin poder lavar….. mis nervios se iban poniendo rojillos por dentro y subiendo de tono entre todo lo que estaba viviendo; aun así, había cosas que no podía dejar de hacer, de modo que decidí tranquilizarme y realizar mi trabajo de a poquitos y con la mayor tranquilidad que podía.

Uno de nuestros hijos que no vive aquí, llevaba como un mes en casa,  y eso siempre es especial para mi, por mucho trabajo extra que haya… procuro que se sienta a gusto, me salto la dieta a lo grande… y aquella noche sin agua y rodeada de mil historias, teníamos una cenita especial en familia ¡no podía ni quería darme el lujo de llegar tarde a la mesa! Y mi trabajo, que iba como podía, tenía que terminar. Pero quería dejar una canción especial y mi prisa aumentaba por momentos, cuando de repente…  ¡Fantástico! Me encontré con un precioso vídeo... estupenda puesta en escena, muy buenas voces y lo más precioso para mi, se trataba de uno de esos himnos clásicos e inmortales que me retrotrajo a no sé cuando; a medida que iba escuchando, y aunque estaba en otro idioma, las palabras en mi propia lengua resonaban una a una, iban saliendo sin ninguna equivocación desde lo más profundo de mi ser una detrás de otra. Vi y escuché el vídeo completo sin poder de dejar de emocionarme por tratarse de aquel viejo y precioso himno, no tenía tiempo a traducir; pero pensé que era lo suficientemente conocido y lo puse en varios lugares que deseaba con un comentario que pudiera bendecir o llevar a alguien a los pies de Cristo, y me fui a disfrutar con los míos.

En lo más tarde de mi noche, cuando iba a limpiar mi móvil, lo quise escuchar antes de retirarme, y en el silencio y en la calma de la noche, ya sin prisa, fue cuando leí “la letra pequeña”… me quedé paralizada sin saber que hacer y decidí acostarme en quietud; pero mi conciencia no me permitía dejar aquello en los lugares en donde lo dejé, y en mitad de la noche, me levanté sigilosamente para no despertar a nadie, y simplemente lo eliminé.

No todo el mundo con quien lo hablé privadamente comprendió, entendió o aceptó de buen grado mi decisión; tomé la decisión que tomé después de horas, calmadamente, y no me arrepiento de ello. Yo había cometido un error por mis prisas, asumí mi error, lo subsané del mejor modo que pude y en el más absoluto silencio, además de aprender una gran lección para mi vida. Es en ese sentido que me parece preciosa la primera frase que os dejé:

"Lástima que la prisa nunca sea elegante." José Ángel Buesa.

Y me encanta el texto bíblico: “No es bueno actuar sin pensar; la prisa es madre del error”. Proverbios 19:2

Es cierto que en muchas ocasiones tenemos que actuar con celeridad, pero lo que es yo, ya aprendí que las prisas no son buenas, y que siempre hay que leer… “LA LETRA PEQUEÑA”.