El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La vida es demasiado corta, hay que disfrutar de cada escena. Dios nos regala la oportunidad de hacerlo sin prisas.
Quisiera que tuviéramos prisa para ser generosos, ser desprendidos, dadivosos. Prisa para extender las manos, para sostener.
Las prisas no son buenas.
Cuando fue preguntado, Jesús definió el amor como la mayor prioridad en el Reino de Dios, y el amor es una cualidad de las relaciones: por consiguiente las relaciones deberían estar en el centro de cómo entendemos la vida pública.
Esa es la clave de la modernidad, satisfacer nuestra ambición de tenerlo todo, o al menos tener más que los que nos rodean.
Cuando vivimos con demasiada prisa, no pasamos el tiempo necesario a los pies del Maestro, simplemente vivimos de mensajes y sermones enlatados
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