El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los oyentes resistían a Jesús con argumentos que tenían por ortodoxos; pero sin darse cuenta de sus propias falacias.
Sin convicción de pecado, no hay un verdadero arrepentimiento y sin un genuino arrepentimiento, no hay conversión posible.
¿Qué historias se escribirían si menos cristianos murmuraran de otros? ¿Qué mensaje llegaría al mundo si fuésemos modelos de unidad y fraternidad? ¿Qué pasaría si viviéramos conforme a las Escrituras?
Nos hemos olvidado de que ser “sal” y “luz” implica andar en aquellas “buenas obras” para las cuales hemos sido “creados en Cristo Jesús”.
Mientras millones de jóvenes, sobre todo en Estados Unidos, están renunciando a sus empleos para cambiar su estilo de vida, cristianos dedicados al discipulado laboral recuerdan que “el trabajo hecho para Dios puede convertirse en adoración”.
Lo que ha marcado la diferencia en mi actitud ante la vida es mi descubrimiento personal de Dios.
Sólo se le menciona un par de veces en el Antiguo Testamento (Lv. 11:17 y Dt. 14:17), en las listas de los animales impuros que se dedican a pescar peces.
No deja de ser sorprendente la innumerable cantidad de ‘imitaciones’ con las que se vive esta vida, con las que se pretende olvidar ese concepto bíblico tan relevante como es el de “vivir”.
No nos cabe duda de que al pensar en los pobres, Jesús pensaba en aquellos que lo eran debido a causas injustas. Sin embargo, hay que tomar en cuenta otras causas de la pobreza.
El único lugar en el que es imprescindible que esté escrito nuestro nombre es en el libro de la vida. El verdadero éxito es vivir en el corazón de Dios.
Nuestra visión de la realidad tiene que ver con una actitud de fe que marca la diferencia ante los muchos desafíos y situaciones que nos depara la vida.
Tras varios mensajes críticos por su oposición al aborto en diversas votaciones, la maltesa aclaró que defenderá siempre “la posición del Parlamento Europeo que ahora represento”.
Podemos recordar aquellos primeros días de nuestra vida en el Señor, pero no olvidamos tampoco que lo que hemos vivido hasta aquí, ha estado lleno de todo tipo de experiencias.
Ese maravilloso Dios que cada día de mi vida empaca mi paracaídas, no me fallará jamás.
Hay un nuevo mundo que descubrir tras las primeras luces del alba, que espera paciente a ser conquistado.
Dios tiene reservada para nosotros una hermosa Canaán celestial, pero también tiene previstas unas metas que alcanzar en nuestro peregrinaje terrenal.
Muchos seguimos creyendo, como él, que “toda vida y realidad está relacionada con Dios, así que todo pensamiento, obra, acción y sentimiento es en un sentido religión”.
Hay algo sospechoso en la conciencia del ser humano que permite pensar en que se trata de “alguna cosa más que física y química del cerebro”.
Siempre recuerdo los buenos momentos de mi andadura personal y los momentos felices que me impulsaron hacia adelante, y ahí descubro la nostalgia de las buenas experiencias.
La Palabra ha quedado desplazada del centro del culto de muchas iglesias, en favor de otros elementos que produzcan una “experiencia sensorial” de la presencia de Dios.
Las Escrituras nos muestran que los magos buscaban un Rey que había nacido, y le encontraron, un niño.
Llenemos estas fechas de significado, de valor, de sabor, porque la Navidad puede ser tan dulce como tú quieras.
Hay casos en los que hombres y mujeres fueron influenciados por personas mayores en edades muy tempranas interfiriendo en su desarrollo e identidad sexual. Y siempre me he preguntado ¿Por qué? ¿Con qué derecho?
Esperábamos por fin que alguien objetivo y externo nos narrase el sentido de nuestra existencia.
La luz de Dios que quiere iluminarnos es un mensaje de posibilidades de cambios, de nuevas iluminaciones, de nuevos valores, de diferentes etilos de vida.
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