El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Tenemos que hablar de las dos dimensiones que debe tener la espiritualidad cristiana: la vertical y la horizontal.
La fe cristiana nos compromete con el mundo y con el prójimo apaleado y tirado al lado del camino.
Creer, siempre implica el compromiso de amor y de acción, el compromiso de trabajar por la justicia en el mundo.
La espiritualidad cristiana se podría definir así: estar aferrados a Dios, al Padre con una de nuestras manos, con nuestro corazón y también estar aferrados en compromiso con el prójimo.
No puede haber auténtica evangelización de espaldas al dolor del prójimo y sin mancharnos las manos en acciones concretas.
Ya sea a través del amigo, que conscientemente nos aguza, o sea a través del prójimo, que inconscientemente lo hace, necesitamos dar con la horma de nuestro zapato.
Me refiero a aquellos que han sido victimizados, excluidos, pasados a una especie de reino del no ser y allí han quedado mudos, aunque quizás están transmitiendo toda una teología que yo la llamo muda.
— ¿Cuáles son los tres amores, mamá?
¿Qué ha ocurrido con todos aquellos compromisos tan fuertes en torno a la projimidad, al amor al prójimo, que se sitúa en el centro del Evangelio de la gracia y de la misericordia de Dios?
— Con el tiempo sabréis que los tres amores, si son verdaderos, no se excluyen mutuamente, sino que se manifiestan a un tiempo.
El auténtico culto es aquel al que nos presentamos reconciliados con el prójimo por haber practicado la búsqueda de justicia y haber practicado la misericordia.
“Y para todo esto ¿quién es suficiente?”, se dijo a sí mismo.
La libertad, fuera de una verdad que es Jesús, que nos compromete en el seguimiento al Maestro, es una libertad sosa, sin luz, egoísta y vana.
Deberíamos amar absolutamente a nuestro prójimo, pero es importante pensar en lo que realmente significa eso.
¿Es posible que el prójimo se nos haya vuelto desangelado, etéreo, frío?
El fotógrafo René Robert muere congelado en una céntrica calle de París tras caerse y permanecer nueve horas en la acera sin que nadie le ayudase.
El fuerte y egoísta individualismo que vivimos en la sociedad, nos lleva también a vivir la espiritualidad cristiana solamente entre un Dios bueno y nosotros.
Es Señor justo, por eso las ofrendas de los poderosos no tienen valor, como tampoco la tienen la de los pobres. Para el Señor somos todos iguales.
Porque el Señor no desprecia un corazón hecho pedazos, nosotros tampoco.
La empatía con el dolor del mundo nos debe llevar a ser manos cuidadosas, al compartir, al trabajo, el amor y la solidaridad humana.
Mujeres evangélicas de Lugo tejen materiales de protección que ya se han entregado en once centros de salud y residencias de Galicia.
¿Quién quiere que otros pasen por lo que hemos pasado o estamos pasando?
Los religiosos de la época no fueron intocables para Jesús. Usó la crítica y la denuncia a los dirigentes religiosos a favor del hombre.
Los valores cristianos, los valores del Reino, pueden redimir la vida política.
Es fácil reducir a los demás a una ideología o afiliación política, llamarlos “fanáticos de derechas” o “izquierdosos”. La gente, no obstante, es mucho más que sus caricaturas.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.