El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Si los legados personales se construyen “pieza a pieza”, como escribe David Lowery en su película más fantasmagórica, entonces somos los seres “más desdichados”, como decía Pablo.
La representación del amor en su película es sensible y realista en una parte de su experiencia, pero tiene un énfasis fatalista y su conclusión es desgarradora: es el desamor del amor.
No hay nada tan difícil y maravilloso a la vez como el perdón. Comprenderlo, causa asombro. Experimentarlo, libera.
La problemática con lo abusivo no es algo generado únicamente por unas condiciones laborales, económicas, sociales y relacionales determinadas. Todo ello es un reflejo de lo que es nuestra realidad interior.
Tan contradictorios como es el hecho de vivir odiando y reconocer una parte fundamental de nuestro consuelo en la presencia de los otros.
Ningún suceso puede ser trágico en última instancia, porque gracias a la bondad inmerecida de Dios cada experiencia de la vida ayuda para su bien final.
Ha comenzado el rodaje de la historia del padre Stuart, un boxeador convertido en sacerdote católico. Wahlberg ha estado trabajando en el proyecto durante seis años.
La crisis climática es una proyección a escala más grande de la crisis del corazón humano. Y esta última no es natural, sino de carácter moral, que no es lo mismo que moralista.
La película destaca el hecho en sí de vivir y la forma en la que las personas nos aferramos a ese vivir. Esto es algo grande.
La historia se basa en los recuerdos de infancia del director con su familia cristiana coreano-estadounidense en Arkansas, durante la década de 1980. “Espero que ofrezca algún tipo de esperanza después de todo lo que ha sucedido este año”, dice Lee Isaac Chung.
Muchas veces, la soledad viene marcada por el dilema de qué hacer cuando se sabe que en nuestro contexto se está haciendo mal y somos conscientes de ello.
Todo aquello que pensábamos que daría sentido a nuestra existencia puede, de la noche a la mañana, dejar de hacerlo.
Nuestras experiencias más dolorosas, nuestros orígenes, todo ello son factores que nos influyen. Pero no tienen el lugar que se les ha dado en nuestra sociedad global materialista.
En 1654 Pascal anuncia en la Academia de París su Geometría del azar en que “apuesta” por la fe. Se trata de un catolicismo peculiar, por lo tanto, el mismo de Rohmer.
Ese Cristo minúsculo, reducido a las voluntades individuales y del que muchos se apartan cuando ya no cumple con sus deseos, es tan cierto en muchas vidas como distante de aquel que se ha encarnado.
Lo que la gente llama muchas buenas obras, no son más actos para nuestra propia gloria que a Dios no le impresionan.
La lectura no sólo es compañía para al solitario. Es un placer.
El protagonista de Soldado Azul, John Chivington, encarna las contradicciones de ese cristianismo que nunca reconoce ser racista.
Hitchcock evita todo reduccionismo al enfrentarse al misterio del mal. No hay duda de que, para él, “todos los hombres son potencialmente homicidas”.
Todo comenzó en 1962, cuando fue invitado a unos debates. En la habitación donde se alojaba había un ejemplar del Evangelio de Mateo, cuya relectura le impresionó. En su arrebato, decidió hacer una película.
Como cristiano, Mr. Rogers nos presenta un ejemplo de fe en alguien que no sólo ora por las personas y lee la Biblia de rodillas, sino que cree en un Dios encarnado, que ha tomado nuestro lugar.
Méliès, que proyectaba material evangelístico una vez al mes, no ha resistido el impacto económico del confinamiento.
Cuenta la historia de Abby Johnson, ex directiva de Planned Parenthood que se convirtió en activista por la vida del no nacido en Estados Unidos.
El DocsBarcelona emite Carta desde Masanjia, una historia sobre uno de los llamados campos de reeducación.
Las películas del evangelista se habían concentrado hasta ahora en personajes adultos de clase media. La idea de Ross era tener el mayor impacto posible con temas sociales.
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